Los videojuegos llegaron con todo a Pisapapeles. Ya hemos tenido la oportunidad de probar distintos juegos durante los últimos meses, y ahora nos toca revisar la nueva generación de hardware que llegó durante el pasado 2020, entre los cuales se incluyen las nuevas consolas y otros elementos como tarjetas gráficas.
Nuestro protagonista del día de hoy corresponde a la Xbox Series X, el flagship de Microsoft para esta novena generación de consolas de videojuegos, y que apuesta a posicionarse más cerca de un PC gracias a sus específicaciones técnicas, tecnologías y otros elementos de continuidad que provienen de la generación anterior, y que relataremos más adelante.
A diferencia de otros productos que solemos analizar, en esta oportunidad no solamente estamos probando la siguiente versión de una gama, sino que estamos frente a un cambio generacional completo, por lo que tenemos mucho de qué hablar por aquí. Así que lo mejor será comenzar de inmediato:
Diseño
Como en casi todos los análisis que hacemos en Pisapapeles, comencemos hablando sobre el aspecto físico de este equipo.
La Xbox Series X mantiene el mismo «lenguaje» de diseño (si se puede decir así) que venimos viendo, más o menos, desde la Xbox 360 E y Xbox One, es decir, con bastantes ángulos rectos y caras cuadradas o rectangulares.
Series X es una caja negra — es prácticamente un paralelepípedo —, y por algo casi todo internet lo compara con un refrigerador. Porque en verdad se parece a uno, especialmente cuando lo dejamos en posición vertical.
La consola en sí no es tan grande como parece, aunque eso no significa que sea compacta. Todo lo contrario de hecho, y si es que usualmente sueles poner tus consolas dentro de algún espacio en un mueble, yo que tú me preocuparía de ver si es que las medidas calzan antes de tomar alguna decisión. Sus medidas son las siguientes: 15.1×15.1×30.1 centímetros, mientras que su masa se queda en los 4.45 kilogramos.
Por la parte frontal nos encontramos con el botón de encendido/apagado (que además se ilumina), el botón de sincronización, y el lector de discos Blu-Ray con el respectivo botón para eyectar el disco. Por atrás nos encontramos con las distintas entradas y puertos: cable de poder, HDMI, ethernet, dos puertos USB y el slot para colocar el SSD oficial de Xbox para aumentar el almacenamiento, junto con unas rejillas para mejorar la circulación de aire.
Si dejamos la consola de «a pie», por la cara derecha nos encontraremos solamente con el nombre «Xbox» inscrito junto al logo, mientras que en la cara izquierda tenemos las patitas para dejar la consola acostada.
Por abajo está la base para dejar la consola parada, mientras que por arriba nos encontramos con las rejillas por donde se expulsa todo el calor que emite la consola, las cuales tienen un detalle en verde que se ve bastante bien (aunque no, no está iluminado).
Claramente esta consola no es la más atractiva que hay, pero su diseño tiene la función específica de ser servicial a todo el hardware que tiene en su interior, lo cual a mi me parece excelente.
Control
A diferencia de Sony y la PS5 — que es una consola casi completamente diferente a la PS4 —, Microsoft ha optado por un enfoque de continuidad, es decir, salvo por el hardware, hay muchas cosas que son similares al equipo que la precede. Esto se puede ver en varios aspectos de esta Xbox Series X (y S), y el mando (o control) es una de ellas.
¿Por qué? Bueno, porque es básicamente el mismo control de la Xbox One, con un pequeño facelift que le agrega un botón para compartir capturas, un D-Pad renovado y una entrada USB tipo C. Fuera de eso, es exactamente igual al anterior.
La gracia es que si ya cuentas con una Xbox One, podrás utilizar el mando que ya tenías en esta Series X, y viceversa.
Salvo por algunos detalles, es una decisión que aplaudo bastante. Honestamente, a pesar de que estoy acostumbrado al mando de mi PS4, siempre me pareció infinitamente superior el de Xbox en temas de ergonomía y comodidad en mi mano. Además se siente bastante sólido, y tiene un muy buen agarre.
Sin embargo, eso no quita que tenga mis reparos con este control. De partida, encuentro que es algo ruidoso al presionar los botones, especialmente el D-Pad y los bumpers.
Pero lo que más me molesta de este mando es que siga dependiendo de un par de pilas AA. Hace mucho rato que el mínimo esperable es una batería recargable en el interior (y no, no cuenta esa que venden aparte por $24.000).
Al menos yo no le veo beneficios a las pilas AA: hacen que el control sea más pesado de lo que debería, genera más desechos, debes preocuparte de tener pilas de respaldo en caso de que se agoten en el peor momento posible, terminas gastando más dinero, si cuentas con pilas recargables, debes esperar bastante tiempo para que se carguen al máximo… En fin, creo que la idea se entiende.
