Seguimos con la temporada alta de reviews en Pisapapeles y nuestro protagonista de hoy día es un dispositivo que hace una semana hizo su arribo a Chile. Se trata del nuevo Motorola Razr 5G, la segunda generación del plegable fabricado por la empresa de propiedad de Lenovo, que al igual que ocurrió con el Galaxy Z Fold 2, viene a mejorar considerablemente a la primera versión.
Al igual que la versión anterior, el Motorola Razr 5G es un plegable del tipo clamshell, que presenta una pantalla principal plegable de 6,2 pulgadas y una cámara exterior de 2,7 pulgadas para uso rápido y que cuenta con un diseño basado en el Motorola Razr V3 que pudimos ver a inicios de siglo.
Si bien el diseño es bastante similar al primero, el nuevo Razr cuenta con algunos detalles que lo diferencian de su predecesor y también presenta una una actualización lógica de su hardware. El tema es que al ver que el precio se ha mantenido, inevitablemente hace que me haga la pregunta, ¿vale la pena este formato?
Diseño y hardware
El diseño del Motorola Razr es prácticamente el mismo que la versión anterior, la cual obviamente también estaba basado en los antiguos teléfonos tipo “almeja” que la empresa ofrecía en el año 2005 –y que llegaron a vender nada más y nada menos que un 130 millones de unidades–, pero esta versión cuenta con ligeras modificaciones.
Los botones han sido reorganizados y, ahora encontramos a la derecha los botones de volumen y en la izquierda el ultra diminuto y difícil de usar botón de encendido. El lector de huellas digitales ahora se encuentra en el logo posterior de Motorola –donde siempre tiene que estar–, aunque se ubica demasiado abajo y a veces es difícil llegar a él cuando el teléfono está abierto.
El Razr 5G también ha retocado levemente su diseño, el cual es un poco más curvo, es bastante delgado incluso estándo cerrado, y ahora está construido en aluminio y vidrio Gorilla Glass 5. Eso sí, el vidrio es un tremendo imán de huellas digitales, al igual que su pantalla principal.
En la parte inferior se encuentra el parlante MONO, el puerto USB-C y la ranura para la tarjeta nanoSIM, mientras que en el frontal se ubica su nueva cámara de 48MP junto a la pantalla externa.
Pero vamos a lo que más importa en el diseño de un plegable, su bisagra. La bisagra ocupa un mecanismo distinto a lo que he probado en Samsung, ya que el Razr no solo dobla su pantalla por la mitad, sino que esta se desliza levemente hacia la parte inferior (la parte gruesa del Razr) para lograr que no haya espacio al momento de estar cerrado, esto además logra que la grieta que se suele formar en este tipo de dispositivos sea menos notoria, aunque de igual forma se pueden sentir tres relieves en la pantalla. Eso sí, la bisagra no puede usarse en el ángulo que uno quiera, sino que está diseñada para detenerse solo en los 180°. Motorola promete que la bisagra puede ser usada unas 200 mil veces sin problemas, para que no te preocupes de ese tema.
Pero sin duda lo peor del diseño del Razr es que es imposible de abrir con una sola mano y para ser un plegable en formato Clamshell, se vuelve muy incómodo de utilizar.
Esto no es un problema en formatos más grandes de plegables (como el Galaxy Z Fold) porque su pantalla externa e interna son más grandes y si o si debemos utilizarlos con dos manos, pero en un dispositivo que desplegado es del tamaño de un teléfono común, lo vuelve tedioso de utilizar y un claro problema a nivel de diseño. Quizás podría implementarse un botón para desplegarlo, pero personalmente, a nivel de hardware no he tenido una buena experiencia de usuario utilizando el Razr.
Desde luego que plegado tiene sus beneficios, y algunas personas –sobretodo las personas que usan bolsillos pequeños– agradecerán que una pantalla de 6.2 pulgadas se puede doblar por la mitad para entrar en lugares que un teléfono normal no cabe, pero personalmente nunca he tenido problemas al utilizar los smartphones de hoy en día. Pero claro, el Razr es un dispositivo que apela completamente a la nostalgia y demás está decir que es un dispositivo muy bacán de usar.|
Eso sí, considero que hay un problema con su hardware, y es que estamos ante un teléfono que si no fuera por su formato plegable, debería costar máximo 500 dólares. Algunos teléfonos ya han demostrado que el Snapdragon 765G no se queda corto en ofrecer una buena experiencia de usuario, pero el Razr carece de hardware que a un usuario de gama alta le gusta tener, como la carga inalámbrica o una pantalla de tasa de refresco alta.
