Tras un período de cinco meses de incertidumbre, la sonda Voyager 1 ha vuelto a comunicarse con la Tierra, enviando datos legibles y verificables. Este lunes, la NASA confirmó que ha podido restablecer el contacto y verificar el estado de salud del objeto fabricado por el ser humano más alejado de nuestro planeta, situado a unos 24.000 millones de kilómetros de distancia.
El cese en la transmisión de datos científicos y técnicos se debió a un fallo en un chip del ordenador de a bordo, responsable de formatear estos datos antes de su envío a la Tierra. Después de meses de diagnósticos y esfuerzos, el equipo de la misión ideó una solución ingeniosa que ha permitido a la sonda retomar su funcionalidad normal y reanudar la transmisión de información valiosa.
Lanzada hace más de 46 años, la sonda Voyager 1, junto con su sonda gemela Voyager 2, son los únicos artefactos humanos que han cruzado al espacio interestelar. Ambas llevan a bordo discos de oro y cobre que contienen sonidos e imágenes de la Tierra, seleccionados por un comité presidido por el astrónomo Carl Sagan. Estos discos incluyen, entre otros, un mapa de nuestro sistema solar, un trozo de uranio como reloj radiactivo, y sonidos e imágenes de la vida en la Tierra que pueden ser reproducidos con un lápiz óptico.
A medida que las baterías de las sondas se preparan para agotarse a partir de 2025, la misión de las Voyager no solo destaca por sus descubrimientos científicos, sino también por su valor simbólico: llevan un mensaje de la humanidad que vagará potencialmente por la Vía Láctea por toda la eternidad. Este restablecimiento de comunicación no solo proporciona datos científicos cruciales, sino que también renueva la esperanza de aprovechar al máximo los últimos años de operación de estas notables sondas.
Con cada dato que transmiten, las Voyager continúan enseñándonos más sobre el vasto universo que nos rodea. ¿Qué esperas que descubramos en estos últimos años de comunicación con las sondas Voyager?