Todos sabíamos que, tras toda la polémica que ha traído la llegada de Uber a nuestro país, el Gobierno buscaría la forma de regular este servicio. Pues bien, ese día está pronto a llegar, ya que el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones ha enviado la propuesta de ley con las modificaciones que se espera realizar en la famosa “Ley Uber”.
Si bien hay algunas solicitudes que parecen bastante lógicas, hay una en particular que ha llamado nuestra atención: todos los conductores de este tipo de servicios tendrán que tener licencia de conducir A1 (la que actualmente tienen los taxis, por ejemplo). El resto de las modificaciones son:
- Regular la información que se le entregue al pasajero
- Conductores deben poseer licencia profesional del tipo A1
- Que el chofer no deba tener antecedentes penales por ciertos delitos, como tráfico de drogas, maltrato, delitos sexuales o accidentes graves tras conducción en estado de ebriedad
- Las empresas deberán establecerse como firmas que operan en el país, pagando los impuestos correspondientes
- Estas últimas deberán entregar al Ministerio de Transportes el listado de conductores vigentes para operar en el día a día
- Los pasajeros no estarán expuestos a multas, ya que en caso de ocurrir una, serán las aplicaciones las responsables de las mismas
- Taxistas con patente vigente podrán optar trabajar en algunas de estas aplicaciones
- Pese a lo anterior, los conductores de estos soportes no podrán optar a tener patente de taxistas
- El tipo de automóviles que se puedan ocupar no estarán delimitados en la ley, sino en el reglamento de las firmas. Este documento se debe presentar hasta 180 días post promulgación del texto legal.
Esto significaría un duro impacto al origen y creencias que tienen este tipo de servicios, los cuales tienen como base que este sea un servicio comunitario, siendo la misma comunidad la que actúa y se beneficia del mismo. Finalmente, de aprobarse, Uber, Cabify y otros, pasarán a ser solo un sistema de taxis más moderno.
Sí, claro, esto puede sonar bien para muchas personas, pero es de esperarse que desde los cuarteles centrales de estas empresas venga algún tipo de disgusto con la operación, dado que estarán siendo alejados de sus ideas de origen.
