Así consiste el formato RAW de la cámara de nuestro teléfono móvil

Ya sea jugando con las configuraciones de la cámara del teléfono, de tu propia cámara fotográfica, o leyendo o viendo algo relacionado con la fotografía, es muy probable que te hayas topado con el famosísimo formato RAW, y es que éste es un tópico bastante importante dentro de la fotografía, especialmente cuando ya nos metemos más a fondo dentro de este disciplina, o bien, ya cuando entramos de lleno al mundo profesional de la misma.

Ahora, si bien es un tema relativamente fácil de comprender, no así lo es en la práctica. En esta guía te enseñaremos cómo poder aprovechar este formato, el cual se encuentra disponible en la gran mayoría de teléfonos de alta gama. Cabe destacar que el Huawei P10 Plus, al igual que varios otros teléfonos, ocupan el formato .DNG para referirse al RAW.

Sin nada más que agregar, comencemos:

¿En qué consiste el formato RAW?

Prácticamente todas las fotos que capturamos en nuestro teléfono vienen en el formato .JPG o similar, el cual es una versión completamente procesada y comprimida de la imagen que capturamos. Salvo que activemos la opción del modo RAW las configuraciones, siempre terminaremos tomando una foto en dicho formato, aún cuando estemos en el modo manual.

Dicho esto, los archivos .JPG admiten muy pocos cambios en el posterior proceso de edición de la misma, esto gracias a que una vez capturada la foto en la cámara, no se guardan todos los metadatos que la cámara captura de la escena.

Es por esto que tenemos el formato RAW, que tal como su nombre lo indica, se trata de la imagen en crudo, sin ningún tipo de procesamiento ni compresión realizada. Como todas las cosas, el utilizarlo tiene varias ventajas y desventajas, aspectos que al final del día determinarán si querrás usarlo o no.

Ventajas y desventajas del RAW

La principal y clara virtud del .DNG por sobre el .JPG es el gran abanico de posibilidades que podemos hacer una vez capturada una foto. Con este tipo de archivos podemos aprovechar al máximo todas las capacidades de nuestra cámara, puesto que podremos modificar todos los valores –exposición, balance de blancos, contraste, hasta incluso los colores.– posteriormente en la edición, sin ningún tipo de restricción.

Otra de las ventajas que tiene este formato, es que nos aseguramos que estamos capturando todo en la calidad máxima, pues como mencioné anteriormente, los formatos .JPG o similares acaban comprimiendo la imagen para aligerar el tamaño del archivo.

Pero claro, aquí es donde salta el primer problema del .DNG, y es que los archivos son considerablemente más pesados. Un archivo RAW promedio en nuestro teléfono móvil pesa entre 20 y 25 MB, por lo que la memoria se puede ir volando si capturamos muchas fotos. Lo bueno es que los teléfonos solamente permiten ocupar este formato únicamente cuando estamos en el modo manual del mismo, así que al menos no será tanto problema para cuando se nos olvida que lo tenemos habilitado.

El otro problema que puede llegar a presentar, es que el proceso de utilizar el formato puede llegar a ser bastante engorroso. De partida, es necesario tener un software de edición que soporte el .DNG o similares, luego el proceso mismo de edición puede llegar a ser aburrido y hasta complejo a veces, pues el formato no es universal (tenemos el .DNG para los teléfonos y otras cámaras, .CR2 para Canon, .NEF para Nikon… Y así) por lo que no siempre editaremos de la misma manera un archivo RAW. Demás está decir que no todos los dispositivos son capaces de procesar o reconocer el RAW.

Y lo otro es que, particularmente, los archivos RAW del teléfono me parecen más complicados de trabajar que los de mi cámara. Claramente el teléfono presenta una mayor cantidad de imperfecciones –ruido generado, distorsiones de lente, distorsiones en los colores, etc.–, así que recomiendo prepararse a la hora de trabajar con estos archivos, puesto que tomará harto tiempo.

Trabajando con RAW 

Primero que todo, necesitamos verificar si nuestro teléfono es capaz de capturar y leer RAW. Para ello podemos dirigirnos a las configuraciones de la cámara del mismo y verificar. Si no aparece la opción, en la aplicación de cámara que viene en Lightroom también permite ver si es capaz o no de capturar en RAW.

Luego, necesitamos un programa de edición, y para esto vuelvo a recomendar Lightroom y Snapseed, puesto que ambos permiten editar RAW desde la comodidad de nuestro smartphone. Ahora, yo prefiero –y quizás muchos también– editar desde el PC, por un tema de que los programas son más completos y obviamente porque también acomoda trabajar en una pantalla más grande. Aquí utilizo tanto Adobe Lightroom, como Photoshop. Pero claro, aquí SÍ tendrás que pagar para poder acceder a ellos.

Una vez teniendo esto, podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad. Por lo general es recomendable partir por los aspectos básicos de edición: exposición, contraste, altas luces, sombras, balance de blancos, etc., y después ir probando con el resto de las opciones que se nos dan.

Cuando estemos listos, solo basta con exportar la imagenet voilà, ya está lista para que la podamos enviar o compartir en nuestras redes.

¡Prueba!

Es importante recalcar que el formato RAW no es para todos, ni tampoco es recomendable llegar y disparar todo de una en dichos archivos. Lo mejor es ir probando si te acomoda más para realizar mayores retoques y darle un aspecto más personal a la imagen.

Lo cierto es que no es tan fácil de trabajar, pero al final uno se termina acostumbrando a todo el proceso que conlleva. Eso sí, no es recomendable ocuparlo si queremos capturar algún momento instantáneo, puesto que NO lo podremos compartir de manera inmediata. Lo mejor es utilizarlo cuando tenemos tiempo disponible tanto como para realizar una toma, como para editar.