Entrando al ecosistema de Apple, la importancia de lo intangible

Tengo 30 años y desde los 19 que he utilizado teléfonos con Android y, desde hace mucho antes, computadores con Windows. Avancé en esa inercia durante muchos años, probando –gracias a Pisapapeles– muchos dispositivos en todos los formatos y colores. ¿Mi elección final? Los Pixel de Google y XPS de Dell.

Hace poquito más de un año, después de varios desencuentros con las decisiones que tomaba Google, decidí pasarme definitivamente al iPhone. Digo definitivamente porque tiempo antes había hecho la prueba de pasar un mes con uno, y pese a haber tenido ciertos desencuentros, sirvió como base para tomar esta decisión.

Pese a ya estar usando el iPhone, tenía una idea extraña sobre utilizar un Macbook, hasta que, bueno, pasó. Ya llevo varias semanas utilizando, por primera vez, el ecosistema de Apple. Ustedes saben, me gusta escribir, así que les voy a contar mi experiencia. Ojo, este no será un review ni del Macbook Pro de 16″ ni del iPhone 11 Pro Max, pero pueden revisar los que hicieron Eduardo y Jonathan, respectivamente.

Desde afuera siempre pensé: ¿y por qué pagar tanto por los productos de Apple? Mi teléfono puede hacer lo mismo que eso, mi computador también. Y claro que pueden, el tema es cómo lo hacen. Estas breves líneas de texto son la historia de cómo aprendí a valorar de mejor manera lo intangible.

Primer día utilizando ambos dispositivos y me cuesta acostumbrarme, incluso hay algunas cosas que de frentón no se hacer y tengo que recurrir a mi computador con Windows. Vaya, no era tan intuitivo como pensaba. Quizás eso es una de las cosas que más me ha llamado la atención en esta experiencia, y es que macOS podrá ser un sistema operativo tremendamente maduro, pero no es –ni de cerca– tan intuitivo como iOS.

Ya, a esta altura deben estar pensando: “pero entonces todo mal, poh”. La verdad es que todo lo contrario, de acá en adelante todo fue a mejor, me empecé a familiarizar con los gestos, comandos y novedades (para mí) que ofrece el Macbook. Y además, empecé a darme cuenta de la mayor de sus virtudes: la sincronización con el iPhone.

Vaya que cómodo es poder recibir una llamada directamente desde el computador, incluso sin saber donde dejaste tu teléfono. Esta ha sido una de las características que más me ha gustado. Es algo tan simple, pero que nadie –y recalco, nadie– ha sabido implementar así de bien. Y es que esto es lo que Apple ha sabido hacer muy bien: hacer que todo parezca obvio, que todo parezca simple.

Luego empecé a descubrir más cosas, como poder copiar texto en el teléfono y pegarlo en el computador, o viceversa. Abrir un archivo Excel en el computador y luego seguir rellenándolo en el teléfono. Tener mis archivos disponibles en todo momento ha sido una herramienta inmensamente valiosa, de esas que no sabes lo importantes que son hasta que dejas de tenerlas disponibles.

No tengo ni AirPods ni un Apple Watch, pero mi señora sí los tiene, teniendo el ecosistema completo. Es maravilloso ver cómo Big Sur y iOS 14 le permiten estar usando los AirPods en un dispositivo y que automáticamente se cambie a otro cuando sea necesario. Es un proceso tremendamente complejo, pero para el usuario final no es necesario hacer absolutamente nada. Solo funciona.

A estas alturas ya se me empezó a prender la ampolleta: el mejor activo de Apple no lo puedes tocar ni lo puedes ver, y quizás por eso es tan difícil de explicar. Ojo, con esto no quiero decir que sea perfecto ni mucho menos, e incluso le encontraría razón a todas aquellas personas que no estén dispuestas a pagar lo que cuestan los productos de Apple.

Este es un concepto que suena tan atractivo que todas las marcas han intentado hacer algo similar, pero hay un gran “pero”: para lograr esto es necesario tener control sobre el hardware y el software, cosa que ninguno de los competidores directos de Apple puede decir. Ninguno excepto uno: Google.

Ya sabemos que la línea de hardware de Google no ha sido un éxito, pero la clave podría estar en lanzar su propio ecosistema. Pixel, Pixelbook, Pixel Buds. Esto va tomando forma, mientras siguen apareciendo rumores de una integración total entre dispositivos. Esta es una oportunidad de oro para poder ser el único competidor de verdad. No la desaproveches, Google.

En fin, luego de ocupar todos estos productos en conjunto, puedo decir sin ninguna duda que este es el ecosistema mejor formado entre todos los fabricantes de tecnología. ¿Es carísimo? Sí. ¿Es necesario? No, pero si tienes la oportunidad de acceder a él (y salir un poco de la costumbre que ofrece Windows), yo te recomiendo hacerlo.