El Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) presentó el martes (4 de Abril de 2017) en España, un informe con todas las evidencias en materia de radiación electromagnética y sus efectos en la salud humana. Su director científico, el epidemiólogo Francisco Vargas, aprovechó la ocasión para hacer un llamado a la tranquilidad dado el alarmismo de la sociedad sobre el tema.
La actual versión del estudio fue presentada por el Ministro para la sociedad de la Información y la Agenda Digital, José María Lassalle. Esta versión fueron revisados: el 4G, los escáneres de los aeropuertos o la compatibilidad de los celulares con marcapasos. La conclusión fue que no hay motivos para la preocupación «No hay evidencias», fue una de las frases que más usó el director científico del CCARS en la presentación. Con esto, Vargas descartó la existencia de pruebas del posible daño que pueden producir los celulares como los electrodomésticos o las propias antenas de telefonía móvil.
Con el 4G por ejemplo, Vargas recalcó que «los nuevos estudios demuestran que los límites de exposición -a los campos electromagnéticos- están muy por debajo de lo que se considera seguro, por lo que no hay razón para reducirlos, algo que sólo generaría más impacto ambiental».
La Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyó a las ondas electromagnéticas en el grupo 2B de la clasificación de elementos cancerígenos en 2011. En esta categoría entran todos los elementos «posiblemente cancerígenos». Sobre este tema Francisco Vargas descartó que exista evidencia entre los teléfonos móviles y el cáncer: «Los estudios bien diseñados y las tendencias de tumores a lo largo del tiempo arrojan unas conclusiones claras. No hay motivo de preocupación».
La hipersensibilidad electromagnética o «alergia al WiFi»
El estudio del CCARS contiene un apartado dedicado a la hipersensibilidad electromagnética, una supuesta enfermedad producida por los campos electromagnéticos, la cual supuestamente provoca mareos, vómitos y malestar general. La evidencia científica, por su lado, indica que estos síntomas no están relacionados a los campos electromagnéticos, respecto a esto Vargas señaló que «Tendrías que subirte a una antena durante horas para sentir un dolor de cabeza»
En España existen muchas agrupaciones de afectados por esta supuesta enfermedad, las cuales piden la reducción de las ondas y creación de «zonas blancas» libres de radiación, sobre esto el director científico del CCARS declaró que «todos estamos expuestos a los campos electromagnéticos porque la Tierra los emite de forma natural».
Fuente: El Mundo
Nota del autor: ¿Y qué pasa con Chile?
Después de leer esto quizá muchos se pregunten qué pasa con nuestro país, para responder esto vamos a introducir un concepto clave: Las zonas sensibles. ¿Qué son? son las zonas donde se concentra población de riesgo, donde el límite de radiación es mucho más bajo que el de las zonas no sensibles. Para dejarlo más claro, las zonas sensibles son Colegios, Jardines Infantiles, asilos de ancianos, etc. Un Mall por ejemplo no es una zona sensible sino una zona general.
Entendido esto, vamos a los datos duros: El límite de densidad de potencia de radiación que especifica la ley española es de 1000 microwatts por centímetro cuadrado sin hacer diferencias entre zonas generales y sensibles. En tanto la legislación de nuestro país es un tanto más restrictiva que la española puesto que hace diferencias entre zonas, teniendo como límite 100 microwatts por centímetro cuadrado para zonas generales y apenas 10 para zonas sensibles.
Teniendo todo esto en cuenta, crees que la radiación electromagnética de las antenas de celulares en Chile puede afectar nuestra salud?