Con anterioridad ya hemos hablado sobre los principales tópicos en torno a la radiación y su uso en las telecomunicaciones. Por ejemplo, si nos remontamos a la base, todo parte por saber qué es el espectro radioeléctrico.
En primer lugar, definimos bien el concepto de radiación, vimos sus distinciones — ionizantes y no ionizantes — y explicamos la diferencia que hay con la radiactividad, un término que se suele confundir con este.
Después, entramos de lleno al tema de las comunicaciones. En el último artículo que publicamos al respecto — hace ya varios meses atrás — nos centramos principalmente en el 5G, tecnología que no ha estado exenta de polémicas durante la pandemia. Ahí vimos el por qué no es capaz de transmitir el coronavirus, así como también por qué no tiene efectos nocivos en nuestra salud.
Por último, conversamos sobre las radiaciones ultravioletas. Ahora llegó el momento de hablar sobre el WiFi, y cómo «son» sus respectivas radiaciones.
¿Qué es el WiFi?
En Pisapapeles ya tenemos una nota que habla en detalle sobre lo que es, y cómo funciona el WiFi, por lo que aquí no me extenderé mucho.
Como todos sabemos, el WiFi es la tecnología que nos permite mantener conectados nuestros dispositivos — teléfonos móviles, computadores, tablets, televisores, y un largo etcétera — a internet de manera inalámbrica.
La distribución de la red WiFi se hace a través de puntos de acceso inalámbricos o Wireless Access Point (WAP, por sus siglas en inglés), los cuales son los que permiten que los distintos dispositivos puedan conectarse a una red determinada. En nuestro hogar, así como también en oficinas, bibliotecas, aeropuertos, etcétera, el router, además de cumplir la función de WAP, es quien se encarga de conectar la red de nuestra casa con el internet.
Como podrán adivinar, nuestros equipos se conectan a la red WiFi gracias al uso de ondas electromagnéticas, las cuales son emitidas desde nuestro módem o router, y son recibidas por nuestros dispositivos a través de una antena o tarjeta receptora. Por ejemplo, en el caso de los teléfonos móviles, esto suele venir integrado en el conjunto de microprocesadores o SoC (System on a Chip) de nuestro dispositivo.
Si gustan saber más al respecto sobre este tema, les recomiendo leer los otros artículos que tenemos sobre conectividad y redes para el hogar.
Las emisiones de nuestro módem o router
Entonces, ¿Qué tipo de ondas emite nuestro router? Pues al igual que con las redes móviles, son las típicas ondas de radio que todos conocemos.
Actualmente, la gran mayoría de los puntos de acceso inalámbricos utilizan dos bandas: la de 2.4 GHz y la de 5 GHz — la cual, como fue mencionado anteriormente, no es lo mismo que la tecnología de conectividad móvil 5G —, aunque desde hace poco ha comenzado a aplicarse el estándar WiFi 6E, la cual trae como novedad la incorporación la banda de 6 GHz al espectro que usan las redes WLAN. No obstante, para efectos de este artículo, nos centraremos en las primeras dos, ya que son las que más se utilizan hoy en día. De todos modos, si quieres conocer más sobre WiFi 6 y el nuevo WiFi 6E puedes visitar el siguiente artículo.
En cuanto a su funcionamiento, nos encontramos con algunas diferencias fundamentales entre cada una, las cuales, en parte, se explican justamente por su posición en el espectro radioeléctrico — aunque, por supuesto, este no es el único factor que justifica las características de cada una de estas bandas que utiliza el WiFi.
Como mencionamos en el artículo sobre radiación, la posición de las distintas ondas electromagnéticas en el espectro radioeléctrico depende de la cantidad de energía que es capaz de llevar cada una. Así, mientras más energía lleve una onda, mayor es la frecuencia de esta, mientras que a su vez, menor es su longitud de onda. El siguiente diagrama muestra la ubicación de las redes WiFi en el espectro radioeléctrico.
Entonces, al mapear estas dos bandas en el espectro, nos damos cuenta que la de 5 GHz está más a la derecha que la de 2.4 GHz, lo cual nos dice que la primera es capaz de transportar mucha más energía que la segunda. Esto explica, en parte, porqué las redes WiFi de 5 GHz son capaces de ofrecer una mayor velocidad que la de 2.4.
Sin embargo, por esto mismo también se explica que la banda de 2.4 GHz tenga mucho mejor alcance que la otra, principalmente, porque la de 5 GHz tiene un menor de nivel de penetración, especialmente en murallas y otros objetos.
Aunque dependiendo de como se vea, esto también puede ser una ventaja para esta última, dado que un menor alcance permite que existan menos interferencias, principalmente, con las redes de nuestros vecinos. A esto además hay que sumarle que la cantidad de dispositivos que emiten una red en esta frecuencia es mucho menor que los que hay en con la otra banda.
En general, las redes de 5 GHz presentan un menor nivel de interferencia, lo cual, en términos prácticos, se traduce en menos paquetes perdidos mientras estamos jugando o creando/viendo contenido vía streaming.
Ahora bien, vuelvo a insistir en el hecho de que este no es el único factor que define las características de una u otra banda. También hay aspectos técnicos sumamente importantes — tales como la cantidad de canales que soporta cada una —, pero que para efectos de esta columna informativa no son relevantes.
Impacto del WiFi en nuestra salud
Al igual que con el resto de las redes para telecomunicaciones, las radiaciones asociadas con el WiFi tienen un impacto mínimo en nuestra salud, esto debido a que son ondas del tipo no-ionizantes, lo cual implica que no tienen el poder suficiente como para poder alterar a nuestro cuerpo a niveles atómicos.
Esto significa que el riesgo de contraer cáncer por estar constantemente expuestos a estas redes es prácticamente igual a cero. Hasta el momento, ningún estudio ha encontrado pruebas concluyentes de que una exposición prolongada ante todo tipo de ondas electromagnéticas pertenecientes al espectro que utilizan las telecomunicaciones sea un verdadero peligro para nuestra salud.
La Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP) menciona que los características de exposición ante redes WiFi son más o menos similares a los que acostumbramos a tener con antenas y con nuestro teléfono móvil, y al igual que estos, el único «riesgo» que puede haber es que está la posibilidad de que provoque un aumento en la temperatura corporal, aunque, de nuevo, no hay nada concluyente al respecto.
Y es que al igual como ocurre con las antenas de telecomunicaciones, teléfonos, y otros aparatos que emiten algún tipo de radiación, estas se encuentran fuertemente reguladas por entes internacionales, que velan por el cumplimiento de estándares de potencia y emisión de ondas de alta frecuencia.
En el fondo, todas las ondas de radio (las que se utilizan para las telecomunicaciones) funcionan de manera relativamente similar, y su impacto en nuestra salud es siempre mínimo, incluso tendiendo hacia lo nulo.