Metal Gear Solid es, sin duda, una de las franquicias más influyentes en la historia de los videojuegos, y Snake Eater ocupa un lugar especial como una de sus entregas más queridas. A modo personal, es un videojuego que cambió mi vida cuando lo jugué por primera vez a los 13 años.
Ahora, con Metal Gear Solid Δ: Snake Eater, Konami nos trae un remake que busca conservar de la manera más fiel posible el gameplay y la dirección del clásico de 2004, pero actualizando su apartado audiovisual y jugabilidad a los estándares actuales gracias al motor gráfico Unreal Engine 5.
Snake Eater ha envejecido muy bien, por lo que este remake se trata de respetar el material original, respetando la originalidad en la propuesta de Hideo Kojima, manteniendo cada cinemática y diálogo del juego original, así como su innovador sistema de sigilo y supervivencia.
Estamos ante una experiencia modernizada para las nuevas generaciones que no se complica en lo absoluto en cambiar nada, porque Konami debe volver a ganarse la confianza de los fanáticos de la franquicia y además, no puede ofender a los fanáticos ni a su creador, quien ha dejado guiños claros en sus nuevos proyectos de que Metal Gear Solid se debe “tratar con cuidado”.

¿Metal Gear sin Kojima?
Hablar de Metal Gear Solid es hablar de Hideo Kojima. Su visión, su obsesión por los detalles y su forma de mezclar cine y videojuegos definieron a la saga desde su origen y de alguna forma, pavimentaron el camino de una industria que hoy en día ve a los videojuegos como una forma más de contar historias, tan válida como lo son las películas o las series de televisión.
Debido a eso, este remake es una prueba de fuego para Konami, porque este título es una de las creaciones más elogiadas de su creador y la ausencia de Kojima pesa, y los fans lo saben. Cada decisión —desde conservar los diálogos originales hasta no tocar la estructura del juego— parece tomada con el miedo de alterar algo que podría generar rechazo en la comunidad.
Y aunque este respeto extremo evita polémicas, también limita la propuesta del remake al no arriesgar y sorprender con cosas nuevas, algo que creo que se vuelve más difícil si consideramos que lo lógico es que haya más remakes en los planes de Konami. Creo que Snake Eater es el juego más fácil de recrear sin cambiar nada y hace sentido que sea el que lidere esta nueva era de Metal Gear.
La pregunta inevitable es si, ¿Metal Gear puede seguir brillando sin su creador?

Historia y ambientación
Snake Eater nos cuenta la historia de origen de Big Boss –el icónico villano de los primeros juegos– y es el punto de partida en la cronología de Metal Gear, por lo que hace sentido que sea el primer título en recibir un remake.
La trama se desarrolla en plena Guerra Fría, poniéndonos en los pies de Naked Snake, un soldado enviado a la selva soviética en la llamada Misión Virtuosa. Su objetivo inicial es rescatar al científico Nikolai Sokolov, quien ha sido secuestrado para desarrollar el Shagohod, un tanque con capacidad de lanzar armas nucleares.
Pero la misión se complica cuando Snake es traicionado por The Boss, su mentora y figura materna, quien ha desertado a favor de la Unión Soviética, lo que ha desencadenado fuertes disputas políticas en el mundo y desde este punto se da inicio a la Operación Snake Eater, que da título al juego.

En esta misión, Snake debe volver a infiltrarse en el territorio enemigo, sobrevivir a condiciones extremas y eliminar a la legendaria Unidad Cobra, comandada por The Boss, para probar la inocencia de Estados Unidos en el conflicto y que no se desencadene una guerra nuclear.
Estamos ante una historia increíble, cargada de referencias a la historia, al cine de culto, llena de sorpresas y escenas de acción memorables. El final es un momento que quedó grabado en mi mente cuando lo jugué por primera vez siendo un niño y 20 años después, sigue siendo uno de los mejores finales que he podido vivir en el mundo de los videojuegos. Es puro cine.

