En el escenario del evento tecnológico más importante del país, el Summit País Digital, Gtd puso de relieve el rol estratégico de la resiliencia. Lo hizo no solo desde la óptica de la ciberseguridad, sino también desde el impacto económico y social que implica una infraestructura crítica como el cable submarino de fibra óptica Prat.
Bajo esa perspectiva, conversamos con Tomás Barthold, ingeniero Civil Industrial con MBA en IESE Business School y actual Gerente de Estrategia Infraestructura en Gtd. Con más de 17 años de experiencia en telecomunicaciones, ha liderado proyectos que buscan reducir la brecha digital y fortalecer la infraestructura estratégica del país.
La conversación giró en torno a los conceptos de redundancia y resiliencia, la importancia del diseño festoon del cable, sus capacidades técnicas y el impacto concreto en la calidad de vida de los habitantes de las ciudades costeras. La entrevista también abordó su rol en la habilitación de redes 5G, servicios en la nube y aplicaciones críticas como la telemedicina.
Puntos claves
- Resiliencia operativa frente a desastres.
- Capacidad de transmisión de datos.
- Latencia optimizada para servicios críticos.
- Integración con otras redes nacionales.
- Aporte a la soberanía digital.
- Despliegue de la última milla para llevar conectividad a hogares y empresas.
Redundancia y resiliencia en el diseño del Cable Prat
La infraestructura de telecomunicaciones en Chile enfrenta vulnerabilidades permanentes. Desde allí, introduce la importancia de los conceptos de redundancia y resiliencia, claves en el diseño del Cable Prat.
«Las redes de fibra óptica, aunque altamente eficientes, no son infalibles. Están expuestas a múltiples riesgos cotidianos, como cortes accidentales provocados por caídas de postes, incendios, trabajos con maquinaria pesada o incluso acciones delictuales, como el robo de cables de cobre que terminan dañando la fibra óptica, pese a que esta no tiene valor comercial».
Estos riesgos cotidianos son solo una parte del problema, ya que el entorno natural de Chile expone la infraestructura a eventos aún más graves.
«A estos se suman amenazas mayores como terremotos, aluviones, inundaciones y otros desastres naturales».

Ante un escenario con múltiples vulnerabilidades, la clave está en diseñar redes capaces de resistir y recuperarse frente a las fallas.
«Frente a este escenario, es fundamental que las redes estén diseñadas para resistir y recuperarse ante fallas. Aquí es donde entran en juego dos conceptos clave: redundancia y resiliencia«.
La respuesta establece el marco de riesgos al que se expone la conectividad en Chile, desde contingencias menores hasta eventos de gran escala, lo que justifica la necesidad de una infraestructura preparada para resistir y recuperarse.
«Redundancia se refiere a la existencia de rutas alternativas de conexión. Si una ruta falla, otra puede asumir el tráfico, evitando la interrupción del servicio.
Resiliencia, en cambio, es la capacidad de la red para mantener la continuidad operativa incluso ante eventos extremos, gracias a su diseño, infraestructura y tecnología».
La redundancia se entiende como un plan de respaldo inmediato, mientras que la resiliencia apunta a la capacidad integral de sostener la operación aún en condiciones adversas.
«Una red con alta redundancia —es decir, con múltiples rutas físicas separadas— tiende a ser más resiliente, ya que está mejor preparada para enfrentar contingencias sin afectar el servicio».

El entrevistado recalca la relación entre ambas nociones: la redundancia bien implementada refuerza la resiliencia, asegurando que la red continúe operativa frente a incidentes.
«El Cable Prat es un ejemplo concreto de cómo se integran ambos conceptos. Su diseño submarino en formato festoon (una estructura en forma de guirnalda que conecta múltiples puntos costeros) y su construcción con doble armadura lo hacen especialmente resistente frente a amenazas como terremotos, tsunamis o incendios forestales».

