Dime de qué presumes y te diré de qué careces.
Esta es la historia de un teléfono que fue presentado con «amigos» que figuraron en su momento de fama, pero que tras fallar en sus cifras de venta y perder relevancia, parece haberse quedado sin ninguno.
Tras su anuncio en Mobile World Congress, y dejando de lado la polémica relativa a versiones del equipo, parecía que el smartphone modular de la surcoreana tendría ventas sólidas. Sin embargo, a poco andar, la tendencia se revirtió y terminó convirtiéndose en una decepción.
Es por eso que LG definió hacer grandes cambios en su área móvil, despidiendo a numerosos ejecutivos y empleados de áreas estratégicas, además de crear una oficina que supervisará los futuros proyectos, su desarrollo, viabilidad y las decisiones de la unidad en este campo.
«El anuncio es porque el último buque insignia de LG Electronics, G5, falló al generar ventas», aseguró un portavoz de la compañía de manera oficial a medios surcoreanos.
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Esta nueva oficina supervisora de proyectos reportará directamente al CEO del área móvil de la surcoreana, Juno Cho, y será manejada por un empleado de su entera confianza que anteriormente estuvo a cargo del laboratorio de investigación de LG.
Es esperable que esta movida provoque un importante cambio en la forma en que la empresa plantee sus próximos productos en esta área. Los cambios comenzarán a ser notorios a contar del primer semestre de 2017, donde veremos el anuncio del sucesor del G5.
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Quizás este equipo marque el verdadero quiebre en una historia de dulce y amargo para una empresa que, ante el surgimiento de numerosas marcas competidoras, necesita urgentemente un éxito rotundo para mantener su ya disminuida posición en la industria móvil.