Parece que Samsung no puede salir de una cuando otra aparece en el horizonte. Esta vez se involucra un Galaxy S7 Edge, donde sin ni siquiera estar cargando también explotó, afortunadamente sin causar daños a la dueña.
Se trata de Weng Briones, una ciudadana del país de Filipinas, quien declara que sin un motivo aparente el equipo se sobrecalentó cuando estaba usándolo su pequeña hija y comenzó a sacar humo, para luego quemarse por completo. La reacción de ellas fue echarle agua para luego cubrirlo con una toalla.
La historia en este caso tiene un final feliz, pues la implicada documentó todo este episodio en fotografías para luego llevar el dispositivo para reemplazo a la tienda local desde donde lo había adquirido. Afortunadamente, Samsung Filipinas accedió el devolverle el dinero gastado, pues la afectada no quiso otro teléfono igual por miedo a que le sucediera lo mismo.
Samsung declaró que investigarán el caso, pues este no es uno de los bullados Galaxy Note 7, teléfonos que tuvieron problemas, por lo que se espera una explicación pronto acerca de lo sucedido por la marca coreana.
Fuente: Facebook