«Al estar desplegado bajo el mar, evita muchas de las vulnerabilidades de las rutas terrestres, asegurando la continuidad de las comunicaciones incluso cuando estas se ven interrumpidas».
Finalmente, se presenta al Cable Prat como una aplicación práctica de redundancia y resiliencia, destacando cómo su arquitectura submarina minimiza vulnerabilidades propias de la infraestructura terrestre.
Características técnicas que diferencian al Cable Prat
El Cable Prat es una infraestructura única dentro del ecosistema chileno. La explicación combina aspectos geográficos, de capacidad de transmisión y de calidad constructiva.
«El Cable Prat es una infraestructura única, principalmente porque es la única red en Chile que une las principales ciudades a través del mar. Por la única geografía de Chile, no existen muchas rutas que permitan interconectar las ciudades para llegar con internet y servicios digitales, por lo que la capacidad de redundancia es limitada, y también la resiliencia».
Este diagnóstico inicial muestra cómo la geografía nacional condiciona la conectividad terrestre, lo que hace indispensable una alternativa distinta.
«Prat resuelve esto conectando las ciudades por el mar, donde los riesgos son distintos y mucho menores mejorando significativamente la continuidad operacional de los servicios. Ahora, cuando hay incendio, terremotos, accedientes, robos de cable, tenemos a Prat para que los servicios sigan llegando a las ciudades, y la conectividad que es tan importante no se interrumpa».
Barthold destaca cómo el diseño submarino supera las limitaciones de la geografía chilena, donde la conectividad terrestre es frágil y expuesta a interrupciones frecuentes.
«Esto se complementa con una alta capacidad de transmisión de datos: cuenta con 36 filamentos de fibra óptica; se necesita solo 2 de ellos para transportar hasta 9,6 Tbps».

Aquí se introduce el enorme potencial de transmisión del cable, que supera ampliamente las necesidades actuales de tráfico digital.
«Este, también, es un cable pasivo no energizado que reduce riesgos operativos, posee una robustez en su construcción, con una doble armadura de acero para resistir impactos externos y fue fabricado en Alemania por una empresa con más de 100 años de experiencia en cables submarinos, con altos estándares de calidad y robustez».
El aporte del diseño Festoon frente a riesgos naturales
El entrevistado explica cómo el diseño festoon del Cable Prat, sumado a su construcción submarina, lo convierte en una infraestructura robusta y resiliente. Además de asegurar continuidad operativa, este despliegue tiene impactos sociales y ambientales.
«El Cable Prat destaca como una infraestructura única en Chile por su diseño, capacidades técnicas y su impacto social».

Con esta afirmación, Barthold pone de relieve que el valor del cable no se limita a lo técnico, sino que también responde a necesidades sociales de conectividad.
«A diferencia de otras redes de fibra óptica terrestres, este cable conecta las principales ciudades del país a través del mar, ofreciendo una solución innovadora frente a los desafíos geográficos de Chile, donde las rutas terrestres son limitadas, vulnerables y expuestas a riesgos naturales y humanos».

Aquí se establece la primera diferencia clave: el cable no solo aporta resiliencia técnica, sino que también responde a una necesidad geográfica y social de largo plazo.
«Una de sus principales características es su diseño festoon o en bandas, que consiste en segmentos submarinos de menos de 410 km de longitud que forman trayectos semicirculares hacia la costa».
De esta manera, Barthold explica que la arquitectura del cable no es lineal, sino modular, lo que aporta flexibilidad y resistencia en su despliegue.
«Esta configuración permite que el cable sea pasivo, es decir, no energizado, lo que elimina la generación de campos electromagnéticos y reduce su impacto ambiental a cero».
La explicación resalta cómo la arquitectura técnica está pensada para minimizar riesgos y reducir el impacto ambiental, un aspecto poco común en este tipo de infraestructuras.
«Este diseño también aporta alta resiliencia y redundancia. Por ejemplo, si ocurre un corte de fibra óptica en una carretera que interconecta La Serena con Copiapó, producto de un accidente de tránsito, el tráfico de datos se redirige automáticamente por el Cable Prat, manteniendo la conectividad entre ambas ciudades sin que los usuarios perciban interrupciones».
Barthold señala que esta capacidad de redirección inmediata asegura que el impacto de una falla terrestre sea prácticamente imperceptible para los usuarios finales.
«Esta ruta submarina complementa las redes terrestres, generando anillos de fibra óptica entre tierra y mar, que fortalecen la continuidad operacional de los servicios digitales».
Este punto muestra la dimensión práctica: ante fallas terrestres, la ruta submarina entra en operación inmediata, garantizando la continuidad sin que los usuarios lo noten.
«Pero el aporte del Cable Prat va más allá de su capacidad técnica. Su despliegue permitió llevar servicios básicos de conectividad a localidades aisladas, transformando la vida de muchas personas. Se democratizó el acceso a internet, ya que Prat no es una red exclusiva de Gtd, sino que está disponible para todos los operadores, lo que permite que sus capacidades, cobertura y servicios beneficien a toda la industria y a la ciudadanía».
El valor social de la infraestructura: el acceso abierto a todos los operadores convierte al cable en un motor de democratización digital en el país.
La capacidad de los 36 filamentos del Cable Prat y su efecto en los usuarios
El entrevistado explica cómo se distribuyen los filamentos del Cable Prat y qué implicancias tiene esta capacidad para los usuarios. Más allá de la velocidad y la estabilidad, se destaca la incorporación de funciones adicionales que refuerzan su valor estratégico.
«El sistema de fibra óptica del Cable Prat está conformado por 36 filamentos, cuya eficiencia permite que únicamente dos sean capaces de movilizar un flujo de datos de hasta 9,6 Tbps por segundo. Si se proyecta esta capacidad a la totalidad de los filamentos, la red alcanzaría un potencial de transmisión teórico cercano a los 172,8 Tbps».

