Es muy probable que en algún momento hayas escuchado acerca del internet de las cosas (o Internet of Things) y te hayas preguntado ¿qué rayos es el internet de las cosas? ¿Son objetos que están conectados a internet? Bueno, técnicamente sí. Pero el tema va muchísimo más allá de simplemente «ponerle internet» a un objeto. No solo podemos hacer electrodomésticos más inteligentes. Podemos mejorar nuestra calidad de vida, darle vida nueva a aparatos antiguos e, incluso, obtener datos de como vivimos.
El inicio del IoT
La idea de tener aparatos conectados a Internet se remonta al año 1982, en la universidad de Carnegie Mellon, en Pennsylvania, EEUU. Allí, se instaló una máquina de bebidas, la cual podía indicar de forma remota cuántas latas quedaban y cuán heladas estaban. Un experimento que en la actualidad nos puede parecer bastante burdo, pero que evolucionó en esta gran revolución que tenemos hoy en día.
La evolución con la tecnología
Si bien en 1982 la Internet como la conocemos ahora no existía, podemos definir entonces al Internet de las cosas como una categoría muy amplia. Cualquier objeto que pueda conectarse de forma remota a una red e intercambiar datos puede ser considerado un objeto inteligente. Incluso esa máquina de bebida.
La era de la radiofrecuencia
¿Qué es el Espectro Radioeléctrico?
Pero con los avances de la tecnología el IoT no se quedó atrás. Llegó el siglo XXI y comenzó la revolución del RFID. El RFID (o Identificador por Radiofrecuencia) es la tecnología que hace funcionar una gran parte de nuestras vidas. En este período la tecnología no era muy barata como para el consumidor regular. La tecnología RFID estaba limitada a sistemas de logística e inventario para grandes empresas. Sin embargo los avances y reducciones de costos llevaron a implementar la tecnología RFID en nuestras vidas. ¿El NFC de los teléfonos? ¿La tarjeta de transporte público? ¿El pago con tarjetas «contactless»? Todas estas son tecnologías de radiofrecuencia que toman como base el RFID.
El internet como medio
Aproximadamente del 2005 en adelante e inicios del 2010 se formó el Internet tal y como lo conocemos ahora. De páginas estáticas a comunicación instantánea. Aparecieron los gigantes como Google, Facebook, Twitter, etc. Y con esta gran revolución del a Internet y sus capacidades, el IoT se vio muy beneficiado.
Ahora no era solamente una máquina de bebida. Podían ser miles. Y desde la comodidad de mi casa podría ver cuántas bebidas le quedaban a cada una, sin tener que conectarme a la red de una universidad. Con esto llegaron nuevas utilidades para el IoT. Las cámaras IP para seguridad, sistemas de posicionamiento de vehículos para flotas empresariales y manejo de documentos de forma online. El IoT todavía está centrado en el mundo empresarial. Pocos son los productos que tienen un enfoque para el consumidor final.
Si quieres ahondar un poco más sobre los orígenes de Internet, te invito a ver uno de siguiente video desarrollado por el canal de Youtube simonfilm o bien el video de Dicocci Soluciones Creativas:
El WiFi y las redes móviles
¿Sabes cuál es la diferencia entre una banda y un canal del espectro?
Llegamos a la época actual. Donde en todos lados tenemos asegurada una conexión a Internet ya sea por WiFi o por red móvil. Y por supuesto el IoT da este salto. En este punto vemos como aparecen aparatos para el hogar. ¿Quieres un termostato que se conecte a tu teléfono? Claro que sí. ¿Quieres un auto que te avise cuando le queda poca batería? Por supuesto. ¿Un refrigerador que te recuerde que debes botar esas sobras que llevan 2 semanas escondidas? Bueno, también.
Pero eso no es todo. Ahora no solo podemos tener la conectividad en todo lugar, en todo momento y al alcance de nuestra mano. Además, todos los aparatos son más inteligentes. Podemos pedirle a nuestras luces que se enciendan al llegar a casa y que se apaguen al irnos. Nuestra cafetera puede aprender a qué hora nos levantamos. Y un millón de posibilidades más. Sin embargo, esta gran revolución nos ha llevado a grandes desafíos.
¿Qué es el ancho de banda?
El problema con el IoT actual
Tener una casa inteligente suena casi utópico. Y cada día estamos más cerca de esta realidad. Sin embargo hay muchísimos factores que pueden hacer de este sueño una pesadilla para las empresas, gobiernos, programadores y, finalmente los usuarios finales.
Datos, datos everywhere
Imagina una cafetera. Supongamos que esta cafetera envía unos cuantos megabytes de datos al día. Ahora imagina cientos de miles de cafeteras funcionando todos los días. Estamos frente a unos cientos de miles de megabytes que se transmiten por internet a los servidores de la empresa o a nuestros teléfonos. Ahora imagina que no solo las cafeteras están conectadas. Cámaras, luces, refrigeradores, etc.
