Su esfuerzo por empoderar más mujeres en ciencia y tecnología es uno de los sellos de su trabajo en una de las tecnológicas más importantes del mundo.
Ser un factor de cambio de mentalidad en uno de los ambientes más machistas de la industria tecnológica, Silicon Valley, es un largo camino que muchas mujeres han recorrido para lograr equidad, derechos básicos, mayor representatividad y reconocimiento de sus logros.
María «Cuky» Pérez es una de las que impulsa ese cambio desde una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo, y viajamos a San Francisco para conversar con ella, su rol en la empresa y cómo impulsa este cambio en el corazón de la industria tecnológica.
«Cuky» ha sido testigo directo de cómo se ha consolidado la apertura de una veta de cambio en uno de los ecosistemas con prejuicios más hostiles no sólo para mujeres, sino también para diversidades de etnia y sexualidad.
«Pa’ qué te voy a decir. Muchas veces en reuniones soy la única mujer. De hecho, la única mujer y más encima latina…», se lamenta. «Pero estamos haciendo que eso cambie», asegura con entusiasmo.
Esta economista desarrolló su carrera en Estados Unidos, y tras estudiar tanto un máster como un doctorado en Stanford para profundizar su especialización en procesos económicos, cambió su carrera en la academia por el estudio de datos.
Esto la llevó a Airbnb, una de las empresas con crecimiento más explosivo — y la más grande en el mundo — en el mercado del alojamiento basada en Silicon Valley.
Ya lleva 5 años en la empresa trabajando codo a codo con sus fundadores, y durante todo este tiempo ha sido clave en desarrollar procesos de apertura de más espacios para mujeres tanto en el área de Data Science que lidera, como en toda la empresa. En su campo hoy son más de 300 científicos de datos, y la proporción entre hombres y mujeres es prácticamente 50/50.
Esto se logra impulsando cambios que pueden parecer pequeños, pero resultan significativos. «Instauramos la revisión de postulaciones a puestos de trabajo de forma anónima. Así la selección se hace basada en experiencia y currículum, y no se influencia en ningún momento por sesgos de sexo. Así fue como, instantáneamente, muchas más mujeres comenzaron a avanzar en los procesos de selección de la empresa», comenta Pérez.
«Cuky», como prefiere que le digan, es una persona inquieta. Y si bien lleva mucho tiempo en Estados Unidos, desea hacer un cambio en su vida para poder empoderar a más mujeres directamente en Chile. Su experiencia en Silicon Valley es clave para ver el valor que esto puede tener a futuro en el desarrollo del país.
«Por supuesto que quiero volver a Chile en unos dos años. Es un plan por ahora, pero viví y estudié 4 años en Constitución y sé que hay un abismo a nivel educacional en comparación con lo que ocurre en Santiago», comenta Pérez.
Ese plan es llevar su experiencia en tecnología para empoderar e impulsar a niñas y mujeres en provincia, ayudando no sólo a cerrar la brecha de género, sino también esa brecha educacional entre la capital y las regiones. «Trabajar en provincia permite tener un impacto mayor no sólo en las personas y sus familias, sino también en las comunidades», explica.
«Tengo súper claro que va a estar relacionado con educación, con enseñar, con programación, data science, y quiero partir en provincias para luego ojalá llegar a todo Chile», asegura.
Tal como lo hizo en Airbnb, Cuky busca ayudar a apalancar el cambio cultural que hoy vive Chile en materia de género para darle un impulso al desarrollo profesional de competencias científicas y tecnológicas tanto a las nuevas generaciones de mujeres que se forman y que tomarán roles laborales en el futuro, como también darle relevancia a las mujeres que hoy lideran este cambio desde sus propias tribunas. Algo que usualmente es invisibilizado para privilegiar hombres en esos roles.
«Siempre va a haber alguien que les diga que ciertas cosas o roles que no son para una mujer. A mí me lo dijeron mucho. Hay que hacer oídos sordos. Hay que creérsela. Hay que tirarse en temas de ciencia, no tenerles miedo. No por ser mujer sabremos más o menos, sino que tenemos exactamente las mismas capacidades», concluyó.