Las baterías LFP son una variante de ion litio con alta seguridad y durabilidad, pero menor densidad energética y mayor volumen.

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Con los cortes de luz, las estaciones de carga portátiles se están consolidando progresivamente en los hogares como unidades de respaldo energético. Pero, ¿alguna vez se ha preguntado qué tipo de batería utilizan?, ¿si son químicamente iguales a las de los smartphones?, o ¿si la baterías LFP (de litio ferrofosfato) son tan peligrosas como las de ion litio de un smartphone?
En este artículo (de una serie de tres notas) se presenta una comparativa técnica entre las distintas químicas que conforman la familia de baterías de ion litio, de la cual la LFP es una de sus variantes más relevantes desde el punto de vista para las estaciones de carga portátil.
Se abordan las características generales de esta tecnología y se analiza el posicionamiento particular de la LFP, con el fin de evaluar sus ventajas y desventajas frente a otras alternativas del mismo grupo.
Importante: Las baterías LFP son un tipo específico dentro de la tecnología de ion litio. No son una categoría aparte, sino una variante con propiedades estructurales y químicas particulares que determinan su uso.
Las baterías de iones de litio (Li-ion) están presentes en la mayoría de los dispositivos que usamos a diario, y su uso ha crecido exponencialmente desde su introducción en 1991, posicionándose como la tecnología dominante en diversas aplicaciones:
De acuerdo con Battery University, el dominio del mercado por parte de las baterías de ion Litio, es por a su alta densidad energética y eficiencia de ciclo.
Además, estas baterías son electroquímicas recargables que almacenan y liberan energía mediante el movimiento reversible de iones de litio (Li+) entre un ánodo y un cátodo a través de un electrolito.
Durante la descarga, los iones de litio viajan del ánodo al cátodo generando electricidad; durante la carga, el proceso se invierte (ver siguiente figura).
Veamos en detalle el proceso de descarga y carga por separado:
En el diagrama anterior de descarga:
Para el caso de la carga:
Dentro de la familia de baterías recargables de ion litio (Li-ion), existen diversas químicas que comparten el principio de funcionamiento basado en el intercambio reversible de iones de litio entre cátodo y ánodo. Las más comunes incluyen:
Dentro de esta categoría, las baterías LFP (Litio Ferrofosfato) se diferencian del resto porque usan el compuesto químico LiFePO4 como material activo en el cátodo, y que fue propuesto por el grupo de John B. Goodenough como una alternativa más segura y estable que los óxidos de cobalto o níquel (Journal of Power Sources, 1997).
Las baterías de LiFePO4 tienen la peculiaridad de que cuentan con un perfil diferente en cuanto a voltaje nominal, seguridad térmica, vida útil y coste de producción.
La siguiente gráfica de radar que compara tres tipos de baterías de ion litio —NCA, NMC y LFP (LiFePO₄)— en cinco dimensiones clave:
Las baterías de LFP se usan en aplicaciones donde la seguridad y la durabilidad son prioritarias, como en buses eléctricos, flotas logísticas y almacenamiento de energía renovable.
Por su parte, las de tipo NMC (Níquel Manganeso Cobalto), NCA (Níquel Cobalto Aluminio) y LCO (Litio Cobalto Óxido), cuentan con diferentes metales de transición en el cátodo, afectando directamente a su densidad, seguridad y longevidad. Por ejemplo, este tipo de químicas están más orientadas hacia la electrónica compacta o vehículos de largo alcance, donde la densidad energética es el factor dominante (Zhang et al., 2021).
En resumen, las características claves de las baterías de LFP son las siguientes:
⚡ Densidad energética moderada:
Entre 120–160 Wh/kg, adecuada para suministrar energía sostenida durante largos periodos.
🔋 Voltaje nominal constante:
Descarga estable en torno a 3.2 V por celda, ideal para dispositivos que requieren voltaje uniforme.
♻️ Larga vida útil:
Hasta 3.000 ciclos con bajo nivel de degradación, lo que reduce reemplazos y costes operativos.
🚀 Alta capacidad de carga y descarga:
Admite ráfagas de energía con tasas de carga hasta 1C y descarga entre 2C y 10C.
🔐 Máxima seguridad:
Baja propensión a la fuga térmica gracias a su estabilidad química y térmica inherente.
🛠️ Mantenimiento mínimo:
No necesita calibraciones frecuentes ni ciclos de carga completos para conservar su capacidad.