El proceso de inscripción prometía ser fácil, rápido e intuitivo, pero en la práctica resultó ser todo lo contrario.
Mañana saldrá publicado en Pisapapeles un análisis de nuestro recopilado de experiencias realizando la inscripción administrativa en los teléfonos que importamos a Chile desde el extranjero. Ahí podrán ver todos los detalles de plazos, que empresa elegir y otros tips, pero ahora quiero expresar todo lo que sentí al realizar este proceso.
¿En una palabra? Frustración. Tenía uno de los teléfonos más deseados del mundo en la mano y no podía utilizarlo diariamente. Después de varios días seguía pasando lo mismo, y fue ahí cuando me pregunté: «¿De verdad está pasando esto en el 2017?»
Cuando la Subsecretaría de Telecomunicaciones anunció esta reforma, la Inscripción Administrativa debía ser un proceso «fácil, rápido e intuitivo» pero resultó ser totalmente lo opuesto. Ojo, no quiero decir que la Subtel tenga toda la culpa, porque las empresas homologadoras tienen la misma porción (o quizás más) de implicancia en este tema.
El consenso de un plazo de 24 a 72 horas hábiles rompió toda promesa de agilidad en el proceso. Hoy en día hay autos que se manejan solos, estamos tratando de colonizar marte y no podemos gestionar un proceso que sea automático para registrar un IMEI en Chile. ¡Basta! Esta parte de la normativa tiene una buena intención, pero está mal implementada y debe terminar ahora mismo.
En la interna de la Subsecretaría de Telecomunicaciones están al tanto del mal andar que ha tenido este proceso y desde ya nos han informado que están revisando activamente todo esto, y que están dispuestos a realizar cambios en el corto plazo para hacer más expedito el proceso.
¿Habrá una modificación o se eliminará de raíz la exigencia para teléfonos importados? Eso aún no lo sabemos, pero sí podemos decirles que estamos con ustedes en esta, estimados lectores. Vivimos semana a semana en carne propia lo tragicómico que resulta querer utilizar el juguete nuevo y no poder hacerlo. Estar tan cerca pero a la vez tan lejos.
Ojalá que esto sirva –de verdad– para que futuras normativas tengan más cuidado antes de ser implementadas, tanto por quien las propone como también de quien las pone en práctica.