Pantallas
Motorola vuelve a implementar en la parte interior una pantalla de plástico P-OLED de 6.2 pulgadas, que cuenta con una resolución de 876 x 2142 píxeles y una tasa de refresco de 60Hz, la cual cumple para los estándares de la gama media, es decir, no alcanza grandes niveles de brillo y a plena luz del sol es súper difícil de visualizar. Samsung también lo ha hecho mucho mejor en este apartado, con pantallas de vidrio que se ven mejor a pesar del recubrimiento plástico y con pantallas que ofrecen altas tasas de refresco, lo que en un teléfono que cuesta lo que cuesta, debería ser una obligación.
La pantalla exterior cumple de mejor forma a la hora de verla a plena luz del sol y aunque técnicamente estamos ante una pantalla OLED de 2.7 pulgadas, la verdad es que me gusta, es bastante útil y se ve super bien. En esta pantalla podremos ver nuestras notificaciones y abrir las aplicaciones que queramos para un rápido uso, aunque claro está que debido a su tamaño, no es cómodo navegar a través de distintas aplicaciones. Eso sí, desde luego que lo que nos presenta Motorola es mejor que utilizar el diminuto visor frontal que tiene el Z Flip de Samsung.
Software
Motorola se ha caracterizado por ofrecer una experiencia limpia de Android 10, sin muchas modificaciones al sistema de Google y la mayoría de funciones añadidas se pueden encontrar bajo la Aplicación Moto y son las mismas que en cualquier otro teléfono de Motorola. Aunque al ser plegable, y tener otra pantalla de diferente tamaño, hay algunas nuevas funciones que destacar.
Pero comencemos con lo importante de lo que ya conocemos, Moto Display sigue presente como la opción para tener la pantalla siempre encendida y permitirnos desde esta pantalla acceder a una vista rápida de cada notificación entrante. También están presente los gestos de Motorola que debutaron en el Moto X y con los que podemos entrar a la cámara o linterna al hacer un movimiento con la muñeca o encender Moto Display con solo acercarnos al teléfono. A pesar de que estas funciones no han cambiado hace años, siguen siendo igual de interesantes y útiles que siempre, y también funcionan con el teléfono en cualquiera de sus dos formas.
La principal novedad es que el teléfono tiene dos interfaces de usuario distintas para cada una de sus pantallas, la pantalla principal no tiene novedades que saquen provecho del formato clamshell, pero Motorola ha adaptado bastante bien la interfaz de su pantalla externa para utilizarla de forma fácil y rápida.
Como ya les decía, Moto Display funciona de la misma forma en ambas pantallas, pero al encender la pantalla de 2.7 pulgadas, nos encontraremos con una interfaz adaptada para visualizar rápidamente las notificaciones y que si deslizamos hacia al lado, nos dará acceso a algunas apps que nosotros seleccionemos. Podemos elegir que cualquier aplicación aparezca en este menú, siempre y cuando esta esté desarrollada para adaptarse a cualquier pantalla, por lo que apps como Instagram o algunas otras no funcionarán. La cosa es que la gran mayoría de apps se ven bastante mal en una pantalla de este tamaño y formato, por lo que el real uso que se le puede dar es el mismo uso que se le da a un smartwatch conectado al teléfono.
Lo que quiero decir es que la pantalla externa sirve para ver y responder notificaciones, y acceder a alguna app de forma rápida, pero que en ningún caso es una experiencia similar a la de utilizar un teléfono normal, al igual que sucede con smartwatch. Pero ojo, que podamos acceder al sistema de notificaciones completo de Android está muy bien, porque de por sí es excelente y además, por supuesto que tenemos acceso a los ajustes rápidos.
Por otra parte, no creo que alguien eche de menos características que poseen otros plegables a nivel de software, como la posibilidad de dividir la información en pantalla al estar en ángulos inferiores a 180°, ya que este formato no lo necesita. La experiencia es la misma que la de un teléfono común y corriente, pero con el añadido de que se dobla y en la parte externa tenemos otra pantalla de vista rápida.
