Review proyector Samsung The Freestyle

La línea de televisores y proyectores con diseños con enfoque en el hogar (Lifestyle) siempre es divertida de probar, esto porque Samsung siempre ofrece alguna característica que los distancia de sus pantallas convencionales.

Así como el The Frame transforma la tele en un cuadro o el The Premiere nos ofrece un proyector bien pensado para el diseño de nuestra casa, también tenemos el The Freestyle, un proyector portable, cargado de características interesantes que nos permite llevar una imagen de gran tamaño a cualquier parte.

The Freestyle nos ofrece una imagen en Full HD que puede llegar al tamaño de una TV de 100 pulgadas, con la interfaz Tizen de muchos otros televisores de Samsung, pero con una pequeña limitación, su precio.

  • Fabricante: Samsung
  • Modelo: The Freestyle
  • Dimensiones: 104.2 x 172.8 x 95.2 mm
  • Peso: 0.8 kg
  • Proyección: LED, Full HD (1920×1080), 30-100 pulgadas, HDR10.
  • Distancia para 100″: 2654mm
  • Brillo: 550 lúmenes
  • Conectividad: 1 micro HDMI (1.4), Bluetooth 5.2, HDMI-CEC, eARC, WiFi 5.
  • Audio: Dolby Digital, sónido adaptable, altavoz de 360°, Bluetooth.
  • Sistema operativo: Tizen
  • Servicios: Bixby, SmartThings.

Diseño y hardware

Se nota mucho que el diseño del The Freestyle está 100% pensado en la portabilidad, ya que su diseño no solo es muy compacto para lo que los proyectores nos tienen acostumbrados, pero además su forma cilíndrica nos permite tomarlo y moverlo de forma fácil y segura. 

Su peso es de 800 gramos, mientras que su alto es de 171.4mm y su diámetro es de 95.2mm, por lo que si lo comparamos con algo, sería del porte de un pequeño parlante.

El proyector está fabricado en aluminio en color blanco, en su costado se pueden encontrar las entradas USB-C y micro HDMI 1.4, así como un switch para apagar el micrófono integrado. 

Igual se echa de menos un puerto USB tradicional u otro puerto USB-C para poder conectar almacenamientos externos o un Chromecast, porque el único puerto que tiene debe ser usado para conectarlo a la corriente. Igual el proyector es compatible con un Hub USB, pero no es lo ideal. 

Al no tener una batería recargable, el Freestyle puede ser alimentado por una batería externa compatible con carga de 50W/20V y Power Delivery para hacerlo 100% portátil, mientras que el puerto micro HDMI puede ser usado para conectar un computador o una consola sin ningún problema, aunque lamentablemente el cable no viene en la caja.

En la parte frontal obviamente se encuentra la luz proyectora y algunos botones capacitivos. Esta parte cuenta con un acabado brillante y es de plástico, por lo que es muy vulnerable a los rayones, de hecho, la unidad que he probado venía con suficientes rayas como para preocuparme de que la calidad de imagen no fuera la óptima.

Los botones capacitivos son otro de los puntos negativos de su diseño, ya que tenemos que saber a la perfección la ubicación de cada uno para no tener que mirar hacia el proyector para presionarlos. Botones físicos hubiese sido lo ideal, obviamente.

Por otra parte, el control remoto es ideal, ya que es super pequeño y delgado, cuenta con una batería recargable a través de USB-C y su configuración de botones es simple y completa, como ya nos tiene acostumbrados la empresa en sus televisores.

Imagen y audio

El The Freestyle es un dispositivo que cumple con lo prometido, es decir, la proyección con resolución 1080p, 60Hz, soporte para HDR10 y 550 lúmenes de brillo se ve super bien, siempre y cuando estemos en un lugar con poca o nula iluminación natural o artificial. 

De noche es espectacular, pero al estar de día , ver la proyección se vuelve decepcionante ya que este nivel de brillo simplemente no da el ancho. Es fundamental que en el lugar haya poca luz.

Por poner un ejemplo, los lúmenes del The Premiere, el proyector de gama alta de Samsung, llegan a los 2800, pero bien sabemos que el The Freestyle está centrado en la portabilidad y por ende es esperable que sea peor, pero no tan peor.

