Review The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom

Luego de años que parecieron eternos, The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom ya está entre nosotros. Se trata de uno de los juegos más anticipados del último tiempo y que bien puede que se transforme en un clásico instantáneo.

El juego es una secuela directa de Breath of the Wild, por lo que, si lo jugaste, ya sabes cuales fueron los sucesos en los que terminó el juego. Entonces, vamos a partir Tears of the Kingdom exactamente donde terminó el otro juego.

Título
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
Consola
Nintendo Switch
Desarrollador
Nintendo EPD – Monolith Soft
Fecha de lanzamiento
12 de mayo de 2023

El tutorial lo es todo

Luego de unas pequeñas secuencias filmográficas y un par de minutos de gameplay, empezamos este título. Link nuevamente empieza desde cero y tiene que forjar su paso para rescatar a Zelda. Esta vez, desde las islas flotantes.

Es acá donde se nos enseñan las 4 nuevas habilidades que hacen único a The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom.

Partamos por la Ultra Mano. Esta será quizás la que más usaremos. Se trata de una habilidad que nos permitirá agarrar objetos y hacerlos girar, trasladarlos e incluso rotarlos por sobre su propio eje. Además, vamos a poder pegar objetos a otros, permitiéndonos construir objetos donde el límite simplemente será nuestra propia imaginación.

Es esta habilidad la que nos inspira a crear nuestro propio sendero por el juego. Y será nuestra propia habilidad la que nos permita llegar a lugares donde no pensamos que podíamos llegar gracias a la Ultra Mano.

Luego está Fusión. Habilidad que nos permite, como su nombre lo dice, fusionar objetos con otros. Esto es especialmente útil para poder hacer armas y escudos que nos entreguen un mejor rendimiento que lo que lo harían las armas solas. Esta habilidad es lo más parecido a hacer trampa que existe, pues nuevamente, nuestra imaginación será el límite para crear cosas.

La fusión es extremadamente útil, y es que al momento de lanzar flechas podemos elegir qué tipo queremos, añadiéndoles casi cualquier objeto que hará que las mismas puedan sumergir al enemigo en agua, congelarlo, quemarlo o electrocutarlo.

Retroceso es otra de las habilidades nuevas, y nos permite hacer que un objeto retroceda en el tiempo durante un rato. Especialmente útil para pasar los santuarios o para devolver objetos que nuestros enemigos nos intenten tirar. Combinada con la ultra mano, es simplemente letal.

Finalmente está la habilidad de ascender. Esta habilidad –según los mismos creadores– empezó como una idea de hacer trampa de los desarrolladores. Y la verdad es que se siente como tal. Simplemente nos tenemos que posicionar debajo de cualquier lugar donde haya un techo y listo, vamos a poder ascender sin ningún problema por donde queramos.

El juego hace un trabajo especialmente bueno en hacer que aprendamos estas habilidades, y el tutorial bien puede durar decenas de horas si es que queremos coleccionar cada objeto, buscar en cada rincón o simplemente hacer creaciones a destajo.

Este tutorial nos enseña todo lo que debemos saber antes de iniciar nuestra aventura. Incluso hace que tengamos que ingeniárnosla para hacer peso al frío que cala los huesos y nos impide avanzar en un sector. Es entonces imperioso el que estemos atentos ante cualquier detalle para no morir en el intento.

También se nos hace mención de la historia de Hyrule. Se nos introduce a Rauru, un Zonai –una antigua raza que vivía en el cielo y que tenía poderes especiales– que se transforma en el primero de su especie en pelear con Ganondorf. Comparte nombre con el primer rey de Hyrule. No voy a decir más para no arruinar la experiencia del juego.

Si alguien quiere saber cómo hacer un tutorial, no debe mirar otra cosa que The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom.

Hyrule, como nunca antes lo hemos visto

Luego de terminado el tutorial, podemos bajar a Hyrule. La tierra que tanto conocemos y queremos, pero que está irreconocible luego de los sucesos de Breath of the Wild y del inicio de este juego. Sigue siendo, eso sí, igual de grande, pero los parajes son distintos.

Será decisión de nosotros el querer o no explorar cada rincón del mapa para poder activar las distintas torres del cielo. Estos artefactos nos permitirán salir disparados desde tierra al cielo, y actuarán como puente directo para poder desbloquear la extensión total del mapa.

