La visión de un futuro sin smartphones, donde dispositivos de realidad aumentada, pulseras y tecnologías implantables predominen, está cobrando impulso entre líderes tecnológicos y empresas innovadoras. Yann LeCun, director de IA en Meta, anticipa que en una década o dos, el smartphone cederá su lugar a los lentes de realidad aumentada y pulseras para la interacción con asistentes virtuales.
Esta perspectiva coincide con la del CEO de Nokia, Pekka Lundmark, quien ha sugerido que para el 2030, el smartphone podría quedar obsoleto, reemplazado por tecnologías más integradas a nuestros cuerpos. Lundmark también señaló que muchas funcionalidades de los smartphones podrían ser asumidas por dispositivos wearables, como gafas inteligentes y pulseras.
No obstante, algunas de estas proyecciones pueden considerarse hoy día como especulativas o idealistas. A pesar de que compañías como Humane AI y Neuralink buscan redefinir la interacción humano-tecnología, aún está por verse cómo estas innovaciones se incorporarán en la vida diaria y si serán adoptadas masivamente.
Neuralink, fundada por Elon Musk, está desarrollando dispositivos electrónicos implantables en el cerebro que prometen transformar nuestra interacción con la tecnología. Aspiran a que estos dispositivos sean tan habituales como los smartphones, desbloqueando un sinfín de posibilidades en campos médicos y tecnológicos.
En conclusión, aunque la noción de un futuro sin smartphones suene a ciencia ficción, las tendencias tecnológicas actuales y las visiones de figuras clave en la industria indican que nos dirigimos hacia una era de mayor integración y omnipresencia de la tecnología en la interacción humana.