Qualcomm renuncia a la guerra de los núcleos

No han sido días fáciles en Qualcomm. 2015 nos deja como testimonio un profundo revés en su despliegue de dispositivos basados en Snapdragon 810, todo movido por problemas de eficiencia y temperatura que provocaron que varios fabricantes, principalmente Samsung, rompieran los acuerdos y desistieran de comercializar sus smartphones icónicos con este SoC.

Esto obligó a reenfocar los esfuerzos, saber reaccionar y hoy parecen haber recuperado el tranco. Y se encargan de hacerlo saber abandonando una lucha que ellos mismos impulsaron en su momento: La guerra de los núcleos en procesadores móviles.

En declaraciones de ejecutivos de la compañía, queda claro que hoy en día están enfocándose en crear procesadores con menos núcleos, aunque no por eso dejarán de lado la eficiencia.

El mejor ejemplo es el recientemente lanzado Snapdragon 820, que llega al mercado con el récord de ser más poderoso y hasta un 30% más eficiente en consumo de energía que el 810, todo esto con sólo 4 núcleos: dos de alto poder y dos de bajo consumo en configuración big.LITTLE.

Snapdragon 810 tiene 8 núcleos en la misma configuración, la que permite hacer funcionar el bloque poderoso o el bloque ahorrativo según se requiera, pero nunca todos al mismo tiempo.

Marketing, el problema y la solución

Así las cosas, ¿por qué vemos que todavía existen planes de SoC octa-core de parte de Qualcomm? La respuesta es sencilla y directa: Marketing. En China son muchos los proveedores de SoC que han desarrollado una gran cantidad de soluciones con ocho y hasta diez núcleos, todo con el fin de dar la impresión de ser más eficiente y mejor.

En Qualcomm seguirán trabajando en estos procesadores con muchos núcleos, principalmente para la gama media, pero en equipos de gama alta veremos cada vez más optimización y menos núcleos.

En cierto modo el mensaje de marketing que ellos mismo impulsaron terminó explotándoles en la cara, y ahora comienza la titánica tarea de cambiar el paradigma autoimpuesto.