Rendimiento y autonomía
Como ya decía, Motorola ha incorporado un procesador Qualcomm Snapdragon 765G, que junto a los 8 GB de RAM ofrecen un desempeño super bueno, a pesar de no ser un procesador de gama alta no he tenido problemas en redes sociales, jugando, editando fotos, viendo videos o cambiando entre aplicaciones. El teléfono se desenvuelve sin lag y las animaciones son fluidas.
La pantalla ofrece una buena calidad de imagen en interiores, pero debido a que sufre más de la cuenta bajo la luz del sol, está lejos de ser la mejor opción para consumir medios. Además, si bien el parlante suena bien, es MONO y tampoco destaca, siendo super fácil de tapar con la mano al poner el teléfono en horizontal.
La autonomía de su batería depende más que nunca del uso que se le de. La pantalla externa consume menos energía que la pantalla plegable, por lo que si te acostumbras a utilizar la pantalla externa cuando no es necesario utilizar la plegable, la autonomía de la batería aumentará. Con mi uso, para nada intenso, por lo general he llegado al final del día sin problemas, pero en ningún caso me ha dado para utilizarlo dos días.
La ausencia de carga inalámbrica también me parece una lástima, en un dispositivo así de caro, me parece que debería ser una obligación este tipo de funciones, a las que uno se acostumbra y que la competencia si incluye, aunque probablemente por temas de diseño se decidió no incluir. De todas formas, el cargador y el cable USB-C están incluídos y la carga es rápida.
Cámara
Finalmente debemos hablar de la cámara del Razr 5G, la cual ha sido ligeramente rediseñada y el lente ha sido reemplazado por unos de 48MP, que bueno, no es ninguna maravilla. En el interior tenemos una cámara de 20MP que deja bastante que desear, claramente podemos tomar fotos y videos frontales con la cámara externa y problema solucionado y me da la impresión que esta cámara sólo está ahí para tener una opción a la hora de hacer videollamadas.
Como toda cámara de gama media, el sensor principal del Razr cumple en condiciones de luz normales, pero a la hora de sacar fotografías y vídeo con escenarios de luz más difíciles, las fotografías dejan un poco que desear.
Esto se debe principalmente a que el cuerpo del dispositivo es sumamente delgado y como la cámara se ubica en el mismo frontal donde está la pantalla de vista rápida, es prácticamente imposible poner sensores más grandes, como los que tienen muchos teléfonos con mejor cámara y que no son plegables. Eso sí, si que se podrían poner un lente extra para que la cámara fuera un poco más versátil. Y ojo, ya está más que demostrado que una buena fotografía computacional soluciona estos problemas.
El software de la cámara ha mejorado bastante, es inteligente para reconocer los diferentes escenarios en los que podemos tomar fotografía y cambia automáticamente cuando estamos tomando fotos de noche, retratos, a comida o a animales, adaptándose para mejorar el resultado final. Además, la interfaz de usuario ha sido ligeramente retocada y simplificada.
Conclusión
El Razr 5G es pura nostalgia. Por mucho que haya mejorado respecto a la versión anterior en prácticamente todos los apartados, su precio lo convierte en un artículo para nostálgicos que quieran un teléfono clamshell como los de hace 15 años y nada más.
Si bien su rendimiento y su diseño están bastante bien, ni la bisagra, ni la cámara, ni la pantalla plegable superan a los que ofrecen la competencia y la experiencia a nivel de software no destaca más que la de un teléfono normal.
A pesar de que el formato Clamshell no lo necesita, es un poco decepcionante no ver novedades en el software de Motorola sobre Android en un dispositivo que cuenta con muchas oportunidades para hacer cosas destacables. Aunque claro, la pantalla externa ha sido bien implementada y es una de las cosas que Samsung podría implementar en su próximo plegable tipo Clamshell.
Ha sido difícil analizar el Razr porque su precio en Chile es de CLP $1.499.000, y por ese precio, si bien uno espera algo más que un rendimiento aceptable y un diseño bonito. Incluso si no fuera un plegable, no sería la mejor opción para la gama media, pero por lo que sí podemos estar entusiasmados, es que con el pasar de los años los plegables se irán haciendo más baratos y este Razr a un mejor precio sería una excelente opción para gente que quiere un teléfono que entre en cualquier bolsillo, sin sacrificar tamaño de pantalla.