Hyurle es tan grande y está tan lleno de detalles que no podemos dar tres pasos sin que algo nos llame la atención. Los enemigos nos asechan, los objetos están desparramados por doquier y las ruinas dan cuenta de lo mucho que sufrió su población.

Hyrule es gigante, pero Tears of the Kingdom esconde un secreto. Se trata del sub-suelo. Un lugar nuevo donde si seguimos las misiones principales del juego vamos a poder llegar sin problemas. Eso sí, lo recomendable es armarse de semillas luminosas pues es completamente oscuro.

Acá vamos a encontrar monstruos totalmente nuevos, así como también desafíos. Pero prefiero no mencionarlos para que sean sorpresa. El sub-suelo tiene la misma extensión de Hyrule. Por lo que no solo tenemos un mapa gigante, sino que tenemos dos. La experiencia es distinta, así que es preferible que vayas con calma y armado de paciencia.

A la hora de coleccionar objetos, la mecánica ha sido mejorada. Y es que parece ser que ahora es un tanto más rápido. Nuevamente la invitación es a recoger todo lo que podamos, pues casi todo tiene un propósito, ya sea el poder fusionar objetos, cocinarlos o simplemente comerlos para recuperar corazones o stamina.

Los detalles son tan sutiles que pueden pasar desapercibidos. Por ejemplo, podemos ver cuando Link cocina algo que ahora tararea canciones de Breath of the Wild, tonadas que ha escuchado tanto que ya se las sabe de memoria. Son este tipo de cambios sutiles los que hacen que Tears of the Kingdom brille con luz propia.

Incluso hay mecánicas que pasan absolutamente desapercibidas pero que representan mejoras con respecto a la precuela. Por ejemplo, a la hora de escalar, en Breath of the Wild si nos quedábamos sin energía y caíamos al agua, de inmediato moríamos. Aquí no, pues Link alcanza a recuperar algo de stamina para no ahogarse. La atención al detalle es impresionante, y es que parece que Nintendo ha escuchado cada una de las críticas a Breath of the Wild y las ha mejorado en The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom.

Santuarios, misiones y mazmorras por doquier

Una de las cosas que más nos gustaba de Breath of the Wild era la cantidad de santuarios en los que podíamos explorar. Y me complace decir que en The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom las cosas incluso mejoran. Tenemos más de 120 santuarios donde vamos a poder dar rienda suelta a toda nuestra creatividad y hacer gala de nuestras habilidades de combate.

Estos santuarios están repartidos por todo el mapa, incluso en las islas del cielo. Así que si queremos descubrirlos todos, vamos a tener que tener mucha paciencia.

Pero quizás la mejor noticia está en la vuelta de las mazmorras. Llegar a cada una de ellas no es para nada fácil, y todas tienen sus características y requisitos únicos. Cada uno de los templos supone nuevamente una prueba a nuestra creatividad e inteligencia. Pero en ningún momento se sienten imposibles.

Es esto lo que más queríamos ver en una secuela de Breath of the Wild, y Nintendo, nuevamente, nos ha dado a los fanáticos lo que queríamos. Vamos a tener la libertad de hacer cada una de estas mazmorras en el orden que nosotros queramos. Será imperioso, entonces, el poder analizar todo nuestro entorno cuando nos encontremos dentro de una de estas.

Eso sí, no esperes la vuelta de una mazmorra donde tenemos que buscar llaves para desbloquear habitaciones, sino que acá tenemos temáticas. Cada una con distintos retos y mecánicas donde vamos a tener que activar objetos distintos y únicos. Por supuesto, al finalizar cada una de estas mazmorras, vamos a tener un jefe final al que derrotar.

Por si fuera poco, también tenemos un montón de misiones secundarias, estas misiones nos harán desviarnos un poco de la historia principal, pero son opcionales. De todas maneras, cada vez que puedas hacer una, hazla.

Y si esto fuera poco, tenemos la vuelta de las semillas de Kolog. Estas pequeñas semillas que tantos dolores de cabeza nos dieron en Breath of the Wild y que acá se consiguen no solo encontrando a los Kolog, sino que también haciendo pequeñas acciones como el llevar a un Kolog de un lado a otro usando nuestros poderes nuevos.

Personalmente perdí horas tratando de construir objetos para llegar a lugares donde no debería ser posible llegar. Es esta libertad de Hyrule la que me hace disfrutar tanto del entorno. Constantemente preguntándome “¿qué pasa si construyo algo para llegar a este lado?”. La respuesta, generalmente fue que sí. Se puede llegar a casi todos los lugares posibles usando objetos, los artefactos Zonai y dando rienda suelta a nuestra creatividad. Vehículos, globos aerostáticos, aviones, carretas. Todo lo que queramos, vamos a poder lograrlo.

