El mundo esperaba con anhelo el 9 de septiembre. Apple tenía una nueva oportunidad de redefinir el ecosistema de la tecnología, y no precisamente por crear algo nuevo. La empresa de Cupertino siempre ha sido un referente en este mercado, en el cual de forma directa o indirecta, todas las empresas toman con referencia sus productos.
Tim Cook salió al escenario con el desplante de siempre y toda la audiencia del Flint Center reposaba en silencio absoluto ante sus palabras. Se sabía -casi- todo, pero la expectación era máxima por ver por primera vez las nuevas manzanas de forma oficial. Increíblemente, Apple entró a cuatro nuevos mercados de forma simultanea. Mercados en los que Steve Jobs jamás hubiese osado incursionar.
Un reloj y dos aparatos mucho más grandes de lo que nos tenían acostumbrados, pero que sin duda se alinean con lo que exige el usuario hoy. Las 4 pulgadas quedaron en el pasado porque el fiel consumidor así lo quiso, porque los tiempos cambian, y Apple también cambia.
Más allá del gran paso que han dado, creo que nos hemos olvidado de ver que al fin se han atrevido a cambiar el rumbo, a modificar ese camino que parecía destinado a morir en la monotonía, tal como le pasó a BlackBerry, por ejemplo. Pero Tim es un tipo inteligente y por el bien de todos, Apple no sufrió la misma suerte.
¿Y ahora que? Nos tocará esperar para saber como será la reacción de los usuarios ante esta presentación, pero ya he escuchado más de uno diciendo que lo comprará «sin importar como sea». Si algo bueno ha tenido esta empresa siempre, es que tiene un consumidor comprometido con la marca.
He sido un consumidor fiel de Google que siempre ha preferido otros equipos por sobre un iPhone. Soy un usuario que ha visto avanzar el mundo móvil, y ver como varias empresas no pueden seguir el ritmo de este mundo que parece no dejar un segundo de respiro. Les habla un tipo que nunca ha optado por Apple como primera opción, y hoy por primera vez, la está considerando como tal.
Puede que usted o yo extrañemos al viejo Steve Jobs porque fue un ejemplo de emprendimiento y perseverancia, pero en Cupertino están confiados con quien ha tomado el timón de este barco. Señor Cook, acá tiene papel y lápiz, es hora de escribir su propia historia.
