El estudio identificó una vulnerabilidad en bioseguridad que permite que ciertas proteínas creadas con inteligencia artificial evadan los sistemas de detección genética actuales.

Cadena de ADN Sintetizada por IA | Créditos: Deepmind
Un reciente estudio publicado por el equipo de Microsoft Research en Science, encontró una vulnerabilidad en los sistemas globales de bioseguridad utilizados para controlar las órdenes de ADN sintético.
De acuerdo con la investigación, las actuales herramientas usadas para detectar proteínas tóxicas diseñadas con IA, pasarían por alto varias secuencias. Esto plantea un nuevo desafío para la biotecnología y la ciberseguridad biológica.
Los filtros de bioseguridad son esenciales para controlar la síntesis de ADN, pero las herramientas de diseño proteico con inteligencia artificial han expuesto vulnerabilidades en su capacidad de detección. A continuación, los principales aspectos:
Según el estudio, los modelos de inteligencia artificial especializados en diseño de proteínas generan versiones modificadas de toxinas naturales, como la ricina.
Estas herramientas emplean algoritmos que crean proteínas biológicas capaces de alterar la secuencia de aminoácidos de una toxina sin modificar su estructura ni su función dañina.
Estas proteínas no incorporan software ni componentes digitales, sino que representan versiones biológicamente rediseñadas de compuestos potencialmente nocivos para el ser humano cuando se sintetizan en laboratorio.
La investigación advierte que, gracias a estas herramientas de IA, es posible generar variantes con configuraciones genéticas completamente nuevas; sin embargo, algunas mantienen la misma capacidad tóxica que las originales.
En resumen:
Los sistemas actuales de detección de bioamenazas (como ThreatSeq de Twist Bioscience y el software de Raytheon BBN/IDT) buscan similitudes genéticas entre el ADN que se está ordenando y bases de datos que contienen secuencias de virus o toxinas peligrosas conocidas.
Este enfoque depende principalmente de la similitud genética, así es que si la proteína sintetizada cambia su secuencia, pero mantiene su función biológica, los filtros no la podrían detectar.
Los autores del estudio advirtieron sobre esta vulnerabilidad al evaluar cómo los sistemas respondían ante variantes diseñadas con inteligencia artificial:
“Descubrimos que el software de detección de amenazas no fue capaz de identificar variantes generadas por IA de proteínas peligrosas; hasta un 100 % de las variantes del potente tóxico ricina pasaron desapercibidas por el software”.
Wittmann y Horvitz, Microsoft Research, 2023
El problema identificado por el estudio es que la IA puede generar proteínas funcionalmente idénticas, pero con secuencias genéticas muy diferentes —tan diferentes que los filtros no las reconocen.
De hecho, el experimento mostró que:
“Solo la secuencia de control positivo fue identificada como amenaza; todas las variantes de ricina generadas pasaron sin ser detectadas y podrían, en ausencia de intervención, ser solicitadas a través de IDT”.
Microsoft Research, 2023
El equipo utilizó modelos de inteligencia artificial para generar variantes de la toxina ricina, una de las más estudiadas por su potencial de uso biológico. Luego, los investigadores evaluaron si los programas de control utilizados por laboratorios y proveedores de síntesis genética identificaban las secuencias de ADN correspondientes.
Los resultados demostraron que algunos algoritmos no detectaron secuencias relacionadas con proteínas potencialmente tóxicas, mientras que otros ofrecieron una mejor respuesta. Tras confirmar el hallazgo, los investigadores contactaron a organismos internacionales de bioseguridad para advertir sobre la vulnerabilidad antes de publicar el estudio.
“Tomando inspiración de los procesos establecidos en ciberseguridad para abordar este tipo de situaciones, contactamos a los organismos relevantes, incluyendo el International Gene Synthesis Consortium y colegas de la comunidad de diseño de proteínas, además de responsables de bioseguridad de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de Estados Unidos, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, el Departamento de Seguridad Nacional y la Oficina de Preparación y Respuesta ante Pandemias. Fuera de esas entidades, los detalles se mantuvieron confidenciales hasta realizar un análisis más amplio y desarrollar posibles mitigaciones o ‘parches’ para el sistema.”
Equipo de investigación de Microsoft Research
El estudio amplió su alcance para evaluar la eficacia de los sistemas de detección frente a un conjunto más amplio de toxinas diseñadas con inteligencia artificial. Los resultados revelaron variaciones importantes en el desempeño de los programas analizados:
John Timmer, editor científico de Ars Technica, señaló:
“Los resultados no representan una amenaza inmediata, pero subrayan la necesidad de que los desarrolladores de software de bioseguridad actualicen sus modelos para anticipar el impacto del diseño proteico impulsado por inteligencia artificial”.