Corría el mes de octubre de 2008 cuando se ponía a la venta el HTC Dream, el primer dispositivo en la historia que portaba un nuevo sistema operativo, creado por Andy Rubin y su equipo, y posteriormente comprado por Google. Hablamos de Android, que pasó de tener ese único equipo entre sus filas a estar en más de 2500 millones de teléfonos en todo el mundo.
Desde esa primera versión hasta ahora han pasado muchísimas cosas, desde cambios incrementales en las funciones hasta drásticas modificaciones en el diseño. Sí, a Google le costó muchísimo dar en el clavo con lo que ellos querían que fuera Android, pero ya es bastante certero decir que lo han logrado.
Pese a que aún siguen haciendo muchos cambios de versión en versión, al menos ahora sabemos cuales son las fortalezas y debilidades de este sistema operativo, donde tiene que reforzar y donde tiene que mejorar. Nos damos cuenta de esto sabiendo que iOS imitó muchas cosas de Android, cuando años antes este escenario era completamente al revés.
Y si hablamos de iOS, es inevitable hacer una comparación. Pasar de un lado a otro es una experiencia realmente rica en contenido, aunque no por eso menos radical para alguien que ha usado toda la vida una sola alternativa.
Si bien es cierto que Android está en un estado mucho más maduro de lo que veíamos años atrás, da la impresión de que sigue faltando para llegar al nivel de consistencia que entrega el iPhone y su respectivo ecosistema. ¿Estamos cerca? Parece que sí, pero cada año se avanza un poco y parece estar igual de lejos.
Android 9 Pie ha sido un gran avance, pero nuevamente ha traído algunos problemas consigo, además de la siempre evidente fragmentación que asecha a este sistema operativo. Si bien este no es un problema de Google, los fabricantes tampoco asumen la responsabilidad y el usuario final suele quedar confundido. A un par de meses de su anuncio, solo tres dispositivos han recibido la actualización.
El próximo año llegará la versión número 10 de Android, en la que es una tremenda oportunidad para que Google no trate de innovar, si no que intente mejorar lo que ya tiene, dando una experiencia estable y tranquilizadora a las persona que elijan libremente esta opción.
¡Tu turno, Google!