Si vas a comprarte esta consola (o cualquier Xbox One), la mejor opción será aprovechar de adquirir de inmediato la batería externa para no tener que estar preocupado por las pilas.
Hardware, software y rendimiento
Como buen salto generacional, estamos frente a un importante upgrade en el apartado de hardware si lo comparamos a las consolas de anterior generación.
En muy resumidas cuentas, la Xbox Series X cuenta con un procesador de ocho núcleos AMD Zen 2 que corre a 3.8 GHz, una GPU RDNA 2 que es específica para esta consola (12 TFLOPS, 52 CUs a 1.825 GHz), 16 GB de memoria RAM GDDR6, y un SSD NVME de 1 TB de capacidad. Todo esto bajo el alero de la arquitectura denominada Xbox Velocity.
¿Qué tal va? Bueno, el salto es sin dudas tremendo viniendo desde la generación anterior. A mi parecer, la mayor virtud que tiene esta consola — y un motivo por el cual uno podría querer pasarse de inmediato a esta nueva generación — es la velocidad que te ofrece gracias al nuevo procesador y el SSD.
Todo vuela en esta consola: el encendido, la navegación dentro de la interfaz y, por supuesto, los juegos. Estos últimos obviamente son los que más se ven beneficiados con el nuevo hardware, especialmente en temas de tiempos de carga, ya sea dentro de los menús o en el juego mismo (por ejemplo, a la hora de cargar texturas).
A continuación les dejo un video comparando el tiempo que se tarda en cargar el mapa de Verdansk en Warzone entre esta Series X y mi PS4 regular:
De igual forma, una comparación entre los tiempos de carga en Destiny 2:
Quick Resume es una de las novedades más importantes que trae esta Xbox Series X y Series S, función que permite dejar varios juegos suspendidos en segundo plano, y que posteriormente podemos acceder de manera inmediata desde cualquier otro juego que tengamos abierto.
La gracia de Quick Resume es que en no más de 10 segundos podemos reanudar cualquier juego que hayamos dejado suspendido, minimizando todos los tiempos de espera que usualmente hay a la hora de abrir un juego desde cero. Lo bueno es que al parecer no hay un impacto en el rendimiento de la consola (y si es que lo hay, es mínimo).
(Sepan disculpar el video, las capturas en la consola solo graban/capturan fotos de los juegos, y nada de la interfaz y/o cualquier transición. Yo no cuento con una capturadora de video externa).
Aspecto visual
Esta consola es capaz de reproducir juegos en resolución 4K a 60 cuadros por segundo, y si cuentas con un televisor compatible con HDMI 2.1, podrás alcanzar hasta 120 fps. Además, la consola cuenta con soporte para ray-tracing, aunque por el momento no hay muchos juegos que tengan esto implementado.
Tuve la fortuna de poder probar esta consola con un televisor 4K compatible con HDMI 2.1 (el cual muy pronto verán su respectivo review), y como es de esperarse, todo se ve espectacular, especialmente los juegos que ya están optimizados para estas nuevas consolas.
Juegos que ya están optimizados — como Forza Horizon 4 — gozan de texturas en 4K, mejoras en las sombras, en los reflejos, y varias otras cosas más. Todo se ve realmente maravilloso, pero definitivamente hay que contar con un televisor 4K para disfrutar al 100% todas estas mejoras.
Demás está mencionar que todo funciona de manera bastante estable. Muy rara vez me encontré con algún tipo de bajón de cuadros por segundo, y hasta el momento no se ha crasheado ni cerrado de golpe ningún juego.
Además, destaco bastante lo silenciosa que es esta consola. Muy rara vez se escuchan los ventiladores funcionando, aún cuando está siendo sometida a juegos sumamente exigentes en cuanto a resolución y assets que cargar. Es día y noche en comparación a las consolas de anterior generación — especialmente las PS4 —, que usualmente suenan como motor de avión cuando están siendo exigidas.
Creo que lo más interesante de todo esto, es que por fin en consolas tenemos algo más de flexibilidad para poder ajustar la experiencia de juego a nuestro gusto. ¿Quieres jugar con la resolución máxima? Adelante. ¿O prefieres tener el mejor rendimiento posible, priorizando los cuadros por segundo? Dependiendo del juego, por supuesto que puedes.
Quizás sería bueno empezar a ver más opciones dedicadas a las gráficas y al rendimiento en los juegos que sean lanzados en estos nuevos equipos. Vale decir, dar esa misma «libertad» que tienen los jugadores de PC para personalizar su experiencia de juego.
Almacenamiento
La capacidad real de la consola es de alrededor de 805 GB que están disponibles para instalar juegos, aplicaciones o para tener cualquier otro tipo de contenido multimedia. Por supuesto que son ampliables, aunque la extensión que venden es extremadamente cara.