Como pueden ver, The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom representa no solo un salto en cantidad de misiones que hacer, sino que también en la calidad de las mismas, y las habilidades nuevas de Link nos abren un mundo totalmente nuevo y lleno de posibilidades donde la decisión es de nosotros. Si queremos hacer las misiones secundarias primero, los santuarios, recolectar semillas o simplemente seguir la historia principal sin desviarnos en ningún momento. De todas formas, lo vamos a pasar de maravilla.

Mismas mecánicas, pero con un giro

Si jugaste Breath of the Wild, entonces las cosas serán muy familiares en el aspecto de las mecánicas. Contamos con armas que se quiebran dependiendo de su durabilidad, tenemos escudos que se quebrarán y arcos que se gastarán.

Ahora, este juego nos permite llevar cada arma el siguiente nivel gracias a la habilidad de fusión: podemos mezclar armas con básicamente cualquier objeto. Las fusiones son meramente creación nuestra, pero también tenemos armas elementales. Así, vamos a poder crear una espada que congele a nuestro enemigo, un escudo que tenga un cohete para propulsarnos al cielo, o un arco que dispare flechas eléctricas que harán que el enemigo bote su arma instantáneamente.

Los enemigos también nos darán algunos drops importantes. Si somos pacientes, vamos a poder fusionar armas con estos drops. Esta será la manera más fácil de hacer armas duraderas ya la vez muy fuertes. Si queremos, también vamos a poder derrotar a hordas de enemigos en sus bases. Estas bases generalmente nos darán armas más fuertes que lo normal, claro que vamos a tener que ser cuidadosos porque estos enemigos son fuertes.

Incluso tenemos ahora la presencia de dragones flotando. Estos dragones son extremadamente fuertes, y vamos a tener que esperar a estar muy avanzados para poder derrotarlos. Si vamos sin avanzar mucho en el juego, nos van a derrotar de un solo golpe.

Como vemos, a la hora de enfrentarnos con enemigos, las posibilidades son casi infinitas. El juego nos otorga una libertad asombrosa, y será responsabilidad de nosotros el poder hacer nuestro propio camino, el que no será dos veces igual, haciendo de este juego una experiencia totalmente personal.

También vuelven los establos, que nos permitirán registrar los caballos que vayamos encontrando en el mapa. Esto es de lo más importante, porque como ya he mencionado, el mapa de Hyrule es tremendamente extenso y andar a pie no nos ayudará mucho.

Pero incluso en este apartado tenemos novedades, pues ahora podemos conseguir puntos de pony. Estos puntos nos ayudarán a conseguir recompensas que son necesarias para poder acceder y completar algunas misiones, sobre todo las opcionales.

El sistema de recompensas de los santuarios es el mismo, cada 4 santuarios que logremos pasar, vamos a poder canjearlos por un corazón o por más stamina. Personalmente, esta vez me centré en conseguir toda la stamina que pudiera antes de los corazones. De esta forma, pude conocer básicamente todo el mapa sin preocuparme de tener que descansar mientras escalaba.

Las armaduras están correctamente posicionadas en el mapa, algunas muy fáciles de acceder, y otras que parecen imposibles de llegar. Tendremos, entonces, que avanzar en la historia para conseguir los poderes necesarios para llegar a ellos.

Todas las superficies son escalables, y a medida que avanzamos nos vamos a ir dando cuenta que el juego crece con nosotros. Esto es una de las cosas que más nos gustan de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Nada es imposible, es solo cuestión de paciencia.

Por ejemplo, apenas partido el juego decidí explorar el mapa, y sin saberlo me encontré con los Goron. Obviamente no estaba preparado para el calor incesante, así que tuve que cazar aves, vender su carne, y así comprar la armadura que me da resistencia al calor a pesar de no tener la misión en mi menú.

Este es solo un ejemplo. Pero como ese hay cientos. Tears of the Kingdom es, finalmente, la última experiencia para los aventureros. Con un mapa que nos invita a hacer lo que queramos en el orden que nosotros estimemos convenientes. Se entiende, entonces, que el juego se haya retrasado múltiples veces.

