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¿Cuánto de nuestra privacidad estamos dispuestos a sacrificar por la comodidad que promete la inteligencia artificial?

Un análisis sobre el costo de la privacidad en la era de la inteligencia artificial y su impacto en nuestra vida diaria.

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¿Te has puesto a pensar qué significa realmente que lleguen al mercado teléfonos y computadoras con inteligencia artificial? Sí, esos gadgets que prometen hacer nuestra vida más fácil, pero a un costo que muchos aún no medimos del todo. Apple, Microsoft y Google ahora necesitan algo más íntimo que un abrazo de oso: necesitan acceso a nuestros datos personales, a nuestros secretos, ¡a nuestras vidas! Y aquí surge la gran pregunta: ¿debemos confiar ciegamente en ellos?

Estos titanes tecnológicos, que más parecen sacados de una película de ciencia ficción, nos prometen que, con la inteligencia artificial, nuestros dispositivos serán capaces de cosas asombrosas. Imagínate, tu teléfono no solo sabrá cuándo es el cumpleaños de tu mejor amigo, sino que también podrá enviarle un mensaje de felicitación por ti, porque, claro, recordar es demasiado trabajo manual para la era digital. Sin embargo, para lograr esta magia, estas empresas no necesitan solo tu permiso, necesitan tu vida digital en bandeja de plata.

Por ejemplo, piensa en tu nueva computadora con Windows, que estará tomando capturas de pantalla cada poco segundo para entender mejor cómo la utilizas. O tu iPhone, que ahora será el almacén central de la información de todas tus aplicaciones. Y ni hablar del teléfono Android, que podría estar escuchando tus llamadas en tiempo real para alertarte de una posible estafa. Esto, aunque suena a un superpoder añadido a tu vida, también abre un gran debate sobre la privacidad.

Es que este cambio no es menor. Estas maravillas de la tecnología necesitan una visión panorámica de nuestros hábitos, de lo que hacemos en cada aplicación, cada sitio web, cada mensaje, para poder «conectar los puntos» y ofrecernos esos servicios personalizados que tanto promocionan. Los expertos en seguridad están con los ojos bien abiertos, preguntándose si realmente es seguro darles a estas empresas un pase libre a nuestras vidas digitales.

Cliff Steinhauer, director de la National Cybersecurity Alliance, plantea una pregunta que todos deberíamos hacernos: “¿Me siento seguro al darle esta información a esta empresa?” Es crucial, porque este festín de datos no es solo para mejorar nuestros dispositivos, sino que también alimenta una industria que ha crecido exponencialmente desde que ChatGPT de OpenAI sacudió el mundo tecnológico hace casi dos años.

Desde entonces, Apple, Google, Microsoft y otros gigantes han estado innovando sus estrategias, invirtiendo miles de millones en inteligencia artificial. Están convencidos de que esta nueva interfaz que estudia constantemente nuestras acciones será esencial en nuestra vida cotidiana. Pero ¿a qué costo? Según los expertos, el mayor riesgo de seguridad viene de la necesidad de que estos dispositivos procesen más datos, a veces más de los que pueden manejar localmente, lo que significa que tus datos personales podrían terminar siendo procesados en otro lugar.

Y aquí entra en juego la nube, ese lugar etéreo donde tus datos pueden acabar siendo vistos por otros. A pesar de los esfuerzos de las empresas por asegurar que protegen nuestros datos, la verdad es que una vez que tu información personal llega a la nube, pierdes parte del control sobre ella. Puede ser accesible para empleados de la empresa, actores malintencionados e incluso agencias gubernamentales. Y aunque siempre hemos tenido datos en la nube, ahora, los datos más íntimos y personales están en juego.

Así que te dejo con esta reflexión: ¿estás listo para dar el salto a esta nueva era tecnológica o prefieres tomar un paso atrás y evaluar las consecuencias? Quizás sea el momento de pensar detenidamente en nuestra relación con la tecnología y lo que estamos dispuestos a sacrificar por conveniencia.

Juan Andrés

Aquí escribo contenido tecnológico (a veces reviews) y en Tabulado, notas corporativas. En ambos, cuestiono temas como brecha digital e inteligencia artificial.

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Juan Andrés