El tamaño de la imagen puede variar entre 30 y 100 pulgadas, tamaño que se alcanza al estar a 2.7 metros de la pared y también podemos variar la posición del proyector en 180 grados, pudiendo incluso apuntar hacia el techo, lo que a algunas personas les puede parecer conveniente. 

La imagen también cuenta con corrección trapezoidal automática, por lo que si lo movemos hacia arriba o abajo, la imagen se ajustará para que no quede en forma de trapecio, además cuenta con autoenfoque, el cual puede llegar a fallar en alguna ocasión, sobre todo si lo proyectamos en un muro rugoso, donde la experiencia no ha sido la mejor.

Al igual que en cualquier televisor de Samsung y otras empresas, existen varios modos de imagen, que cambian el contraste y tonalidad de los colores para ajustarlos a conveniencia del usuario. Tenemos el modo estándar, el modo película y el dinámico. 

The Freestyle también incluye un parlante de 5W, bastante competente, para poder escuchar el contenido que estamos reproduciendo, y aunque lo ideal será utilizar un parlante Bluetooth de mayor tamaño para ver las películas, el integrado es de 360° grados y  hace un buen trabajo, incluso en volúmenes altos. Hay soporte para Dolby Digital Plus y también puede ser utilizado como parlante inteligente con Bixby (si es que alguien hace eso). 

Software y funciones

Al igual que en cualquier televisor de Samsung, el sistema operativo que mueve los hilos del The Freestyle es Tizen y todo el proceso de configuración se puede ejecutar desde el propio proyector, o bien desde el teléfono gracias a SmartThings.

Al ya tener un televisor de Samsung en mi casa, toda mi configuración se ha traspasado automáticamente al proyector de manera muy rápida, y en un poco minutos ya he tenido instaladas todas las aplicaciones que necesito, como Netflix, Disney+, Prime Video, Apple TV y Star+, con la excepción de Crunchyroll, que no está disponible en el sistema de Samsung.

Y bueno, tampoco se puede decir mucho más, el The Freestyle funciona como una televisor en todo sentido, es decir, podemos conectar consolas a través del cable HDMI, podemos navegar a través de la interfaz con un control remoto, podemos conectarlo a Samsung DeX y cómo no, también se puede utilizar el modo ambiente utilizado en The Frame, para mostrarnos arte o paisajes.

También se puede utilizar Spotify, a través de su app para Tizen, para que el proyector funcione como parlante, que como ya sabemos, nos entregará una calidad de sonido super aceptable.

En cuanto al resto de sus funciones, el proyector tiene la capacidad de conectarse automáticamente con dispositivos Samsung, por lo que se puede transmitir pantalla usando un teléfono con OneUI y puede conectarse de forma fluida con una barra de sonido de la empresa surcoreana. También destaca el soporte para AirPlay 2, para conectar automáticamente un iPhone, iPad o Mac.

Si tuviera Android TV, el Freestyle mejoraría bastante y a mi me pesa que no haya soporte Chromecast porque mi ecosistema en el hogar se basa en dicha tecnología, pero es entendible que Samsung quiere potenciar la única plataforma que le queda para utilizar Tizen.

Para terminar, un pequeño detalle estético, si colocamos la tapa del proyector mientras está encendido, el The Freestyle funciona como una lámpara ya que la luz se refracta en los 360°. Algo que probablemente nadie necesite.

¿Vale la pena?

La idea de llevar un proyector a todos lados es maravillosa porque sin importar donde estemos, podremos tener una pantalla gigante a nuestra disposición para lo que sea. 

Se me ocurren usos muy interesantes a nivel de entretenimiento, como conectar consolas o ver películas; a nivel de oficina para realizar presentaciones o proyectar modelos 3D y también puede resultar de mucha utilidad para temas educativos en salas de clases o gimnasios. 

Y en ese sentido, es un proyector que funciona bien, que ofrece una experiencia de imagen y sonido competente, sobre todo si consideramos el tamaño que tiene. Pero hay algunas cosas que no me terminan de convencer.

Si consideramos su precio de CLP $619,990 y que el tema de su uso en lugares oscuros es demasiado necesario debido al brillo máximo, quizás resulte una mejor opción esperar a una segunda generación, la cual debería atacar directamente este problema, que termina manchando una buena idea al limitar completamente el uso.