Suficiencia gráfica y perfección melódica

La Nintendo Switch ya está por llegar a su séptimo año de vida, y es por eso que gráficamente ya no está a la altura de su competencia. Pero Nintendo junto a Monolith Soft (Xenoblade), han logrado que Tears of the Kingdom no tenga absolutamente ninguna falla gráfica.

Solo pude notar alguna caída de frames cuando había demasiados enemigos y objetos en el mapa, pero, aun así, esos tirones no son prolongados. El juego corre establemente a 900p a 30fps en el modo dock, mientras que en el modo portátil la resolución bajará a 720p siempre a los mismos 30fps.

La dirección de arte mantiene la línea de Breath of the Wild, pero con tantos años de desarrollo, estamos ante una evolución notoria. Esto se puede ver en los enemigos y en las nubes. Nada que ver con Breath of the Wild.

Otra de las mejores noticias tiene que ver con la extensión del mapa y lo poco que nos demoramos en los tiempos de carga. No exagero cuando digo que podemos pasar de las islas del cielo a Hyrule y al sub-suelo de un solo salto sin ninguna pausa donde se cargue el mapa.

Estos son 3 mapas de una extensión impresionante, y no tener una pausa donde carguen los mapas es quizás el mejor triunfo del aspecto visual de Tears of the Kingdom. Tampoco nos encontramos con absolutamente ningún bug en las decenas de horas que llevamos jugando.

A la hora de hablar de la banda sonora, nuevamente el juego apuesta por melodías naturales en vez de canciones. Y nuevamente las sensaciones son perfectas. Basta con acercarnos a un enemigo para empezar a sentir el piano y experimentar la ansiedad de que nos están persiguiendo.

Lo mismo cuando cabalgamos sobre un caballo. Apenas damos rienda suelta a nuestro caballo para explorar el mapa, empezamos a sentir el piano dándonos una experiencia totalmente nueva. Explorar Hyrule nunca ha sido tan placentero.

Finalmente, la experiencia del doblaje es muy buena. Personalmente jugué el juego en inglés, y los doblajes de todos los personajes nunca dan la sensación de salirse de línea. Cada personaje está adaptado para entregarnos la mejor sensación que pueden.

A tu pinta y a tu ritmo

Otra de las características más interesantes de Tears of the Kingdom tiene que ver con la manera en la que solucionamos las cosas. Dos jugadores nunca van a elegir el mismo camino, e incluso, dos jugadores no van a resolver las mazmorras o santuarios en el mismo orden.

No hay un orden en el que hacer las cosas, lo que puede abrumarnos en un principio. De todos modos, siempre tenemos el mapa de misiones que nos va indicando tanto las principales como las que no son obligatorias.

Quizás la única queja que podría tener es que los enemigos parecen no tener un daño fijo. A pesar de que tengamos mejor armadura y mejores armas, un mismo enemigo puede derrotarnos de dos golpes si no somos cuidadosos.

Esto está hecho para que le prestemos más atención a las peleas, con mecánicas como el defender con el escudo, hacer un parry o un esquive perfecto. Todas estas mecánicas son esenciales a la hora de batallar con los jefes de las mazmorras.

También lo es el preparar comidas que nos otorguen poderes como el de resistencia al frío. Y lamentablemente también eché de menos un sistema menos tedioso para hacer dos o tres preparaciones más rápido. No es nada del otro mundo, pero es algo digno de mencionar.

¿Vale la pena?

Soy un fiel creyente que no existe el juego perfecto. Sino que simplemente el mejor juego será el que se acerque mejor a lo que nosotros disfrutemos en un videojuego.

Sin embargo, The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es el juego que más se acerca a lo que cualquier persona definiría como un juego perfecto. Es una aventura única, llena de parajes hermosos, de armas que encontrar, enemigos que derrotar y misiones que cumplir.

Lo tiene absolutamente todo. Jugadores veteranos se sentirán en casa apenas tomen el control por primera vez, mientras que los jugadores primerizos podrán encontrar en este juego un punto de partida tremendamente amigable.

No creo que sea requisito jugar Breath of the Wild para disfrutar de Tears of the Kingdom necesariamente. Solo tenemos que saber una o dos premisas para empezar este nuevo juego, y desde ahí nos volveremos fanáticos de la saga. Si este título no lo hace, ninguno lo hará.

Disfrútenlo y tómense su tiempo. Un juego así llega cada mucho tiempo, y la verdad es que no vamos a ver algo igual por algunos años.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom no es perfecto. Pero es, en definitiva, el juego que más se acerca a lo que alguna vez soñé. Gracias, Nintendo.