La carga inalámbrica es cada vez más común, y aquí te contamos qué es, y si realmente es más ineficiente que la carga común por cable.
La carga inalámbrica es cada vez más común en nuestros smartphones y gadgets de uso diario, pero no por eso significa que es mejor o peor, y acá te contamos qué es. Simplemente, es una manera distinta de cargar tus equipos, pero de todas, es la menos eficiente.
En términos simples, la carga inalámbrica es una manera en la que cargar tus equipos de uso común. La tecnología de carga inalámbrica existe desde hace más de 100 años, pero su inclusión en dispositivos electrónicos de uso diario es cada vez más común.
Al igual que con las conexiones por cable, un cargador inalámbrico necesita transferir energía a la batería del teléfono. Lo que se busca acá es manipular los electrones de la bobina del cargador inalámbrico, empujándolos en una dirección y luego en otra para crear una corriente alterna (CA).
La corriente alterna dentro de la bobina de transmisión crea entonces un campo magnético alterno (Ley de Faraday). Cada uno de los vaivenes de la corriente se mide en hercios (Hz), mientras que las bobinas de carga inalámbrica suelen funcionar en el rango de 130-140 kilohercios (kHz). Eso significa que la corriente va y viene por la bobina, por ejemplo, unas 140.000 veces por segundo.
Además, dentro de nuestro dispositivo de destino tiene que haber una bobina correspondiente. Y cuando se coloca cerca de la bobina emisora, el campo magnético alterno induce una corriente alterna en la bobina receptora. Esta corriente alterna se convierte en corriente continua (CC) mediante un puente rectificador y otros circuitos. Así es como se transfiere la energía.
Usar una carga por cable tradicional es mucho más sencillo que una carga del tipo inalámbrica. Esto porque mediante cable, la corriente alterna del enchufe de la pared se convierte en continua en la misma fuente de alimentación y fluye a través del cable de cobre hasta el teléfono.
Entonces, es nuestro teléfono el que decide entonces a qué velocidad quiere consumir esa corriente en función de los límites de seguridad establecidos por el fabricante.
Sin querer ir demasiado profundo en las causas del por qué. En estricto rigor, cada vez que colocamos nuestro teléfono, un par de auriculares inalámbricos o cualquier accesorio en una almohadilla de carga inalámbrica, estamos utilizando cerca de un 50% más de energía para cargarlos que con un cable.
Parte de la razón es que puede ser difícil alinear las bobinas electromagnéticas correctamente para transferir toda la energía de la que son capaces, pero otra parte es simplemente porque la carga inalámbrica consume más energía.
Esto es intrínsecamente uno de los defectos de diseño de la carga por inducción, pues estamos enviando energía a través de bobinas que están alineadas de forma que oscilan y crean un campo magnético.
Aquí es donde entra en juego el estándar Qi, que lo que busca es eliminar la dificultad para alinear las bobinas electromagnéticas. Por ende, tener almohadillas magnéticas que guíen las bobinas hará que sea más fácil el poder eliminar este delta de variación, haciéndolo cada vez más eficiente.
Lamentablemente, no alcanza aún la eficiencia de una cable por cable. Además, de que crea más energía que transferir que una carga convencional. Eso no está completamente solucionado, y mientras no lo haga, entonces no será nunca más eficiente que la carga por cable. Tu batería recibirá más calor también, lo que a la larga desgastará su vida útil más rápido que la carga por cable.
Entonces, si optas por la tecnología inalámbrica, debes elegir bien. Si quieres usar carga inalámbrica, los dispositivos con certificación Qi2 y MagSafe son los más eficientes por ahora. Y si quieres reducir aún más la ineficiencia de la carga inalámbrica, trata de usarla con un adaptador de bajo consumo. Así, limitarás la pérdida de energía mientras el cargador no está en uso.
Puedes ver un ejemplo muy interesante acerca de la carga inalámbrica y por qué es más ineficiente con términos científicos aquí por si te interesa también.
