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Bienestar digital: qué es, en qué consiste y cómo nos afecta

Desde hace unos pocos años, el mercado móvil introdujo una función. Su nombre es Bienestar Digital y se aplica en Android desde su versión 10. Sobre ella te hablamos en un artículo dedicado. Apple utiliza su propia versión. Sin embargo, esa función deviene a su vez del concepto con el mismo nombre. Aquí te explicaremos qué es el Bienestar Digital en sí, en qué consiste y cómo nos afecta a los usuarios.

Qué es el Bienestar Digital

Definirlo «en dos líneas» es complicado. Es un concepto amplio y abarcativo. Toda interacción con un dispositivo electrónico genera nuestra «huella digital». Mientras más estamos con ellos, más «profunda» es nuestra identidad digital. No obstante, esa profundización se ejerce en detrimento de una dependencia… y quizás adicción.

Para evitar esas consecuencias, surgió el término Bienestar Digital. Busca lograr un equilibrio entre el tiempo dedicado a esos aparatos y el resto de actividades. Es distribuir los tiempos en nuestra «presencia digital» y la interacción física. El blog Sesame lo centra muy bien en cuatro puntos clave:

  • Administrar el tiempo dedicado a las apps.
  • Recordar tomar un descanso.
  • Evitar distracciones diarias y mirar menos nuestros dispositivos electrónicos.
  • Desconectarse con facilidad.

El usuario establece límites en lo digital para estar más saludable. El principal lugar donde debe ocurrir esto es en el hogar. Más en concreto en el núcleo familiar.

Uso y abuso

Tiempo atrás en Pisapapeles elaboramos un informe extenso titulado «¿Hasta qué grado afecta a la persona el uso (y abuso) del smartphone?». Tratamos la adicción al móvil en diferentes ámbitos de la salud. Sin darnos cuenta, nos vinculamos a lo referente a Bienestar Digital.

Los profesionales que más abarcaron ese concepto — de forma indirecta o sin mencionarlo explícito — fueron Osvaldo Rubiolo, médico psiquiatra, y María Soledad Gaitán, psicopedagoga.

Gaitán puso énfasis en el núcleo familiar. Explicó situaciones en las cuales los padres deben ser reguladores. Y también otros casos en donde a veces los padres predican mal con el ejemplo. Y ojo, el «errar» con el ejemplo dista de ser pecado si uno lo reconoce. Si es consciente y toma (auto)medidas al respecto, significa que hay un trabajo interior. Si uno trabajo para consigo mismo y seres cercanos, lo hace por su bienestar.

Primero es necesario una (auto)reflexión. Luego una aplicación. Y ello debe ir acompañado de una distribución temporal y de actividades «extras». El mejor ejemplo radica en hacer ejercicio físico para «despabilarse». Esto último lo avaló en cierta forma el Dr. Marcelo Musso en el informe citado. Claro que en este punto pueden considerarse otras cuestiones. Equilibrar la dependencia digital y laboral con el entorno hogareño es otra medida. Todo aquello que apunte a un bienestar integral del usuario se incluye.

¿Internet nos rompió?

El periodista argentino Axel Marazzi elaboró el artículo titulado Internet se rompió (2020) para Revista Anfibia. Marazzi desgranó la adicción a Internet desde diferentes ángulos. Uno fue el Bienestar Digital. También hubo otros puntos como la desinformación, deep fakes y discursos del odio.

Quizás quien mejor lo plasmó fue Mike Monteiro en Ruined by Design (2019). Inició con una declaración contundente: “Diseñamos redes sociales sin forma de lidiar con el abuso o el acoso. Diseñamos un sistema de incentivos financieros que llevó a Mark Zuckerberg a afirmar que lo que es bueno para el mundo no es necesariamente bueno para Facebook y llevó a Jack Dorsey [fundador y CEO de Twitter] a creer que el engagement era una métrica más importante que la seguridad de los usuarios. Por acción o inacción, por culpa o ignorancia, diseñamos un mundo para que se comportara exactamente como se está comportando”.

Una de las preguntas de Marazzi tocó directo lo referente a Bienestar Digital. Te la dejamos a continuación con la respuesta de Monteiro: 

–¿Nos ayudarán las características de bienestar digital que implementaron las redes sociales con la intención de alejarnos de nuestros dispositivos o ya estamos perdidos?

–No estamos perdidos. Perdidos implica que nosotros somos los culpables. Estamos usando los productos como fueron diseñados para que los usemos. Ellos los diseñaron para que nos volviéramos adictos y nosotros lo hicimos. No fue un accidente de la tecnología sino una decisión consciente. Es ridículo esperar que esos productos curen nuestra adicción porque fueron creados por las mismas personas que la generaron. Como dijo Audre Lorde: “Las herramientas creadas por el amo nunca desmantelarán su casa”.

Las palabras de Monteiro apuntan de lleno a los «grandes». Es decir, aquellos que crearon las plataformas sociales populares y de mayor interacción. Asimismo, Marazzi encaró en su artículo cómo ese modelo se ideó para ello.

En cierta forma, esto último se explaya con más profundidad en un documental. Netflix publicó «El dilema de las redes sociales» (2020). Dura 1 hora y 34 minutos. Diferentes personalidades vinculadas a esas aplicaciones denotan la connotación ideada en esos modelos. Dicha estrategia marcó las bases para producir una dependencia digital a sus herramientas. Y en el último tiempo ellos introdujeron opciones para llegar a un Bienestar Digital.

Marazzi evidenció el interés de las corporaciones por mantener «enchufados» a los usuarios. Curioso e irónico que ellas ahora se preocupen por nuestro bienestar. Pero más curioso es/será la (auto)conciencia de las personas hacia su Bienestar Digital.

Fuentes: Cibersalud.esRevista AnfibiaSesame

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