La Phillips 6703 de 55 pulgadas nos trae una interesante propuesta para mejorar la experiencia de visualización de contenidos.
Las principales innovaciones en el mundo de la televisión ya no las vemos a nivel de paneles, resoluciones, nitidez y esas cosas. La guerra ahora se centra en el diseño y los añadidos que aportan a la experiencia de visualización.
Así es como, por ejemplo, vimos el auge de los televisores ultradelgados y curvos hace unos cuantos años atrás. De igual manera, ahora tenemos televisores que buscan mimetizarse con nuestra sala de estar — como el Samsung The Frame, el cual analizamos hace unos meses atrás — e incluso hay conceptos y prototipos que se pueden esconder en una suerte de caja.
Nuestro protagonista del día de hoy tiene otra propuesta de diseño, la cual busca aportar a la experiencia de visualización de contenidos multimedia. Se trata de la Phillips 6703 de 55 pulgadas, un televisor con resolución 4K y Ambilight, tecnología proveniente del conocidísimo sistema de luces Hue de la compañía Neerlandesa.
Se trata de una propuesta bastante novedosa, llamativa y única para un televisor que se posiciona en lo que podríamos considerar como «asequible». ¿Valdrá la pena? ¿Ambilight es bueno o se queda como un simple gimmick más? Eso lo veremos gracias a la gente de Phillips Chile, quienes nos han proporcionado esta unidad para su respectivo análisis.
Sin nada más que agregar, comencemos el review:
Partiendo por el apartado de diseño, nos encontramos con que la Phillips 6703 cuenta con look bastante más conservador que el resto de los televisores de alta gama. Es una pantalla que no cuenta con ningún tipo de curvatura, y cuenta con unos marcos que no son grandes, pero que tampoco podemos catalogarlos como ultradelgados.
En general, aquí vemos que la compañía se fue por lo simple y común en cuanto al diseño del TV. La fabricación del equipo es principalmente plástico, pero es bastante robusto y firme, y no da esa sensación de que podría caerse con la más mínima perturbación.
No es precisamente un televisor delgado y liviano, pues su grosor se posiciona en los 68 milímetros, mientras que su masa se queda en los 15 kilos. De igual manera, es recomendable posicionarlo en un mueble que sea bastante ancho, esto porque las patas del televisor están bastante separadas entre sí.
En la parte trasera nos encontramos con todas los puertos de entrada y salida que podamos necesitar: tres HDMI, dos USB, ethernet, puerto de audio óptico, conector para antena, y los típicos conectores AV para los reproductores de DVD más antiguos. Además, nos encontramos con las ranuras en donde están posicionadas las luces RGB de la tecnología Ambilight, de la cual les hablaré más adelante en este review.
Por otro lado, el control remoto es bastante largo, aunque para mi gusto cuenta con demasiados botones — aunque el de Netflix es un añadido bastante agradecido. No es de esos controles mágicos que cuentan con giroscopios y acelerómetros que permiten controlar la interfaz del TV como si fuese una Nintendo Wii, pero sí cuenta con un teclado Qwerty en la parte posterior, el cual es muy útil siempre y cuando no pasemos a tapar el emisor infrarrojo mientras escribimos.
Cabe destacar que en la caja no nos encontramos con muchas cosas: tenemos las dos patas para posicionar el televisor sobre un mueble, un par de tornillos y el control remoto, aparte de, obviamente, los manuales de uso.
Nuestro modelo en particular es el de 55 pulgadas — también hay una versión de 65 pulgadas –, el cual cuenta con un panel VA cuya resolución es de 3840 x 2160 píxeles (4K UHD) y un formato de aspecto en 16:9, y es compatible con HDR, el cual cumple de muy buena manera, pero definitivamente se queda atrás con respecto a su competencia con paneles OLED.
No me malentiendan, el panel es bastante bueno dentro de su rango de precio, pues reproduce las imágenes con un excelente nivel de nitidez y contraste, mientras que los colores se ven bastante vívidos, sin necesariamente caer la categoría de «saturados». De todas maneras, hay diversos modos de imagen para escoger, en caso de que te gusten los colores más o menos saturados.
Al no tratarse de un panel OLED, es de esperarse que los negros no sean los mejores. Esta regla se mantiene, obviamente, pero los tonos oscuros son bastante decentes dentro de todo. Los ángulos de visión son bastante buenos dentro de todo, aunque al desviarse ligeramente del centro se nota que los colores empiezan a desentonar. Nada terrible en mi opinión.
El brillo es algo bajo — 350 nits como máximo –, lo cual si bien es más que suficiente para ver todo tipo de contenido sin ningún inconveniente, está muy por detrás de lo óptimo para ver contenido en 4K HDR — lo recomendado son 1000 nits. A esto le debemos sumar el hecho de que solamente el HDMI1 soporta HDCP 2.2, por lo que solamente podremos tener un solo dispositivo conectado para ver este tipo de contenido.
De todas maneras, aquello no es un limitante para disfrutar todo tipo de contenido en 4K. Por ejemplo, el documental «Our Planet» en Netflix se ve maravilloso en este televisor, y eso es lo que termina importando al fin y al cabo.
Nuestro protagonista cuenta con dos bocinas con una potencia de 10 W cada una, las cuales se ubican por la parte inferior, y la verdad, este es quizás uno de los puntos bajos de este televisor.
No es que el audio emitido por estos parlantes sean malos, pero sí se queda en lo que podemos considerar como mediocre, ya que si bien se escuchan con un buen nivel de volumen, la presencia de graves es bastante baja, mientras que los tonos medios y altos tienen una buena presencia.
