Abran paso, que el rey quiere de vuelta su corona.
Finalmente no fue NX, sino Switch. Ese es el nombre que Nintendo le otorgó a su próxima consola, la que tiene foco en ser el puente que cierre la brecha entre la experiencia de sobremesa y el juego portátil.
Switch está compuesta de una pieza principal que integra la pantalla con — asumimos — todo el hardware necesario para correr los juegos de su catálogo, además de controles removibles y capacidades de juego multiplayer por proximidad de consolas y la opción de compartir los controles integrados para juegos de corte más casual.
Sacándola de su dock, la Switch inmediatamente se mete en territorio smartphone cumpliendo la promesa que otros fabricantes (incluso ellos mismos) hicieron y que — hasta ahora — no han podido cumplir del todo: hacer que el catálogo de la consola «de sobremesa» sea jugable en cualquier lugar.
Es como si Nintendo hubiese dejado que la industria evolucionara para luego tomar una página del libro de cada uno y desarrollara una consola pensada en cada tipo de jugador. Y el resultado, incluso mostrando poco, promete.
Incluso la declaración silenciosa pero poderosa de impulsarla para campeonatos de Splatoon (y, asumimos, otros juegos) la hace llamativa para el mercado de e-sports que en gran medida depende de hardware potente y carece de portabilidad.
Nintendo declaró su decisión por ir por el mercado de jugadores casuales y gamers de smartphone. Primero con tímidos intentos como Miitomo y — recientemente — con Super Mario Run, la primera franquicia emblemática de la japonesa que aterriza oficialmente en teléfonos inteligentes.
Hasta ahora, ni una palabra oficial a nivel de software o hardware.
Apple se vanagloriaba en su última presentación de productos que ellos tenían el aparato para juegos portátiles más importante de la industria.
¿Podrá ser que Nintendo haga con esto el dispositivo de juego definitivo y pueda competirle a una industria que ya tiene cientos de millones de dispositivos instalados en el mercado? Tendremos que esperar hasta marzo para ver cómo resulta esta apuesta, pero si el catálogo es medianamente aceptable — ya cuenta con apoyos de EA, Activision y más — podría tener una oportunidad.
El gran talón de Aquiles es su aparente dependencia en cartuchos para la distribución de juegos, un formato que le deja un paso por debajo en flexibilidad de acceso a contenidos. Si no existe una alternativa digital — y debería existir — podría perder atractivo entre los jugadores casuales, aquellos que prefieren jugar en su móvil.
Aún asi, estamos intrigados y muy interesados en ver cómo Nintendo conciliará su negocio regular con su asalto al mercado de smartphones.
Por ahora nos conformamos con el trailer y nos sobamos las manos esperando la reacción de los desarrolladores móviles y de otros fabricantes que — definitivamente — tendrán que hacer algo al respecto.