Tras el fin de la construcción del cable submarino de la Fibra Óptica Austral (FOA), comenzó una controversia producto de la utilización que se estaba haciendo de esa infraestructura. El proyecto contó con un subsidio estatal de $64 millones, con los cuales se buscaba unir la Región de Los Lagos hasta la de Magallanes y la Antártica Chilena, lo que equivale a cerca del 30% del territorio.
La primera empresa en superar los problemas comerciales, iniciales, de la puesta en marcha del FOA fue Entel. Compañía que logró llegar acuerdo con la empresa proveedora y dueña del cableado tras la intervención de la subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel). Gracias a ese acuerdo, Entel se conectó a la red y llegar con sus servicios, primeramente, a Caleta Tortel. Claro, también anunció el inicio de sus operaciones a través del tendido de FOA.
El pasado viernes, la misma empresa chilena volvió a concretar un nuevo punto de conexión. Esta vez, fue el turno de Puerto Williams en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena. La medida busca mejorar los servicios de internet móvil y voz en el lugar. Para aquello, la empresa comenzará a utilizar dos nuevas bandas tras enlazarse al cable FOA en Isla Navarino, a través del Troncal Submarino Austral.
Para empalmar la fibra óptica propia de Entel con el troncal de FOA, se debió construir tres kilómetros de red terrestre, además de las obras eléctricas del lugar desde donde se entregar los servicios. Dichas obras tardaron cerca de un mes y medio, producto de las medidas sanitarias que debió tomar la empresa ante la pandemia por Covid-19.
Fuente: MTT y Entel.
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