El sistema incluye diversos modos de audio para escoger, aunque ninguno logra corregir correctamente la falta de tonos bajos, noté que usando el modo juego hay una muy leve mejora. En general, el audio es correcto, pero esa falta de graves no ayuda en nada, especialmente si queremos ver películas o jugar videojuegos.
Es por esto que la mayoría del tiempo la mantuve conectado a un sistema de audio vía un cable óptico, el cual mejoró considerablemente la experiencia de visualización de contenido.
El sistema operativo que mueve este televisor es uno propio de la compañía, llamado Saphi Smart TV, el cual es bastante simple e intuitivo de utilizar, aunque no están rápido y responsivo como me gustaría que fuera.
La interfaz de este sistema operativo es probablemente lo que más me gusta de éste, ya que solamente ocupa la mitad de la pantalla para mostrar toda la información, con la obvia excepción de el menú de configuración. Esta interfaz está dividida en pestañas: fuentes, TV, aplicaciones, buscar y ajustes.
Eso sí, como mencioné anteriormente, no es lo más rápido que hay, ya que existe un lag bastante notorio cada vez que intentamos cambiar de pestaña, pasar al siguiente menú o al momento de abrir una aplicación.
Este SO cuenta con una tienda propia de aplicaciones, pero preinstaladas ya viene YouTube y Netflix, junto a otras varias más. Además, cuenta con Miracast, para transmitir la pantalla de nuestro teléfono a la TV.
También tenemos un navegador web integrado, el cual — como podrán imaginarse — sirve solamente para visualizar sitios web básicos, de hecho ni siquiera fue capaz de abrir Pisapapeles correctamente, pero al menos sirve para ver videos. Por supuesto que esto último es lo de menos; nadie utiliza su televisor para navegar en internet.
Personalmente no soy muy fan de los Smart TV que cuentan con un montón de funciones o aplicaciones que nunca terminamos utilizando, y solo terminan haciendo que la experiencia de uso sea más compleja o enredada. En este aspecto, Saphi es un buen balance entre un SO de un televisor básico y uno smart.
El principal punto diferenciador de la Phillips 6703, y lejos lo más llamativo que tiene, es la tecnología Ambilight.
Phillips Hue es probablemente uno de los productos más populares de la compañía, y si es que no lo conoces, te comento que consiste en un set de ampolletas RGB que, a través de un bridge y una aplicación móvil, podemos modificar los colores que emiten para crear un ambiente único en donde las tengamos posicionadas.
Ambilight es básicamente Hue, pero para televisores.
Como mencioné en el apartado de diseño, en la parte trasera del televisor se ubican las ranuras que contienen las luces, y están presentes en el costado derecho, izquierdo y superior del equipo. Estas se iluminan de acuerdo a la configuración que tengamos seleccionada, aunque de manera predeterminada viene para que las luces sigan lo que la pantalla esté mostrando.
Yo probé esta función principalmente con películas en Netflix y con mi PS4, y el resultado es simplemente alucinante. El hecho de que siga lo que la pantalla esté mostrando, le agrega incluso un toque de inmersión, ya que además no tiene ningún tipo de retraso o lag con respecto a lo que se está viendo.
Se ve particularmente bien cuando hay muchos colores o cambios de iluminación en la imagen, como por ejemplo, jugando en circuitos nocturnos en el Gran Turismo Sport — girar en el Nürburgring Nordschleife de noche, en particular, es bastante especial — o también, al ver alguna película de Star Wars.
El efecto se ve bastante bien cuando hay poca luz en la sala donde esté ubicado el televisor. De igual manera, es recomendable que se posicione en un lugar que tenga una muralla sin ningún tipo de pinturas, fotos o cualquier tipo de objeto que esté colgado, más que todo para que no se mezclen los colores.
La Phillips 6703 es un televisor bastante equilibrado en cuanto a calidad y especificaciones. Su punto más bajo es el audio, tal y como mencioné anteriormente, pero se puede solucionar conectando el televisor a un sistema de audio externo.
La pantalla es bastante buena dentro de todo, y todo tipo de contenido en 4K se va a visualizar de manera excelente. Quizás no sea el mejor para reproducir contenido en HDR, pero estoy muy seguro de que a la gran mayoría de las personas no le importará mucho el bajo rendimiento que tiene para este tipo de cosas. De igual manera, el software es bastante bueno, y solamente se cae en el hecho de que es algo lento.
Pero lo que definitivamente me haría escoger este televisor por sobre cualquier otro dentro de este rango de precio, es Ambilight. Es probable que las fotos no hagan justicia sobre la maravilla que hace este juego de luces con las películas o con los videojuegos, por lo que recomiendo bastante que ustedes lo vean en carne propia, si es que tienen la oportunidad de verla en alguna tienda o en la casa de algún familiar o amigo.
Igual tengo algunas dudas sobre estas luces, en especial sobre el tiempo de vida que tienen hasta que alguna se queme, y si es que es fácil o no reemplazarlas. Pero considerando que el ciclo de vida de estos televisores apenas superan los dos años, no creo que esto sea una problemática para el grueso de los usuarios.
En general, me quedo con la Phillips 6703 entrega una propuesta que mejora bastante la experiencia de visualización de contenidos como películas y videojuegos. La recomiendo bastante, no solo por Ambilight, sino que también porque es un producto que ofrece especificaciones de calidad a un precio bastante bueno — tema que comentaré a continuación.
El modelo de 55 pulgadas de la Phillips 6703 la puedes encontrar en diversas tiendas del retail. El precio normal es de CLP $599.990, pero en prácticamente todas las tiendas — Ripley, París, Falabella, etc. — está a un precio de oferta, el cual es de 350.000 pesos.
Si me preguntan, la verdad es que no está nada mal.