Apartado visual y técnico
El cambio más evidente y la principal apuesta del nuevo Snake Eater es su salto gráfico al motor Unreal Engine 5. Los entornos rodeados de vegetación lucen espectaculares, Groznyj Grad se ve más imponente y todo está recreado con un nivel de detalle que realmente aporta a la inmersión del jugador, haciendo que la infiltración se sienta más realista y por supuesto, peligrosa.
La humedad se puede percibir de forma mucho más clara, los charcos de agua reflejan el entorno con más realismo, la fauna reacciona a nuestros movimientos y Snake se llena de barro si es que se arrastra por el piso, por dar algunos ejemplos. Estos pequeños detalles suman puntos a la experiencia original.
En cuanto a los personajes, las mejoras gráficas se agradecen, sobre todo en la expresividad facial, que ahora se siente más realista. Eso sí, siento que no todos los personajes han sido tratados con el mismo nivel de detalle, los protagonistas y antagonistas se ven genial y es impresionante revivir la historia con este nivel de detalle, pero algunos personajes más secundarios, como Granin, no lucen tan espectacular. Konami ha hecho un buen trabajo en este apartado, aunque es imposible no preguntarse cómo habrían sido los diseños con Hideo Kojima detrás de un remake de sus obras clásicas.

A pesar del avance visual, se nota el esfuerzo por mantener la dirección artística original, respetando la identidad que definió al juego en su momento. Incluso se nos da la opción de elegir la paleta de colores que se utilizará, pudiendo elegir la tonalidad sepia que caracterizaba al Metal Gear Solid 3.
Todo esto conlleva a exigir mejor hardware, y la verdad es que he notado que en rendimiento deja un poco que desear, con algunas caídas de fotogramas, pero con una increíble falta de nitidez respecto a otros juegos con gráficos similares.
El juego cuenta con dos modos de resolución, uno que llega a 60fps pero variando vergonzosamente entre 720p y 1080p, y otro a 30fps que no llega a 4K. También está optimizado para PlayStation 5 Pro, en donde si logra llegar al 4K.

Al final, para ser sincero, estamos ante más que una simple mejora técnica. Estamos ante una prueba de fuego para la franquicia sin Hideo Kojima al mando, y en Konami deben tenerlo muy claro.
Snake Eater abre la puerta a más remakes y todos soñamos con ver las historias de Outer Heaven y Zanzibar Land rehechas algún día. Sin embargo, si este juego es un fracaso en ventas, podría llevar nuevamente a Konami a abandonar una saga que, sin su creador, parece haber perdido el rumbo y no tiene nada más que ofrecer, por más que falten algunos años por llenar en su maravillosa línea temporal.
Sigilo renovado manteniendo la esencia
Metal Gear Solid es una saga que ha envejecido muy bien, y creo que a día de hoy, cualquiera de sus títulos de la saga principal se puede disfrutar casi tan bien como un título moderno. Pero uno de los aspectos que necesitaban una actualización urgente eran sus controles.
El control ha sido completamente modernizado, pero sin dejar de lado la opción de utilizar los controles clásicos, en caso de que alguien prefiera una experiencia más fiel al original. Ahora contamos con una cámara en tercera persona por sobre el hombro, al estilo de la mayoría de juegos modernos, lo que hace que la exploración y el sigilo se sientan más naturales.

Para los más puristas, existen dos formas de jugar al juego, estando la opción de jugar con la cámara aérea del juego original, lo que cambia la forma de apuntar y también algunos controles.
En términos generales, el gameplay de sigilo se siente muy similar a lo que ya vimos en Metal Gear Solid V, con animaciones similares para esconderse detrás de una pared, arrastrarse por el piso o incluso, ahora podemos caminar agachados, algo que se introdujo por primera vez en la versión para Nintendo 3DS de Snake Eater.
Las mecánicas de supervivencia siguen siendo un pilar fundamental del juego. Curar heridas manualmente, cazar animales para alimentarse y camuflarse con distintos uniformes para adaptarse al entorno es igual de importante que antes. Todo esto se ha hecho más intuitivo gracias a un menú rápido y una interfaz rediseñada para agilizar las diferentes acciones.

Aunque como el juego no ha cambiado en nada, la pantalla igual se va a negro para aplicar los cambios, y las llamadas por codec pausan la partida, tal y como sucedía hace 20 años.
El combate cuerpo a cuerpo (CQC para los entendidos) también ha recibido mejoras, con animaciones que dependen de la parte del cuerpo que Snake ataque al enemigo. Por otra parte, los tiroteos son muchísimo más controlables gracias a las mejoras en el apuntado desde atrás del hombro, como en los juegos de acción modernos.
Lamentablemente, creo que aquí está el principal problema del juego, ya que esta nueva forma de ver el juego lo convierte en una experiencia mucho más sencilla, sobre todo en los jefes finales. Tanto es así, que al disparar en este modo de apuntado, hay armas que cambian la forma en que funciona su disparo, agregando caída a las balas.
También hubiese hecho un poco más inteligente a la IA, la cual supuestamente recibió mejoras, pero se sigue sintiendo anticuada para los estándares modernos. Se podría haber copiado la IA enemiga de MGS5, por ejemplo.
Sin embargo, si hay un apartado donde se echa en falta un poco más de ambición para que el juego se sienta como un verdadero remake, es en el diseño de sus mapas. A pesar del impresionante lavado de cara, la estructura sigue siendo la misma de hace 20 años, es decir, una sucesión de zonas conectadas que nos llevan del punto A al B.

