Es la gran jugada de Google para competir con Apple, aunque nadie sabe si saldrá como ellos esperaban.
Entre ayer y hoy probablemente han leído muchas columnas de opinión en distintos medios sobre los nuevos Pixel de Google. En muchas de ellos alaban lo buenos que son y en muchas otras afirman que no tienen futuro, que nacieron muertos o que simplemente no valen la pena. Incluso llegué a leer que «no hay motivo para preferirlo por sobre las otras opciones del mercado». ¿Cual es la verdad, entonces? Ninguno de nosotros lo sabe hasta ahora. Es prácticamente imposible saber como reaccionará un mercado tan complicado tras un solo dos días de su lanzamiento.
Hay un elemento que no terminará nunca de jugarle en contra a los Pixel: el contraste con Nexus. Por más que Google se haya encargado de aclarar una y otra vez que son marcas completamente distintas, tanto en su ideología como en su enfoque, la comparación será eterna e inevitable. Muchos aún se preguntan porqué los Nexus subieron tanto de precio, y esa pregunta será el eterno fantasma.
Según todo lo que hemos visto hasta ahora, creo que Google busca apuntar a otro tipo de usuario con este dispositivo. En el pasado quedará ese nicho de usuarios al que apuntaban los Nexus, esa plataforma de prueba para entender como la gran G quería que fuese Android, la referencia para los otros fabricantes. Este sistema operativo está en un punto muy alto de madurez, en que los fabricantes ya entienden lo que deben –y no deben– hacer. Ahora el objetivo de Google es competir con grandes, como Apple y Samsung, cosa que con la marca Nexus nunca habría logrado.
¿Que es lo que yo creo? Que Google –y sus Pixel– merecen una oportunidad. Estamos hablando de un teléfono que, en el papel, es el mejor en muchas cosas de las que ofrece. Tiene el chipset más rápido que ha fabricado Qualcomm, una de las mejores –sino la mejor– cámara del mercado, un sistema operativo limpio y con actualizaciones aseguradas. Suena como a todo lo que siempre hemos pedido de un dispositivo Android, pero ahora que llegó, a muchos no les parece suficiente.
Por otra parte, no cabe ninguna duda que los Pixel serán quienes se lleven toda la atención en términos de actualizaciones. Es decir, ya vienen con Android 7.1 de fábrica, mientras que los Nexus actuales demorarán hasta fin de año para recibirlo. Las prioridades de Google han cambiado, y esperemos que eso se refleje en la experiencia de aquellos usuarios que decidan optar por uno de estos nuevos smartphones.
De acá a un par de semanas, habrá muchos análisis en detalle sobre estos nuevos dispositivos, por lo que ya tendremos una idea más formada sobre cual será su recepción en el corto plazo. En ese momento, al fin sabremos si Google dio el primer paso para competir de tu a tu con grandes marcas, como Samsung y Apple.