En un año donde la Nintendo Switch 2 ha demostrado una cadencia de lanzamientos que roza lo impecable mes a mes, Hyrule Warriors: Age of Imprisonment se posiciona como uno de los títulos más ambiciosos y emocionalmente resonantes del catálogo.
Esta nueva entrega, desarrollada por Koei Tecmo, no solo expande el universo de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, sino que lo hace con una convicción narrativa y jugable que lo convierte en un imprescindible para fans de la saga y sobre todo para los fanáticos del género Musou o Destiny Warriors.

La historia que nadie nos contó, ahora la protagonizamos con Zelda
Desde el primer momento, el juego se presenta como una reinterpretación épica de la Guerra del Sellado, ese conflicto ancestral apenas esbozado en Tears of the Kingdom mediante los Geoglifos y las Lágrimas del Dragón.
Aquí, sin saltos temporales ni guardianes miniatura que desvíen la atención, se nos ofrece la historia completa y verdadera de cómo Hyrule enfrentó la amenaza del Rey Demonio Ganondorf.
La narrativa se despliega con fuerza, presentando a una alineación de personajes que va más allá de los rostros conocidos: la princesa Zelda, el rey Rauru, Mineru, el jefe Goron Agraston, la reina Zora Qia, la líder Rito Raphica y la comandante Gerudo Ardi, entre otros, se unen en una cruzada que mezcla desesperación, esperanza y estrategia militar.
Lo que destaca desde el inicio es cómo el juego logra ser un puente entre dos mundos: por un lado, invita a los fanáticos del Musou a sumergirse en la mitología de Zelda; por otro, seduce a quienes vienen de las aventuras de mundo abierto con Link a probar una experiencia más frenética y táctica.
Esta dualidad se refleja en el diseño del mapa, que recuerda al de Age of Calamity, donde cada victoria desbloquea nuevas instalaciones, desafíos y misiones secundarias.

Hay mucho que hacer en un mapa inmenso de 3 fases
El sistema de progresión es robusto y gratificante: desde el Centro de Investigación de Armas, donde se mejora el equipo con Acero de Zonaite, hasta los Campamentos de Entrenamiento y los Depósitos de Suministros, cada rincón del mapa ofrece una razón para volver y seguir fortaleciendo a nuestros héroes.
Las misiones secundarias son una adición interesante. Aunque el nombre pueda parecer poco inspirado, estas misiones orientadas al combate exigen precisión y dominio de las mecánicas: esquivar en el momento justo, explotar debilidades elementales, ejecutar ataques especiales o eliminar tipos específicos de enemigos. Su recompensa, que incluye Rupias, materiales raros y armas, justifica el esfuerzo y añade una capa de profundidad estratégica que se agradece.
Antes de cada batalla, el juego permite preparar comidas con los ingredientes recolectados, activando efectos de campamento que modifican el rendimiento en combate. Estos pueden acelerar la carga de ataques especiales, aumentar la experiencia obtenida o reducir el tiempo de reutilización de habilidades únicas.
A medida que se completan misiones, se desbloquean nuevos efectos como mayor daño con dispositivos Zonai, más probabilidad de obtener materiales o incremento de velocidad de movimiento. Esta mecánica, heredada de Tears of the Kingdom, se integra de forma natural y aporta variedad táctica.
Sistema de combate refinado
Una vez en el campo de batalla, Age of Imprisonment brilla con luz propia. El sistema de combate mantiene la accesibilidad característica del género, pero introduce suficientes matices para mantener el interés.
Los ataques normales (botón Y) se encadenan con ataques fuertes (botón X), y cada personaje tiene combinaciones únicas que definen su estilo. Zelda, por ejemplo, utiliza su Espada de Luz en una danza devastadora, mientras Mineru invoca construcciones Zonai y las combina con Autobuild para crear ataques personalizados. Cada personaje se siente distinto y valioso, sin que ninguno parezca un relleno.

