Un mes usando un iPhone X, por un usuario de Android

Quizás algunos de ustedes me conozcan y sepan que, desde que tuve la posibilidad, he sido usuario de Android. Me gustó tanto la experiencia, que, casi por inercia, llegué a la línea Nexus, la cual seguí absolutamente complacido, hasta llegar al Pixel 2 XL que usaba como mi daily driver hasta hace un mes atrás.

Y entonces ¿qué pasó?, se preguntarán ustedes. Mi experiencia con el actual gama alta de Google ha sido muy buena, de eso no hay duda, pero en los últimos meses me había encontrado con muchas decisiones de la marca que encontraba bastante poco consecuentes, además de acciones que me hacían preguntarme si estaba en la vereda correcta.

Esa semana decidí hacer una prueba radical: iba a utilizar un iPhone X como mi teléfono principal, dejando el Pixel en el cajón de mi velador. Pues bien, está casi por completarse el mes y me pareció interesante compartirles mi experiencia. Para aclarar, esto tendrá algo de análisis, de comparaciones y, por supuesto, de conclusiones propias.

Una grata primera impresión

Debo reconocer que los primeros dos días me sentía como si nunca hubiese utilizado un teléfono antes. Me costaba muchísimo acostumbrarme al sistema de gestos y, sobretodo, de la lógica de movimientos y transiciones del iPhone. Lo interesante es que al tercer día ya sentía que lo hubiese utilizado toda mi vida y, fue exactamente aquí, cuando me di cuenta cual es la principal fortaleza de iOS: es intuitivo a más no poder.

A partir de allí la experiencia fue gratamente sorprendente. Me encontré con un sistema que funcionaba perfectamente, todo en orden, todo fluido, y con mucho ojo hasta en el más mínimo detalle. Y, sí, creo que ahí está otra de las claves de lo genial que es el iPhone para mucha gente: los detalles.

¿A qué me refiero? Soy un obsesivo con el diseño de las cosas, por lo que en Android siempre fui crítico en las animaciones que no concordaban con el gesto que las invoca, con la falta de animaciones cuando sí eran necesarias y, sobretodo, con la inconsistencia en el diseño de aplicaciones de terceros.

Creo que el ejemplo perfecto es el teclado de iOS. Hay una animación acorde cuando lo invocas (se levanta la pantalla y le da entrada) y también cuando lo escondes, cambia de color dependiendo de si la aplicación es clara o oscura y además la animación al momento de escribir es tan perfecta que pasa desapercibida. Por su parte Google hace todo lo contrario, y eso es realmente decepcionante.

Pero no todo fue color de rosa

A los pocos días comencé a encontrarme con limitaciones que parecían algo ridículas, como por ejemplo la cantidad de pasos que toma compartir contenido, el sistema de notificaciones o la falta de funciones más inteligentes que se hicieron casi necesarias al estar acostumbrado a utilizar Android.

Sí, se que quizás están pensando: “en iOS 12 mejoran las notificaciones”, y es verdad. Ahora se pueden agrupar las notificaciones de una misma aplicación, pero todo el sistema aún se siente a años luz de las versiones más nuevas de su competencia.

Es aquí cuando se me viene a la mente un concepto clave: machine learning. Para muchos puede ser otro concepto más de marketing de Google, pero verlo aplicado de buena forma en un teléfono marca realmente una diferencia gigante entre su sistema operativo y lo que propone Apple.

Quizás es aquí cuando me di cuenta de lo bien que lo está haciendo la gran G en este aspecto, principalmente porque sus avances en este apartado están tan bien pensados que rara vez el usuario nota que los necesita, pero en efecto así es.

¿Lo más interesante? Es que Google está solo comenzando a aplicar su concepto de inteligencia artificial en sus respectivos servicios, por lo que de acá en adelante solo puede ponerse mejor. Uno de los puntos más importantes donde lo vemos es en la cámara. Ah, y bueno, hablemos de la cámara.

La diferencia en la cámara es radical

Si me preguntan que fue lo que más eché de menos del Pixel, la respuesta es innegable: la cámara. Primero, un poco de contexto. La cámara del iPhone X es realmente buena, entregando fotos muy buenas en casi todas las condiciones, un obturador muy rápido y una cámara frontal más que aceptable.

¿Entonces? La verdad es que aquí me di cuenta realmente lo buena que es la cámara del Pixel 2. Repaso las fotos que tomó uno y otro, las analizo y realmente no hay punto de comparación: Google dio un salto tan grande en este apartado que al resto de los fabricantes se les está haciendo imposible alcanzarlo.

Como dice el dicho, una imagen dice más que mil palabras, así que vean por ustedes mismos lo que se puede lograr con una cámara y con la otra. Estoy cien por ciento seguro que pensarán igual que yo.

El valor añadido

Está claro que cada una de las opciones tienen sus ventajas exclusivas. Creo –y quizás estén de acuerdo– que el mayor valor agregado de Apple es su ecosistema. En esta prueba no probé ni un Apple Watch, ni un Macbook, ni otros productos de la marca, aunque conozco de cerca todo el ecosistema (mi novia tiene los productos antes mencionados) y se que es una simbiosis perfecta.

Google no tiene nada parecido, pese a que el funcionamiento con el Pixelbook y algún reloj con Wear OS es grato, no tiene punto de comparación. Donde sí se puede hacer una comparación es en el apartado de sistema operativo para automóviles, y aquí sigue la misma tónica: Apple CarPlay es estable, pero aburrido, mientras que Android Auto es mucho menos estable, pero tiene un montón de funciones más atractivas.

A mi parecer Google es muchísimo más abierto al desarrollar su productos o servicios, y el ejemplo perfecto es el Chromecast. Este lo puedes utilizar desde un iPhone o desde un teléfono con Android, mientras que un Apple TV te obliga a tener un teléfono de la marca para hacer uso de él.

Maduros, inmaduros

A la hora de empezar a concluir la experiencia me encuentro con un mar de ideas, pero creo haber encontrado la forma correcta de ordenarlas.

Sin duda que Apple tiene muy bien pensado todo lo que hace, principalmente porque maneja la creación absoluta de sus productos (y del software que los acompaña) de principio a fin, lo que le permite ir plasmando exactamente lo que necesita sin mayores inconvenientes.

Eso me hace pensar que la mejor forma de definir a Apple es como una empresa madura que juega a la segura, mientras que Google es todo lo contrario: una empresa inmadura que busca hacer cosas espectaculares.

¿Por qué digo esto? Una de las conclusiones más claras fue que los de la manzana funcionan mejor y más bonito, no hay duda, pero los de Google se han encargado de innovar y dar más funcionalidad en los últimos años, donde la industria se había estancado.

La clave para lograr esto ha sido el desarrollo propio. Lo que otros fabricantes desean buscar con el hardware, a Google le sobra con el software, y eso se ha demostrado de sobremanera con el desarrollo de la cámara o de aplicaciones como Google Fotos o Mapas, entre otros.

Al fin y al cabo sigue siendo una cosa de gustos, pero en lo que respecta a mi, vuelvo a Android hasta nuevo aviso.