El Fitbit Inspire 3 es el medidor más económico del catálogo de Fitbit, pero ofrece una completa medición de actividad física.
La competencia en el mercado de gama baja de medidores de actividad física es cada vez más apretada. Un montón de empresas están fabricando sus propias pulseras y relojes, y creo que la decisión de cuál adquirir cada vez tiene que ver más con el ecosistema que te sientes más cómodo.
Una de las más destacadas siempre ha sido Fitbit, que tiene excelentes opciones en la gama alta pero de su gama baja poco se habla, puede que sea por los medidores de empresas como Xiaomi u Oppo, que compiten a precios muy asequibles.
El Fitbit Inspire 3 viene a ocupar el último lugar en el catálogo de dispositivos de la empresa de Google y ofrece un completo abanico de funciones para competir de la mejor forma en la gama de entrada.
A pesar de eso, puede que en algunos casos sea un dispositivo muy prescindible de adquirir.
Al ser el producto más barato de una empresa que, al fin y al cabo, fabrica relojes y pulseras, es normal que su producto más barato sea el que peor se ve en la muñeca. Los sacrificios respecto a Charge y Luxe son evidentes, aunque su software, medición y funciones se parecen mucho.
El Inspire 3 sigue siendo super pequeño, liviano, y es un poco más ancho y corto que su predecesor, pero la verdad no es que importe mucho, se ve exactamente igual que la mayoría de medidores de gama baja.
En los laterales están los botones táctiles, que responden al tacto cuando se presionan de forma simultánea (y funciona muy bien), y al frente por primera vez tenemos una pequeña pantalla AMOLED para visualizar y hacer las cosas más básicas que es capaz de hacer un wearable. La pantalla es muy pequeña y es compatible con always-on-display. Como en cualquier medidor, en la parte de abajo están los sensores.
El Inspire 3 se siente como un medidor ligero pero sólido y la pantalla se ve bien a la luz del sol, que es lo importante, ya que los medidores más económicos tienen más chances de ser llevados a un partido de fútbol o algún deporte de contacto que un reloj inteligente, porque duele menos romperlo (o golpear a alguien con él).
Las correas son intercambiables, con diferentes opciones en color y materiales. Aunque la verdad dudo mucho que un usuario de Inspire busque el tema de la personalización. Creo que eso va más con los relojes de gama alta.
El Fitbit Inspire 3 me ha gustado mucho porque tiene poco que envidiarle a muchos de los medidores de actividad física del mercado, incluso hay muchos dispositivos a los que sus fabricantes llaman smartwatch, pero que en realidad tienen solo el aspecto de reloj y por dentro no son más que un medidor barato.
Nuestro protagonista es compatible con Android y iOS, cuenta con la posibilidad de ver notificaciones directamente en la pequeña pantalla (el motor de vibración no es muy bueno), cambiar entre diferentes formatos de reloj y su sistema operativo funciona de forma simple, de manera similar al último Fitbit OS, que a la vez está inspirado en Wear OS 3.
Si deslizamos hacia abajo podemos acceder a los ajustes rápidos, en donde podemos activar los modos No Molestar, Noche y Bloqueo Acuático, así como acceder rápidamente a Find My Phone y cambiar la configuración de activar la pantalla al levantar y dónde llevamos puesto el medidor, ya sea muñeca o clip. Bien completo fíjate.
Al deslizar a los costados encontraremos las aplicaciones fundamentales de cualquier medidor: Iniciar una actividad, el modo relajación y obviamente la alarma, temporizador y cronómetro; mientras que si deslizamos hacia abajo accederemos a las estadísticas de Fitbit.
Pero lo realmente importante es cómo el Inspire 3 mide la actividad física, y como muchos otros dispositivos de Fitbit, ha cumplido con mis expectativas. Es una medición completa y muy consistente, que como cualquier otro medidor tiene su margen de error en el conteo de pasos, pisos, calorías y demás, pero que cumple con ofrecer una gran variedad de estadísticas en un formato pequeño y más económico.