Las mecánicas defensivas también han sido refinadas. Esquivar en el momento justo activa el clásico Flurry Rush, ralentizando el tiempo y permitiendo contraatacar con fuerza. Los ataques especiales (botón A) regresan con su habitual espectacularidad, y el sistema de habilidades únicas (botón R + Y/X/A/B) añade una capa de reactividad que transforma los enfrentamientos contra jefes en duelos memorables.
Detectar el momento exacto para contrarrestar una embestida o un salto enemigo y exponer su barra de debilidad genera una tensión que recompensa la atención y el dominio del timing. Además, es posible alternar entre personajes para ejecutar el contraataque, lo que rompe la monotonía y fomenta el trabajo en equipo.
La inclusión de dispositivos Zonai es otro acierto. Desde lanzar bombas temporales a la garganta de un Frox hasta recorrer el campo en un cohete, estos artefactos amplían las posibilidades tácticas. Su uso consume energía, que se recarga automáticamente o mediante baterías, y aprender a combinarlos para explotar debilidades elementales se convierte en una mecánica clave. Por ejemplo, congelar a un enemigo con un emisor de escarcha y luego atacarlo con una bomba temporal puede causar estragos, mientras que limpiar el lodo con un hidrante permite dañar a enemigos cubiertos de suciedad. Esta interacción entre elementos y dispositivos añade una dimensión casi alquímica al combate.

Otro punto alto es el sistema de “Ataques conjuntos”, que permite ejecutar ataques combinados entre dos personajes cuando sus barras de sincronización están llenas. Cada dúo tiene efectos únicos: Qia imbuye los ataques con agua y refuerza la defensa, mientras que Zelda y Rauru desatan rayos de luz que se pueden dirigir con los sticks.
Estas combinaciones no solo son espectaculares visualmente, sino que incentivan la experimentación y el descubrimiento de sinergias ocultas que pueden cambiar el curso de una batalla.
Rendimiento impecable, y musicalmente excelso
En cuanto al rendimiento, el juego se mantiene estable tanto en modo TV como portátil, incluso con decenas de enemigos en pantalla. La comparación con Age of Calamity es inevitable, y el salto técnico es evidente. La fluidez y la respuesta del sistema hacen que cada enfrentamiento se sienta justo y satisfactorio.
La banda sonora, por su parte, es un deleite. El remix de Gerudo Valley es un ejemplo perfecto de cómo reinterpretar clásicos sin perder su esencia, y acompaña la acción con una energía contagiosa.
Visualmente, el juego aprovecha las capacidades de la Switch 2 para ofrecer escenarios amplios, detallados y llenos de vida. Los efectos de luz, las partículas y las animaciones de los ataques especiales están cuidados al milímetro, y el diseño artístico mantiene la coherencia con el universo de Zelda sin caer en la repetición.
Cada región de Hyrule tiene su propia identidad, y recorrerlas en medio del conflicto aporta una sensación de escala épica que refuerza el peso de la historia.

Conclusión
Hyrule Warriors: Age of Imprisonment no es solo un spin-off más. Es una pieza clave en el rompecabezas narrativo de Zelda, una obra que respeta el legado de la franquicia mientras se atreve a innovar en lo jugable. Su capacidad para conectar con distintos tipos de jugadores, su profundidad estratégica y su impecable presentación lo convierten en uno de los títulos más completos del año.
Para quienes buscan acción desenfrenada, historia envolvente y una experiencia técnica pulida, este juego es una apuesta segura. Y para los fanáticos de Zelda, es una carta de amor que merece ser leída, vivida y compartida.

La historia nunca ha sido realmente importante en la mayoría de los títulos de Warriors. Pues generalmente sirve como contextualización de las batallas masivas y ofrece, además del juego, un incentivo adicional para lanzarse a los combates; sin embargo, en esta entrega en particular, los fanáticos de la saga podrán disfrutarla en todo momento. Y eso es justamente lo que buscamos en una mezcla de títulos Musou junto con la gran y vasta historia del universo de Zelda.
El juego también tiene narración y subtítulos completos en español latinoamericano, lo que es un plus que siempre es bienvenido.
Hyrule Warriors: Age of Imprisonment está disponible en la Nintendo eShop con un precio de CLP $82.990.
