Nuevos implantes cerebrales facilitan comunicación avanzada mediante IA, ampliando opciones para personas con discapacidades.
En la vanguardia de la tecnología médica, diversas empresas están desarrollando implantes cerebrales que no solo permiten la comunicación neuronal sino que la potencian con inteligencia artificial. Este avance tecnológico tiene el potencial de transformar la vida de personas con condiciones como la parálisis, proporcionándoles un nuevo nivel de interacción con el mundo digital.
El dispositivo clave en esta innovación es el Stentrode, un implante que se inserta en un vaso sanguíneo próximo al córtex motor, la zona del cerebro que regula los movimientos. Este implante capta los pensamientos relacionados con movimientos y, a través de un interfaz cerebro-ordenador (BCI), los traduce en acciones digitales. La integración de la IA de OpenAI, conocida como ChatGPT, ha mejorado significativamente esta interacción, permitiendo al usuario obtener respuestas contextuales que facilitan una comunicación más fluida y menos laboriosa.
Mark, diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 2021, es uno de los beneficiarios de estos ensayos clínicos. Su experiencia destaca la mejora significativa en la comunicación: «Mis manos casi no funcionan en este momento. Antes, escribir cada palabra con la ayuda del BCI era un proceso lento y tedioso. Pero con la incorporación de ChatGPT, la comunicación se ha vuelto mucho más rápida y fácil. Ahora, en lugar de escribir cada palabra, puedo seleccionar respuestas generadas por la IA con un solo ‘click’ mental”. Además, la IA ha aprendido a adaptar sus respuestas al estilo comunicativo de Mark, haciendo la interacción más personal y ajustada a sus necesidades.
Tom Oxley, CEO de Synchron, explica que la llegada de modelos avanzados de inteligencia artificial como el GPT-4 de OpenAI ha ampliado las posibilidades de estos dispositivos. Estos implantes pueden procesar ahora entradas de texto, audio y visuales de manera simultánea, lo que mejora considerablemente la autonomía de los usuarios. A pesar de los desafíos regulatorios y los altos costos asociados, que oscilan entre los 50.000 y 100.000 dólares, el impacto potencial de estos dispositivos es considerable.
Aunque aún falta la aprobación de entidades como la FDA, el futuro de los implantes cerebrales impulsados por IA parece prometedor. Como afirma Mark: «Hay esperanza en camino para cualquiera que pueda estar en una situación similar. Cualquier cosa que pueda hacer para ayudar a los demás, creo que por eso estamos aquí». Esta tecnología no solo ofrece esperanza, sino también una nueva forma de vida para muchos.
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