El ejecutivo destaca que solo 34 filamentos son de uso para transmisión general, ya que dos de ellos se usan para otras labores:
«Son 36 filamentos la capacidad del cable Prat, 2 para mantenimiento (control del estado del cable) y 34 para operación. Esto se traduce en mayor capacidad de transmisión de datos en el país, velocidad y estabilidad para los usuarios finales».
La configuración del cable submarino permite que sea altamente resistente. Además, el vocero destaca que el origen del cable es de una empresa germana:
«Su construcción es altamente robusta, con doble armadura de acero para resistir impactos externos, y fue fabricado en Alemania por una empresa con más de 100 años de experiencia en cables submarinos, garantizando altos estándares de calidad y durabilidad».
Ejemplo práctico de uso de los filamentos
En términos concretos, tanto YouTube como las emisiones de NHK Japón utilizan tasas de 80 a 300 Mbps por persona para transmitir un streaming en 8K HDR a 60 fps. A continuación se muestra cuántas reproducciones simultáneas soporta el Cable Prat con un par de filamentos (9,6 Tbps) y con la totalidad de los 36 filamentos (172,8 Tbps):
Llevado al escenario de las conexiones de Internet fijo hogar, Subtel detalla que aproximadamente 3,5 millones de accesos corresponden a fibra óptica, dentro de un universo total de 4.744.000 conexiones en el país. Si se considera un consumo realista de 80 Mbps por usuario —como referencia para streaming en 8K HDR a 60 fps—, la capacidad instalada permitiría que casi la mitad de los hogares conectados en Chile pudieran reproducir contenidos en 8K HDR de manera simultánea.
Por otra parte, si se considera el estándar de 4K UHD con HDR en Netflix, cuyo bitrate promedio fluctúa entre 15 y 25 Mbps por usuario según compresión, códec y perfil de red, el escenario cambia de manera significativa.
Con esas tasas de transmisión, el Cable Prat dispone de ancho de banda suficiente para soportar entre 6,9 y 11,5 millones de conexiones simultáneas, lo que en la práctica demuestra que su capacidad excede ampliamente la demanda de los servicios de video actuales y deja un margen considerable para otros usos de conectividad.
Nota Editorial: Nótese que solo 34 fibras están operativas, ya que dos de ellas son para operaciones de mantenimiento.
Barthold enfatiza que la capacidad efectiva del cable supera con creces las necesidades actuales de transmisión de datos.
El ejecutivo aclara que la distribución de los filamentos permite garantizar tanto el control de la red como la operación continua, con efectos directos en la calidad del servicio.
«Permite que múltiples servicios digitales —como streaming, videoconferencias, educación online y comercio electrónico— funcionen de manera simultánea y confiable, con menor latencia y mayor resiliencia frente a fallas o interrupciones».
En este segundo punto, Barthold resalta que el beneficio no es solo técnico, sino que impacta de manera inmediata en la vida diaria de los usuarios.
«También se utilizan algunos filamentos con sensores para la detección de terremotos y tsunamis (Proyecto POST)».
La respuesta resalta que no se trata únicamente de aumentar la capacidad de transmisión. El uso de filamentos para monitoreo sísmico agrega un componente de seguridad pública, ampliando el valor del cable más allá de la conectividad digital.
Complemento del Cable Prat con otras redes nacionales
El entrevistado describe cómo el Cable Prat se integra con otras infraestructuras de fibra óptica del país. Esta complementariedad fortalece la red de Gtd y amplía las posibilidades de conectividad en zonas remotas.
«El Cable Prat complementa a otras redes nacionales, como por ejemplo con el sistema de cables submarinos FOS, que también es propiedad de Gtd, que conecta Puerto Montt, con Chiloé, Puerto Aysén y Coyhaique, con el cable submarino FOA que llega a Punta Arenas y Puerto Williams».

