La principal misión de Prat es conectar territorios históricamente aislados, disminuyendo así la brecha digital existente en nuestro país.
Si bien son varios los cables de fibra óptica submarinos que nos conectan con el resto del mundo, hay uno que precisamente nos ayuda a conectarnos dentro de nuestro país, específicamente con el sur de Chile.
Se trata del cable submarino de fibra óptica Prat, un proyecto de la empresa Gtd que nació en el año 2021 y que aterrizó en 12 ciudades costeras de Chile, uniendo de esta manera a Arica con Puerto Montt y descentralizando su capacidad de transmisión.
Su principal misión es conectar territorios históricamente aislados, disminuyendo así la brecha digital existente en nuestro país. De hecho, el cable conecta con las siguientes ciudades:
Desde la capital de la Región de Los Lagos, el cable de fibra óptica submarino Prat se conecta a otros cables del mismo tipo de Gtd existentes en la zona, abarcando hasta Coyhaique, pasando por Chaitén y la Isla Grande Chiloé.
De esta manera, entrega nueva infraestructura digital para el desarrollo de la astronomía, minería, agricultura, educación y ciencias, así como también otras áreas vitales para el desarrollo nacional.
Este cable submarino cuenta con 36 filamentos de última generación que son capaces de transportar hasta 9,6 TB de información con un solo par de filamentos.
Contar con este cable es esencial para disminuir considerablemente la desconexión ante eventos naturales como los terremotos, incendios, aluviones, entre otros, pudiendo así asegurar la continuidad operacional de los servicios de los clientes de Gtd.
Pero eso no es todo, ya que este cable cumple con otra función más y que tiene relación con los sismos ocurridos en la costa de nuestro país.
Resulta que el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile utilizará este cable para detectar sismos con el Proyecto de Observación Submarina de Terremotos (POST).
junto con el centro de investigación francés, Géoazur, buscan utilizar el cable de fibra óptica submarina Prat como si fuesen miles de sensores sísmicos, aprovechando las pequeñas impurezas de este tipo de cables.
Ese método aprovecha las pequeñas impurezas de las fibras ópticas que, actuando como micro-reflectores, devuelven parte de la luz transmitida por la fibra al transmisor DAS localizado en un extremo de ella. Al estirar o contraer la fibra, el paso de una onda sísmica altera la distancia entre estas impurezas, y por lo tanto, el tempo de viaje de la luz reflejada en una cantidad ínfima.
Dra. Diane Rivet, investigadora de la Universidad Côte d’Azur y del Laboratorio Géoazur de Francia.
Se esperaba que la primera etapa de pruebas de este proyecto iniciara en la zona central del país durante el mes de noviembre de 2021. Sin embargo, se desconoce cuál es la situación actual de dicho proyecto.