La principal función del Turbo Boost es ayudar a que el núcleo del procesador funcione automáticamente más rápido que la frecuencia marcada.
Intel constantemente incorpora nuevas tecnologías en sus productos para poder mejorar el rendimiento en los dispositivos. Una de estas tecnologías es algo que ya conocemos hace bastante tiempo, pero que no todos realmente saben cómo funciona. Se trata del Turbo Boost que incorporan diferentes procesadores Intel.
Si bien generalmente las consultan sobre procesadores a la hora de elegir alguno están relacionadas más con la cantidad de núcleos, tipos de memoria, gráficos de procesador, entre otras. Últimamente sí está tomando más relevancia la velocidad que admite el procesador, así como la frecuencia base y también esta frecuencia Turbo.
Esta tecnología acelera el rendimiento del procesador para las cargas de trabajo, permitiendo que los núcleos de este funcionen de manera más rápida que bajo la frecuencia operativa nominal, identificando y dirigiendo las cargas de trabajo al núcleo más rápido en el chip.
Un ejemplo de cómo funciona esta tecnología en los computadores con CPU Intel, es en juegos de alto rendimiento, aplicaciones de renderizado 3D, edición de video, ya que el Turbo Boost proporciona más potencia al procesamiento adicional cuando es posible.
Con esta tecnología es posible acceder a un mayor rendimiento de las aplicaciones de un solo subproceso y de varios subprocesos. La mejor parte de esto es que, para el uso de esta tecnología, no debemos instalar ningún software o aplicación para admitir la tecnología Intel Turbo Boost, ya que funciona de manera automática y es activada por defecto en los procesadores compatibles.
Algo que se debe tener en claro, es que esta tecnología sirve para acelerar algunos núcleos del procesador, no todos, y que es un estado temporal, porque los procesadores no están diseñados para funcionar en el modo Turbo Boost de manera permanente. Si la temperatura sube o si otros núcleos aumentan su carga, la frecuencia máxima del Turbo Boost disminuirá.
También se debe tener en cuenta que la frecuencia máxima del modo Turbo, puede variar según el procesador que estemos utilizando.
Actualmente existen tres versiones de esta tecnología: la primera fue introducida originalmente a finales de 2008 con la serie de procesadores Intel Core i7-9XX. La segunda fue la tecnología Intel Turbo Boost 2.0 se introdujo en 2011 con los procesadores Intel Core i5-2XX e i7-2XX para computadoras de escritorio.
La versión 2.0 funciona de la misma manera que la primera implementación y fue optimizada para la nueva microarquitectura introducida en ese momento.
Finalmente, está Intel Turbo Boost Max 3.0, con una mejora en el aumento de frecuencia masiva en sus núcleos más rápidos, para dar una mayor flexibilidad que permita obtener lo mejor del procesador, mediante una combinación de software y hardware que ofrece un rendimiento del 15% mejor en la familia de procesadores Intel Core serie X para plataformas Intel X299 y procesadores Intel Core i9.
Ahora bien, para el caso de los procesadores Intel Core de 12° generación o la 13° generación, debido al cambio en la arquitectura a núcleos híbridos. Las CPUs cuentan con un margen aún más amplio para aumentar su velocidad de trabajo.
Por ejemplo, el más reciente Intel Core i9-13900KS cuenta con una frecuencia base de 3.20 GHz en los núcleos de alto rendimiento (P-Cores). Y al emplear el uso del Turbo Boost, el máximo que se puede alcanzar es la increíble cifra de 6.0 GHz, lo que representa un 47% más de velocidad. Esto sin contar que todavía nos queda un margen para el overclock. Acá en Pisapapeles analizamos al hermano de este procesador de última generación, si lo quieres ver, te dejamos el enlace a continuación.
Antes del Turbo Boost, la elección de un procesador dependía en gran medida de la cantidad de núcleos que podía poseer. Los procesadores de dos núcleos tenían velocidades más rápidas, sin embargo, los de cuatro núcleos eran más capaces en modalidad multitarea, pero más lentos en tareas mono hilo.
En el apartado gamer, los videojuegos solían funcionar mejor en procesadores de dos núcleos. No obstante, aplicaciones de software como el renderizado 3D preferían los de cuatro núcleos.
De esta manera, el Turbo Boost de Intel, se convierte en una gran herramienta para optimizar el funcionamiento de nuestros equipos, haciendo que los procesadores de más núcleos sean una opción más interesante al poder aumentar la velocidad máxima de unos pocos núcleos y poder disfrutar de un mayor rendimiento.