Barthold señala que el valor del Prat no es aislado, sino que se potencia al integrarse con otros sistemas submarinos que extienden la cobertura hacia el sur del país.
«El Cable Prat es una parte fundamental de la robusta red de Fibra Óptica de Gtd, que conecta no solo con todos los otros cables, redes y sistemas, sino que también con los datacenters y contenidos de las nubes públicas y privadas».
Aquí el vocero enfatiza que la infraestructura se enlaza con centros de datos y servicios en la nube, lo que refuerza la importancia estratégica del sistema.
«El sistema Prat, se integra con la mejor arquitectura de conectividad del país, que conecta el norte, centro y sur del país. Gracias a esta integración, permite rutas alternativas y mayor redundancia, asegurando que la información pueda fluir incluso ante fallas o interrupciones en otros tramos de la red».
Aquí se pone en evidencia que el valor del Cable Prat no radica solo en sí mismo, sino en cómo se articula con un ecosistema de redes submarinas y terrestres, creando redundancia y alternativas de tráfico de datos.
«Además, su capacidad de transmisión y su diseño resiliente fortalecen la infraestructura existente, potenciando la cobertura en zonas remotas y la continuidad operativa de servicios críticos a lo largo de Chile, desde Puerto Montt hasta Coyhaique y más allá».
El proyecto POST y la detección temprana de sismos y tsunamis
El entrevistado detalla cómo el Cable Prat incorpora funciones adicionales a través del proyecto POST. La integración de sensores sísmicos en sus filamentos convierte a esta infraestructura en una herramienta de seguridad temprana frente a desastres naturales.
«El proyecto POST (Proyecto de Observación Submarina de Terremotos) utiliza un sistema llamado DAS (Distributed Acoustic Sensing), que convierte los filamentos (dos) de fibra óptica en sensores sísmicos capaces de detectar vibraciones y movimientos submarinos en tiempo real.
Proyecto de Observación Submarina de Terremotos (POST)
El Proyecto de Observación Submarina de Terremotos (POST) busca transformar el cable submarino de fibra óptica Prat de Gtd en una red de sensores sísmicos utilizando la técnica de Detección Acústica Distribuida (DAS).

Este método aprovecha las impurezas naturales de las fibras para detectar vibraciones en tiempo real, convirtiendo cada tramo en miles de sensores. El objetivo es mejorar la detección temprana de sismos y tsunamis, considerando que la mayoría de los grandes terremotos en Chile tienen su epicentro en el mar.
«Esta tecnología permite identificar sismos y posibles tsunamis antes de que sean percibidos por los sismómetros terrestres, lo que habilita la emisión de alertas tempranas. Esto aumenta significativamente la seguridad frente a desastres naturales».

El vocero explicó cómo la fibra óptica se transforma en un sensor activo que detecta vibraciones submarinas antes que los sistemas convencionales, ampliando la ventana de respuesta frente a emergencias.
«El proyecto POST permitirá entregar una alerta temprana de entre 10 a 20 minutos adicionales en caso de tsunami. Hoy se está perfeccionando el algoritmo para concretar su habilitación en toda la infraestructura Prat».
El vocero de Gtd destaca el valor concreto de la innovación: la posibilidad de ganar minutos vitales para la evacuación y preparación, gracias a un sistema que combina telecomunicaciones y monitoreo sísmico.
El Cable Prat cuenta con 36 filamentos en total, y en uno de ellos, a lo largo de 150 kilómetros, se instaló un equipo de Detección Acústica Distribuida. Este sistema convierte esa franja de fibra óptica en un sensor extendido, capaz de advertir de manera temprana las perturbaciones submarinas.