Creo que Konami se fue a la segura y desaprovechó una excelente oportunidad al no unificar estas áreas en mapas más grandes y cohesivos. Esto habría modernizado la experiencia de exploración e infiltración de forma notable, sin necesidad de alterar demasiado la propuesta original. Son precisamente estos detalles los que hacen que, a pesar de lo bien que se ve, el juego siga sintiéndose un poco añejo en su propuesta.
Por otra parte, el remake mejora un poco la experiencia original añadiendo algo de contenido adicional que incentiva la rejugabilidad. A las clásicas ranas Kerotan escondidas por todos los mapas, se suman los patitos Gako, que al igual que las ranas, también pueden desbloquear un camuflaje especial si les disparamos a todas.
Respecto a otros modos de juego, está presente el regreso del minijuego «Snake vs Monkey», un modo extra que apela a la nostalgia, teniendo que perseguir monos, al estilo Ape Escape, y añade algunas horas de juego al producto final. Lamentablemente, el modo Fox Hunt, que será algo así como jugar a las escondidas en línea, no está disponible al momento del lanzamiento.

Sonido y doblaje
Otro aspecto que Konami ha querido preservar es el doblaje original en inglés, con las voces icónicas de David Hayter como Snake y el elenco completo del juego original. Y es que de verdad no se puede cambiar algo tan épico y nostálgico como los actores originales, porque si lo hiciera, se perdería todo el cariño que se le tiene a las interpretaciones originales, que incluso marcaron a una generación de gamers.
Si hasta está el detalle de que se incluye a Jodi Benson en el papel de EVA en los cŕeditos, cuya identidad fue un misterio durante muchos años para los fanáticos. En la versión original, aparecía como Suzetta Miñet para proteger su imagen, debido a que en ese momento era principalmente conocida por su trabajo en proyectos familiares, como ser la voz de Ariel en La Sirenita.

Parte d la banda sonora, compuesta originalmente por Norihiko Hibino y Harry Gregson-Williams, ha sido reorquestada para este remake, manteniendo la misma epicidad de las canciones pero con algunos arreglos que la hacen sonar más limpia y actualizada. Solamente el japonés participa en el remake, siendo el compositor de la canción Snake Eater, la famosa canción del intro y la secuencia en la escalera, con Cynthia Harrel haciendo un remake del temazo.
Los efectos de sonido también han sido rediseñados para dar una sensación más realista, por lo que detalles como la vegetación, el eco de los disparos en la selva, los animales o el sonido del viento se sienten distintos al original, aunque claramente son detalles que un jugador nuevo no notará, pero que igual vale la pena mencionar.

¿Vale la pena?
Entonces, ¿vale la pena Metal Gear Solid Δ: Snake Eater? La respuesta es un rotundo sí, aunque entendiendo claramente su propuesta. Estamos ante un homenaje sumamente respetuoso, un proyecto que logra un equilibrio casi perfecto entre modernidad y nostalgia, al presentar una de las mejores historias de los videojuegos con controles y un apartado audiovisual a la altura de los estándares actuales, pero con las limitaciones de un gameplay antiguo. Para alguien que ya lo jugó, es sencillamente increíble revivir el juego con gráficas modernas.
Sin embargo, su extrema fidelidad es también la mayor limitación del juego. El remake no se atreve a hacer mejoras respecto al original, como la inteligencia artificial de los enemigos o en el diseño de niveles que se siente muy segmentado para la actualidad.
Para los nuevos jugadores, es sin duda la mejor puerta de entrada al universo de Metal Gear y una oportunidad imperdible de vivir una obra maestra. Para los fanáticos, es un emotivo y espectacular regreso a la selva de Tselinoyarsk.
Al final, Konami ha demostrado que, incluso sin Kojima, la saga puede subsistir si se trata con el cuidado que se merece. El juego no reinventa la fórmula, porque no lo necesita y ni siquiera lo intenta; simplemente nos asegura que la leyenda de Big Boss (y Solid Snake) está viva para las nuevas generaciones.

