La promesa de AirPower era bonita, casi mágica. Sin embargo, la realidad hizo que su tardío lanzamiento cada día sea más irrelevante.
Ha pasado un año entero desde el primer del AirPower. Un año exacto. Y quizás no sea importante para mucha gente, pero a mí me voló la cabeza cómo el ecosistema de Apple cumplía con esa visión de deshacerse de los cables, incluso para la carga.
Un año desde el anuncio del AirPower en que no sólo no hemos escuchado una versión oficial por parte de Apple al respecto, sino que además queda claro que no estaba listo. Nunca lo estuvo.
Tras el evento de hoy en San José, California, sigue sin estarlo.
Y sí, la carga inalámbrica podrá no ser ni tan rápida ni eficiente como usar un cargador físico, pero no ya no se trata de eficiencia sino de expectativas no cumplidas. En el evento de hoy no escuchamos nada al respecto.
Lo peor es que ni siquiera sé por qué me enojo por un cargador del que existen ya múltiples sucedáneos hechos por terceros. Y aunque ninguno de esos tiene la propuesta de Apple en diseño, funcionalidad y potencial utilidad, podrían servirme igual para aprovechar las características de los dispositivos que desearía cargar arriba de esa alfombrilla única que sirva para mis equipos.
La promesa no fue cumplida por Apple, sino por otras empresas.
Claro, me faltan los AirPods aptos para carga inalámbrica, pero eso es otra historia pues se deslizó en el anuncio de AirPower y nunca nadie prometió lanzamientos de aquello, aunque sería deseable tenerlos también.
La buena noticia dentro de todo es que – probablemente – no hemos escuchado lo último de Apple este año. Faltan actualizaciones a la linea masiva de MacBook y una actualización del iPad que – tras ver cómo los de California han abrazado la tecnología Face ID – ya se ve algo añejo.
¿Será que de acá a octubre tenemos alguna novedad? Ya estamos muy, muy tarde.