Colaboradores y puntos claves de POST
La iniciativa es liderada por investigadores de la Universidad Côte d’Azur y Géoazur en Francia, en colaboración con el Centro Sismológico Nacional de Chile, y cuenta con el apoyo de ONEMI y el SHOA.
Puntos clave del Proyecto POST
- Uso del cable Prat: convierte la fibra óptica en miles de sensores sísmicos mediante la técnica DAS.
- Tecnología DAS: detecta microvariaciones en la luz reflejada, transformando la fibra en un sistema sensible a vibraciones submarinas.
- Objetivo: mejorar la detección de terremotos cuyo epicentro está en el fondo marino, adelantando información antes de que las ondas lleguen al continente.
- Alerta temprana: permitiría anticipar entre segundos y minutos la llegada de sismos y mejorar las alertas de tsunamis.
- Alianza internacional y nacional: liderado por Géoazur y Universidad Côte d’Azur, con colaboración del Centro Sismológico Nacional, ONEMI y SHOA.
- Impacto esperado: caracterización más precisa de fallas activas, reducción de la brecha en detección temprana y fortalecimiento de la seguridad sísmica del país.
Diferencias entre rutas terrestres y la red combinada de fibra
Barthold explica cómo cambia la confiabilidad de la conectividad al combinar infraestructura terrestre con el despliegue submarino. Esta complementariedad ofrece mayor estabilidad y capacidad de respuesta frente a contingencias.
«Depender únicamente de rutas terrestres hace que la conectividad sea más vulnerable a interrupciones causadas por desastres naturales o fallas en la infraestructura. En cambio, contar con una red combinada de tramos terrestres y submarinos proporciona redundancia y resiliencia, asegurando la continuidad del servicio incluso ante eventualidades, y ofreciendo una conexión más estable y confiable para usuarios.
El vocero enfatizó que limitarse a rutas terrestres implica asumir una fragilidad estructural. En contraste, la red mixta tierra-mar fortalece la continuidad de los servicios y eleva la confianza de los usuarios.
Cable Prat como habilitador de 5G y tecnologías futuras
El portavoz de Gtd destaca la importancia del Cable Prat en el desarrollo de las redes de nueva generación. Su capacidad y resiliencia lo convierten en un pilar esencial para soportar aplicaciones que demandan grandes volúmenes de datos y baja latencia.
«El Cable Prat es clave para habilitar redes 5G y futuras tecnologías gracias a su alta capacidad de transmisión, que permite transportar grandes volúmenes de datos con baja latencia. Además, su diseño resiliente y su redundancia garantizan conectividad continua y confiable, incluso ante fallas o alta demanda».
Barthold destaca que esta combinación de capacidad y resiliencia es lo que convierte al cable en un soporte esencial para las comunicaciones del futuro.
«Estas características son fundamentales para soportar aplicaciones avanzadas, como IoT, servicios en la nube, inteligencia artificial y comunicaciones en tiempo real, que requieren ancho de banda amplio y estabilidad constante».
Soberanía digital, control de la infraestructura e infraestructura de Gtd
Barthold aborda la relación entre el Cable Prat y la soberanía digital de Chile. El control local de una red de alta capacidad se traduce en mayor seguridad, autonomía y calidad de servicio para los usuarios y las empresas.
«Contar con infraestructura propia fortalece la soberanía digital de Chile, al permitirle controlar su propia red de alta capacidad sin depender de redes que viaja por otros países, manteniendo una soberanía y control sobre los datos y sobre los servicios que se entregan en el país. Esto se traduce en mayor seguridad, autonomía y calidad de servicio, beneficiando tanto a los usuarios como a las empresas al garantizar conectividad confiable y resiliente».

El ejecutivo de Gtd explica los pasos que faltan para que la infraestructura de gran escala que representa el Cable Prat llegue efectivamente hasta los usuarios finales. La clave está en el despliegue de la última milla.
«Nuestra infraestructura y nuestra alianza con Starlink permiten llegar hasta las zonas remotas, por lo que las empresas del país pueden operar tranquilamente».
Barthold puntualiza que la conectividad empresarial ya está asegurada incluso en sectores apartados, gracias a la combinación de redes terrestres y satelitales.
«El siguiente paso para hogares muy alejados será desplegar la última milla, es decir, extender la infraestructura desde la red troncal hasta cada hogar y empresa, ya sea mediante fibra óptica, conexiones inalámbricas o tecnologías como 5G. Esto asegura que los usuarios finales puedan acceder de manera directa a la alta velocidad, estabilidad y capacidad que ofrece el Cable Prat, completando así la cobertura de la red».