La aplicación es excelente, pero es una vergüenza que aún no tenga modo noche y peor aún, no admita conectar dos dispositivos de forma simultánea.
Respecto a la versión anterior, la principal novedad es el sensor de oxígeno en la sangre (SpO2), pero claramente seguimos teniendo la medición del sueño, la temperatura corporal y la posibilidad de utilizar el GPS del teléfono para trackear nuestros ejercicios, que incluso pueden ser deportes acuáticos.
Lamentablemente, como en cualquier dispositivo de Fitbit, hay algunas funciones que están ligadas a la suscripción Premium, sobre todo los gráficos más específicos de la medición de sueño, los informes de bienestar y los niveles de recuperación para saber si estamos aptos para volver a realizar actividad física. Lo bueno es que lo básico es suficiente para la mayoría de las personas y no creo que un usuario de Inspire sea el objetivo de este tipo de suscripción.
No podemos esperar maravillas de un dispositivo de este tipo en términos de rendimiento, al final solo necesitamos que su pequeño sistema operativo funcione de forma correcta al hacer las cosas más básicas y la verdad es que no hay problemas.
Puede que haya un pequeño lag de vez en cuando, pero cumple al momento de recibir notificaciones, iniciar una actividad de forma rápida y actualizar los datos de actividad física constantemente.
La batería es excelente, consumiendo alrededor de un 8-12% por día y llegando sin problemas a los 10 días de autonomía, que son los que promete Fitbit. Cabe destacar que la duración es muy similar a la que poseía la versión anterior de Inspire, la cual no poseía una pantalla AMOLED, sino que una monocromática.
La pantalla tiene la opción de estar siempre encendida y me gusta mucho que al usarlo de esta forma, el consumo de batería no aumenta mucho, llegando a los 6-7 días de autonomía sin problemas, que igual está super bien. Ayuda mucho que el modo noche se activa automáticamente para ahorrar batería mientras descansamos.
Eso sí, hay algunas cosas que no me han gustado respecto a la batería. Lo primero es que su sistema de carga es un poco incómodo, con un cargador que se acopla a presión a la parte trasera del Inspire 3 y que me ha resultado un difícil de quitar cuando la carga está completa. No es que lo tengamos que cargar muy seguido, pero igual.
Lo otro es que la carga es lenta, todo lo contrario a lo que Fitbit me tenía acostumbrado. Los modelos Charge, Versa, Sense y el Pixel Watch, todos cargan de forma muy rápida, y me parece un poco extraño que el Inspire, que tiene una batería muy pequeña, se cargue tan lento.
Hay muy poco que reprocharle al Fitbit Inspire 3, creo que es un excelente medidor de actividad física por el precio, capaz de medir más de lo que muchos otros medidores pueden medir en la gama de entrada, como el oxígeno en sangre, el sueño y diversos tipos de deporte, siendo muy bueno para medir sesiones de natación.
Además, la pantalla, que si bien de repente podría responder mejor al navegar por la interfaz, se ve bien a la luz del sol, su diseño es personalizable y la aplicación de Fitbit es muy buena. Obviamente, si eres una persona que se toma muy en serio la actividad física, claramente hay opciones que cuentan con GPS integrado, un diseño más deportivo o una pantalla más grande, pero ese no es el objetivo de una smartband económica.
Entonces, ¿cuál es el público del Inspire 3? Cualquier usuario nuevo en el mundo de los medidores de actividad.
Yo soy un usuario antiguo de medidores de actividad y de verdad que me encantaría tener un Inspire 3 para usarlo en los momentos en los que no puedo usar el Pixel Watch debido al diseño de éste. Lamentablemente no se puede porque Fitbit no permite sincronizar dos dispositivos a la misma cuenta, pese a que tienen diseños muy distintos que les dan distintos usos.
Al final, es super fácil irse de un ecosistema como este, en el que más encima ahora podemos mover nuestros datos de salud gracias a Health Connect y creo que esa limitación sólo invita a probar otras opciones.