Si bien la cantidad de memoria disponible es bastante, esta se puede llenar relativamente rapido, especialmente con esos juegos que pesan más de 100 GB. Creo que muy pronto se tendrán los mismos problemas que se suelen tener con las consolas pasadas (de 500 GB de almacenamiento), en donde apenas se pueden tener dos o tres juegos AAA instalados a la vez.
Software
Siguiendo con esa idea de ofrecer una suerte de continuidad, las nuevas Xbox Series X y Series S cuentan con la misma interfaz de usuario que está en la Xbox One.
Se trata de una interfaz nueva, que fue lanzada durante agosto del año pasado, y fue diseñada justamente para tener una experiencia más unificada con el resto de los servicios que giran en torno a Xbox, así como también para ofrecer cierto grado de personalización para el usuario (puedes crear listas de juegos, agregar temas dinámicos a la interfaz, seleccionar los colores de los detalles, etcétera).
La página de inicio está organizada en distintas secciones (Tienda, comunidades, Gamepass, etcétera), siendo la principal aquella en donde están tus juegos y aplicaciones. La ventana de accesos directos que se abre al presionar el botón Xbox en el mando cuenta con varios apartados, desde tus amigos, tus notificaciones, los chats de juego y el centro de capturas.
En general, la interfaz es relativamente sencilla e intuitiva, así como también atractiva visualmente. Siempre he sido fan de la ventana de accesos directos que tienen las Xbox, aunque siento que se ha ido complicando mucho con el paso del tiempo (aunque bueno, no la usaba desde aquella que estaba en la Xbox 360).
De todas formas tengo algunas quejas, como que la sección de juegos y aplicaciones no tenga un carrusel con todo lo que tengamos instalado, y que para que pueda ver eso, tenga que ir a la librería de juegos.
También encuentro que hay un exceso de aplicaciones que podrían estar unificadas. Por ejemplo, el lugar donde puedes configurar los distintos accesorios Xbox está separado del menú de configuraciones, y también hay dos aplicaciones para personalizar los ávatar, uno que es para el estilo nuevo, y otro para los del estilo anterior.
Ciertamente hay cosas que mejorar, pero a mi parecer está bastante bien conseguida dentro de todo. Además que, como mencioné anteriormente, está muy bien optimizada en cuanto a su rendimiento.
Juegos
Curiosamente, aquí tenemos mucho y poco de qué hablar a la vez.
Poco, porque en estos momentos casi no hay juegos nuevos para esta consola. Halo Infinite, que debió haber sido el título estrella de lanzamiento de la Xbox Series X y Series S, fue retrazado un año completo — se espera que se lance durante noviembre de este año—, debido a ciertos temas relacionados con su desarrollo.
Más allá de lo decepcionante que pueda sonar esto, creo que la decisión de atrasar este juego fue acertada, especialmente considerando que en 2020 tuvimos a Cyberpunk 2077 y Call of Duty: Black Ops Cold War con desastrosos y decepcionantes lanzamientos; llenos de bugs y una falta de contenido tremenda, que llegó a ser insultante para quienes pagaron el precio completo de estos juegos.
En ese aspecto, Microsoft no se puede arriesgar a poner en jaque a la franquicia insignia de Xbox, menos ahora que la competencia por quien tiene los mejores exclusivos se ha vuelto cada vez más dura.
Lo bueno es que ya existe un puñado de juegos lanzados previamente que ya están optimizados para esta nueva generación, y obviamente en un futuro se seguirán sumando más a medida que va pasando el tiempo. Juegos como Gears 5 o Forza Horizon 4 son algunos de los títulos que están optimizados para correr en 4K a 60 fps, con texturas mejoradas y tiempos de carga prácticamente reducidos a la mitad.
Si bien no todos los juegos preexistentes recibirán una actualización next-gen, los que ya tengas en tu Xbox One se verán beneficiados con mejores tiempos de carga, gracias al SSD de esta consola.
Esto nos lleva de manera perfecta al tema de la retrocompatibilidad. Aparte de que podrás ocupar sin problemas tus juegos de Xbox One, también podrás hacerlo con algunos juegos de la Xbox original y de la 360.
No voy a negarlo, la retrocompatibilidad era una de las cosas que más emocionado me tenía de poder probar. A pesar de que ya no tengo mi Xbox 360, aún tengo guardado varios juegos, y también en mi cuenta tengo varios otros títulos que en su momento adquirí a través de la tienda.
Fue bastante agradable volver a jugar esos títulos — Assassin’s Creed II, Call of Duty: Black Ops, Just Cause 2, entre otros — que cuando chico disfruté bastante. Bien ahí Microsoft por decidir mantener la retrocompatibilidad con estas nuevas consolas.