Todo conectado 24/7 enviando datos constantemente. La cantidad de datos que se deben mover por internet es absurdamente grande. Miles de millones de veces más de lo que puede almacenar tu teléfono. Y todo en tiempo real, de forma instantánea. Gracias al 5G ahora tendremos todo un nuevo mundo para enviar datos más rápido de forma inalámbrica, lo que debería mejorar considerablemente este aspecto. ¿Cómo almacenamos estos datos?¿Aguantarán los servidores de las empresas? ¿O terminaremos con un planeta cubierto de servidores? ¿Qué hacemos con los datos con cierta antigüedad? Esta última pregunta nos lleva al segundo gran problema.
Mis datos son míos, ¿verdad?
Bueno, sí y no. Los paquetes de datos de tus aparatos coenctados viajan por la internet. Eso quiere decir que cualquiera que pueda vulnerar algún punto por donde pasen estos datos, puede hacerse de cuál es la temperatura de tu hogar o so tienes las luces encendidas o apagadas. Esto puede determinar, por ejemplo, si estás en tu casa o no. Peor todavía. Si alguien obtiene acceso a la red de tu hogar puede realizar cambios en tus aparatos, creando caos donde debería haber felicidad.
Por otro lado, ¿qué hacen las empresas con tus datos? ¿Los guardan para siempre? ¿Los venden? ¡¿Me están espiando?! Cada compañía tiene una política de privacidad. Sí, ese texto gigante que probablemente no leíste y al que le diste «aceptar» sin darle importancia. En este documento se indica qué es lo que hará (o debería hacer) la empresa con tus datos.
¿Qué son los metadatos y qué es lo que pueden revelar sobre nosotros?
El cifrado de las comunicaciones y su uso cotidiano
¿Mi refrigerador es un zombie?
La seguridad no es un tema nuevo en la internet. Hackeos, ataques, robos. Es realmente el lejano oeste allá afuera. Y el IoT es una de las víctimas más vulnerables. Muchos de los aparatos actuales no tienen una forma de actualizarse para parchar fallas de seguridad. Otros aparatos incluso tienen fallas de seguridad en el hardware, lo que los hace imposibles de reparar. A menos que lo reemplaces.
Hace unos años hubo un ataque masivo a algunos servidores. Si bien ataques hay en todo el mundo y en todo momento, en este caso se trató de una red de objetos con IoT los cuales habían sido infectados. Sí, quizás tu cafetera estaba siendo parte de una red de ataque masiva que dejó sin internet y sin servicio a muchas personas. Mala cafetera.
¿Hacia dónde vamos?
Cada día tenemos más y más objetos que se unen al Internet de las Cosas. Desde monitores de plantas hasta cajas de arena para gatos. Este mundo solo apunta hacia arriba y no parece detenerse. Con la llegada del 5G no solo tendremos mayores velocidades. Tendremos toda una carretera gigante y vacía donde podremos enviar y recibir datos para que el café esté listo al despertar, las luces encendidas al llegar y la pieza a la temperatura perfecta al acostarnos.
Entonces, ¿qué rayos es el IoT?
La definición exacta de Internet de las Cosas ha variado con el tiempo. Cisco define el IoT como el punto en el tiempo en el que existan más objetos que personas conectadas a Internet. Tiempo que fue superado el año 2010, donde por cada persona habían 1,84 objetos conectados.
Por otro lado, tampoco podemos llamar a cualquier cosa como un objeto conectado al IoT. Debemos definir una línea que separa un aparato con un cable a un objeto inteligente. ¿dónde definimos esa línea? Es un poco borrosa y realmente nadie sabe exactamente dónde definirla.
Todo puede depender de cómo apliquemos el concepto del Internet de las Cosas. Por ejemplo, si se trata netamente de electrónica de consumo, podríamos definir a un dispositivo IoT como cualquiera que, una vez conectado a la red, nos facilita la realización de una tarea, o bien, mejora y simplifica nuestra experiencia de uso de este equipo (por ejemplo, termostatos, interruptores, aspiradoras, etcétera).
Aún así, con esa definición quedamos algo cortos, ya que el Internet de las Cosas también se aplica en el mundo empresarial e industrial (IIoT). Estos pueden ser cosas como: sensores, medidores o cualquier tipo de instrumento o máquina que pueda ser conectado con otros para diversos fines, aunque principalmente se utilizan para recoger y analizar datos, así como también para optimizar y mejorar ciertos procesos industriales.
Además, durante el último tiempo también ha nacido el concepto del Internet of Everything (IoE, Internet de Todo), y que apunta a conectar literalmente todo: máquinas, objetos e incluso personas. Una idea bastante radical que a fin de cuentas busca que el mundo entero gire en torno a los datos, para así simplificar y mejorar procesos, conexiones, etcétera.
Entonces, como podrán ver, el concepto del Internet of Things es bastante amplio, y puede ser aplicado en varios ámbitos. En un mundo cada vez más conectado, el IoT va cobrando más y más protagonismo, por lo que no nos cabe duda que durante esta nueva época veremos un importante aumento del uso de dispositivos inteligentes en nuestros hogares, especialmente en nuestra región.