Por si aún faltasen juegos, siempre está el Xbox Game Pass, servicio de suscripción que funciona como una suerte de «Netflix» para videojuegos. El catálogo de Game Pass es tremendo, y en su versión Ultimate también incluye el EA Pass (el mismo servicio, pero exclusivo para juegos de EA) y el Xbox Live Gold, para jugar en línea.
Por lo que vale ($7.990 al mes en la versión regular, y $11.990 en su versión Ultimate), creo que es una muy buena opción para quienes no quieran gastarse un dineral en varios juegos a la vez.
Conclusiones
No se puede negar que, como en casi todas las industrias relacionadas con la tecnología, los videojuegos han avanzado bastante durante la última década. Ya sea por cuestiones tecnológicas — como ray-tracing, o altas tasas de refresco –, o por tendencias de la industria — como los Battle Royale y sus altos números de jugadores –, está más que claro que la Xbox One y la PS4 ya no daban abasto con su hardware.
En ese aspecto, tanto la Xbox Series X, Series S y la PS5 llegaron para ponerse al día cuestiones bastante importantes, así como también para poder ir cerrando esa brecha que existe entre los jugadores de PC y los de consola. No me cabe duda de que este es uno de los saltos generacionales más importantes que ha habido en la historia de los videojuegos.
Centrándome ahora específicamente en la Xbox, me gusta bastante el enfoque de continuidad que Microsoft le dio a sus nuevas consolas. Se nota que están tratando de emular la experiencia que se tiene en PC, permitiendo que los jugadores que vienen de la Xbox One tengan una transición suave y sencilla.
Este enfoque lo podemos ver en varias cosas: el mando, la interfaz de usuario y los juegos, principalmente. La retrocompatibilidad es sin dudas uno de los puntos más fuertes de esta consola, pues podemos usar los controles y accesorios que ya teníamos anteriormente, así como también todos los juegos de la Xbox One, y un amplio catálogo de los que eran de la Xbox original y de la 360.
Por supuesto que el hardware y el poder de procesamiento es otro de los puntos fuertes de esta consola. Muchos juegos se ven espectaculares jugando en 4K a 60 o 120 cuadros por segundo, pero para mí lo más destacable es la velocidad en que todo se mueve.
Quick Resume es probablemente el mejor ejemplo que hay de cómo aprovechar al máximo todas las capacidades que tiene un producto para poder ofrecer la mejor experiencia posible para el usuario. De verdad aquí me saco el sombrero por lo que el equipo de Xbox logró con esta función, porque es realmente útil.
Además es bastante destacable que lograran meter todo este poder de procesamiento en un empaque relativamente compacto (al menos si lo comparamos una PC gamer de escritorio), y no solo eso, sino que también sea sumamente silenciosa y no moleste en lo absoluto cuando estamos jugando.
Pero ahora llegamos a la pregunta que siempre está cuando hay un cambio generacional: ¿Vale la pena pasarse de inmediato? Yo recuerdo que para cuando salió la Xbox One y la PS4, la respuesta por lo general era un rotundo no hasta al menos pasado un año de su lanzamiento, y aquí creo que la respuesta va por el mismo camino.
Ahora, a diferencia de la anterior generación, en esta oportunidad sí tenemos un catálogo de videojuegos más amplio en lanzamiento, aunque no nos engañemos, la gran mayoría son juegos retrocompatibles y/o que ya fueron lanzados anteriormente, pero que recibieron una actualización «next-gen».
El tema está en que la experiencia de estos juegos aún así es mejor en esta consola que en las anteriores, y lo digo principalmente pensando en esos que fueron lanzados hace uno o dos años atrás, y que la Xbox One o la PS4 se tardan siglos en cargar.
Como siempre, la decisión final queda a criterio de cada uno, especialmente dependiendo de si es que estás dispuesto a desembolsar harto dinero en un principio — porque seamos honestos, estas consolas llegaron extremadamente caras a nuestro país. Si eres usuario de una Xbox One, pasarse a la Series X o Series S es la decisión lógica, porque ya estás dentro del ecosistema Xbox.
Yo al menos me pasaría de inmediato, pero como soy usuario de PlayStation, aún me queda por evaluar si es que me quedo ahí, o vuelvo a Xbox. La decisión es compleja, pero al menos estoy satisfecho de saber que esta nueva generación de consolas cumple con todas expectativas que uno podría tener.
Disponibilidad
Las nuevas Xbox Series X y Series S se encuentran disponibles en distintas tiendas especializadas y del retail nacional, aunque al igual que en todo el mundo, estas se encuentran agotadas en todas partes, así que mucho éxito buscando una. Sus precios son de CLP $529.990 y $319.990, respectivamente.